José Guerrero descubre “La defensa del personaje para teatralidades en crisis”

Egresó de la Escuela de Artes Escénicas, carrera Creación Teatral, y en comunicación vía email con InfoUArtes, el ahora licenciado José Rafael Guerrero Gonzenbach es quien, en primera persona, da detalles de su tesis de grado a la que tituló: “La defensa del personaje para teatralidades en crisis”.

“Es un producto artístico cuyo tema de investigación consistió en extraer el proceso de creación del personaje (creando un personaje), pero dentro de unos parámetros ajenos a sí mismo, como ocurriría en un proceso muy tradicional que comprometa la técnica Stanislavskiana, el uso del texto dramatúrgico y la relación con el público, lo que sería habitual en estos procesos de creación de personaje en el teatro para poderlos extrapolar así dentro de otros saberes como, por ejemplo, el de la disciplina de la performance, con el fin de revitalizar o ampliar la manera en cual se concibe el método de creación de personajes y poder reafirmar su validez a través de una disciplina conocida por su ecléctisismo y modernidad al pensar y crear lenguajes”.

“La musa del tema fue mi meastra y tutora Pilar Aranada, quien proponía una manera muy pedagógica, a través de diferentes focos de estudio referentes al tema, como el entorno social donde se sitúa el personaje y el cuerpo que lo intercepta en el espacio, y cómo en este proceso deviene este giro performático que mantiene vivo el momento de acuerdo a la vitalidad que maneja en sí la actriz/actor/performer con su cuerpo en el Aquí y Ahora”.

“Desde esta óptica performática  en la que se piensa la pedagogía de creación entre los hallazgos que la actriz/actor/performer encuentra en el uso del cuerpo y como la investigación para el personaje demanda cambios constantes al desarrollo físico del cuerpo a favor de la creación de esta presencia que interactúa y, a la par, se modifica con el contacto con el público. Era una manera apasionada de decir que el método de creación es algo que siempre será vigente por la capacidad de juego que ofrece, las diferentes posibilidades de poder pensar y expresar las ideas descubriendo nuevos lenguajes”.

Desarrollar su trabajo final, agrega, le tomó un semestre entero. “Necesité vestuario, una plancha, y elementos propios del personaje. Pude llevar acabo todos los ensayos que comprendían un calentamiento, lo que proponía en la improvisación; tomar notas y las devoluciones que me daba mi tutora. Nos veíamos en Muégano cuando había la posibilidad de pico y placa; tenía reuniones vía Zoom, además de trabajar con mi co-tutora de tesis, Sara Baranzoni. Para poder inmiscuirme en el tema de la performance estuve de oyente en el taller que ella habitualmente da en séptimo semestre. Vi esta clase por segunda vez y la quise retomar de oyente para profundizar sobre la otra disciplina que planeaba integrar al trabajo de investigación. Nos reuníamos una vez al mes con mi co-tutora y tutora por zoom”.

La tesis la sustento por videoconferencia y recuerda lo anecdótico de una respuesta que dio a la pregunta que uno de los miembros del tribunal le planteó “¿Por qué elegía defender al personaje? En mundo donde el personaje ya no existe, donde la post-verdad hace que el campo artístico sea un ring de vale todo, (a mi percepción) amo el sincretismo de la modernidad en un sistema que se inventó hace más de un siglo. Quería encontrar el eslabón perdido, pero para quedármelo y sentirme satisfecho. Quería aprender sobre esta profesión/disciplina/práctica/arte. Quería tomarme en serio y dentro del recorrido de la carrera encontré inspiración y apoyo de parte de mis tutoras que fueron mis maestras a priori para poder sustentar y defender con recelo lo que quiero aprender desde que tengo memoria (el método de creación) y fue mucho más de lo habría imaginado”.

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