En la VII edición de la cita que se desarrolla en la parroquia del cantón Ibarra, provincia de Imbabura, participaron también el licenciado UArtes Joshua Jurado y los estudiantes Tony Balseca y Charlotte Förster, quien ganó la primera mención de la Categoría 1.
Daniela Estefanía Buitrón Merlo, quien en 2020 se graduó en la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de las Artes, conquistó el tercer lugar en la séptima edición de la Bienal Nacional de Escultura San Antonio de Ibarra, que en este año recibió un total de 64 propuestas, las cuales fueron distribuidas en tres espacios de exposiciones de la parroquia del cantón de Ibarra, en la provincia de Imbabura.
Cuarenta y dos correspondieron a la Categoría 1, para artistas experimentados, y las 22 restantes al apartado Arte Joven, dirigido a artistas visuales en proceso de formación. Hubo espacio también para el Mejor legado San Antonio, dirigido a artistas y artesanos de San Antonio de Ibarra que mantienen esa transmisión de saberes entre sus familias y en sus talleres.
La alumni UArtes intervino en Arte Joven. Al igual que ella, en la Bienal que tiene lugar en San Antonio de Ibarra intervinieron Joshua Jurado, también licenciado por la Universidad de las Artes, y los estudiantes Tony Balseca y Charlotte Förster; los tres participaron en la Categoría 1 de Escultores, de la cual Förster obtuvo la primera mención, según contó a InfoUArtes.
Agradecida por el espacio que, dijo, permite compartir los procesos de trabajo e investigación, tanto de alumnos como de exalumnos UArtes, Daniela Estefanía Buitrón comentó que la obra escultórica que llevó a la Bienal estuvo compuesta por una única pieza… “una propuesta un poco distinta al trabajo que suelo desarrollar, ya que en gran mayoría desarrollo composiciones. Pero, bueno, en esta ocasión me arriesgué trabajando en una única escultura, con la cual obtuve el tercer premio en la categoría Arte Joven”.
A la pieza en referencia, Buitrón la bautizó Rastros de la Madre Tierra y en ella reflejó un resultado más de los procesos que ha venido desarrollando desde su paso por la UArtes, agregó y explicó: En esta pieza trabajo desde una perspectiva dialéctica entre recursos naturales dispuestos en una figura representativa humana que se compone por niveles y fusiones entre materiales que se estructuran como base principal y la raíz de “ser”.
La pieza, expresó, manifiesta una vez más su fascinación personal en el trabajo con materiales provenientes directamente de la tierra (piedra, madera y barro). “El estudio de estos y la reflexión a partir de la relación de los humanos y las conexiones directas con la Tierra. Para esto trabajo muchísimo con la experimentación de texturas, formas irregulares y tonalidades del propio mundo natural que despiertan la memoria de nuestra relación como humanos con el entorno, la fuerza de la energía natural y las capas que nos conforman y que vamos transitando a lo largo de los años”.
Buitrón reveló que su trabajo siempre ha estado muy arraigado a la experimentación, sobre todo desde la tierra. “Y cuando digo desde la tierra… es porque en verdad me introduzco mucho en ella, siempre trato de realizar un trabajo de expedición. Ahora que he retornado a mi ciudad natal, Ibarra, los espacios como bosques, lagunas, montañas me rodean en todos lados y creo que esos son mis escenarios favoritos de creación, de reflexión e inspiración. En la actualidad trabajo en conjunto con mi papá en un proyecto de creación de cerámica artística y decorativa Arte Buitrón, en el cual direccionamos nuestro negocio familiar a una creación consciente con el humano… Le he dado también una nueva perspectiva a las piezas artesanales tradicionales, proponiendo así al público una experiencia de exclusividad”.
Anotó que el tiempo que comparte en el taller con su padre trabajando en la propuesta de Arte Buitrón también la motivó a participar en la Bienal. “En esta ocasión participamos juntos. Mi padre con su obra, yo con la mía…y fuimos apoyo mutuo en estos meses de creación en los cuales simultáneamente trabajamos. Ahora me encuentro enfocada en continuar con la creación de nuevas propuestas que he venido estructurando en Arte Buitrón durante este año. El próximo evento de participación será en el Festival de Artesanías de América que se desarrollará en Cuenca el 1 de noviembre”.
Consideró que, tras obtener la licenciatura en la UArtes, la investigación, el autoaprendizaje en un contexto distinto a Guayaquil, los cambios de entorno y experiencias en la pandemia han despertado más aún las ganas de aprender y conocer más allá de las realidades a las que estamos acostumbrados. “Crear y proponer nuevas visualidades al público, e introducir nuevas formas de ser y hacer cultura, sobre todo en las nuevas generaciones es uno de mis enfoques, por lo cual también me encuentro a unos días de iniciar mi maestría en Gestión y Producción de Eventos Culturales en la Universidad de La Rioja (Madrid), estudios que permitirán complementar mis procesos tanto de investigación como creación”.
La obra que obtuvo primera mención y su autora
Charlotte Förster, por su parte, contó que a la propuesta que llevó a la VII Bienal Nacional de Escultura San Antonio de Ibarra, y por la cual obtuvo la primera mención de la Categoría 1, la tituló Cuando yo gobernaba el mundo y consistió en un conjunto de legos realizados en concreto. “Los que, para hacerse lugar dentro de nuestro contexto de adultos, han dejado su estado habitual de juguetes y escalan su medida robusteciendo su materialidad para lograr imponerse en el espacio. Esta pieza pretende activar al niño que nos reina. Es un monumento al tiempo en el que la vida era en muchos aspectos más simple y lograba maravillarnos a diario. La silla pone en discusión la idealización del futuro, propia del imaginario infantil versus la realidad social, económica y política a la que nos enfrentamos al crecer, así como también entra en dialogo la idea utópica de un sucesor perfecto”.
Texto: Carmen Cortez.
Fotos, cortesía. Arriba, Daniela Estefanía Buitrón y la pieza Rastros de la Madre Tierra que llevó a la Bienal. Se trata de una escultura tallada en madera y piedra, modelada en barro y cerámica esmaltada; mide 193cm x 40cm.
Sobre estas líneas, imagen de Cuando yo gobernaba el mundo, el conjunto de legos realizados en concreto con la que Charlotte Förster participó en la Bienal.