En 2019 Gustavo Arregui obtuvo en la Universidad de las Artes la licenciatura en Artes Musicales y Sonoras –mención Composición de Bandas Sonoras– y ahora da pasos agigantados en su carrera profesional. A las plataformas de Spotify, Amazon Music, Apple Music y Facebook acaba de subir el sencillo Esperanza, el cual grabó en la Universidad de las Artes.
Comenta que aunque la canción se estrena durante la pandemia del COVID-19, Esperanza no fue compuesta ni gestada en las circunstancias que envuelven al país y al mundo. “La obra es una línea temporal que retrata la estabilidad y el caos de estos tiempos”, refiere.
La ilustración de su material la realizó Patricio Morán, quien retrata a una mujer (cuyo nombre es Esperanza), fusionada con una guitarra y, a su alrededor, pequeñas partículas de coronavirus.
En la realización de Esperanza intervienen junto con Gustavo Arregui (composición y guitarra), los estudiantes Shalom Mendieta (voz), Daniel Cornejo (bajo eléctrico) y Bryan Hidalgo (batería); Miguel Gallardo (piano); y, los docentes Daniel Orejuela (grabación) y Diego Benalcázar (mezcla y máster). Fue un trabajo dedicado que tuvo mucha colaboración y el conocimiento de profesionales de talla internacional.
Y es hacia la internacionalización que apunta Gustavo Arregui, quien durante su preparación académica en la UArtes participó en varios proyectos (como el ensamble YAKU y la musicalización de varios cortometrajes). Seguirá, según afirma, llevando sus composiciones hacia las plataformas especializadas.
Como músico y compositor, Gustavo Arregui cuenta con algunos trabajos, entre estos al disco Velo al alba, el cual presentó como proyecto de titulación y con el que realiza un recorrido “por la poesía que se convierte en memoria y la memoria que se convierte en sonido”. De su preparación académica en la UArtes, que califica de alto nivel, el hoy licenciado indicó en una entrevista anterior con InfoUArtes que llegar a la universidad fue una experiencia llena de ilusiones. “Empezamos con nada, siempre fue solo el deseo de aprender. Éramos un grupo de estudiantes empezando una carrera, que en cierta forma estaba llena de incertidumbres, quizás esa fue una motivación porque uno no sabe adónde va a llegar, pero el paisaje sonoro del viaje es el que nos mantenía alertas. Los docentes fueron grandes guías. Metafóricamente siempre vi a la UArtes como una dama desnuda y con frío en un invierno cualquiera, porque la encontramos sin nada y sin nadie, ahora me doy cuenta que la universidad, literalmente, éramos nosotros”.