Logo-UArtes-white
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

El trabajo del artista desde el encierro

El director de la Escuela de Artes Sonoras de la Universidad de las Artes, doctor Andrey Astaiza, fue el encargado de abrir la cuarta cita en la programación de las Conferencias de Audio y Sonido del Ecuador (CASE). Se tituló “Gestando proyectos en pandemia” y sucedió la tarde de este martes 4 de mayo de 2021. El tema lo abordaron cinco potentes mujeres del ámbito musical, quienes hablaron de sus proyectos y experiencias durante la pandemia.

Con la docente de la EAS Bernarda Ubidia como moderadora estuvieron Dennise Santos, cantante, compositora, productora e integrante de la banda Can Can; Grecia Albán, artista multidisciplinaria; Luz Pinos, cantante y compositora; Fabiola Pazmiño, coordinadora del Teatro Nacional Sucre; y, Tania Navarrete, curadora y desarrolladora de proyectos culturales.

“No creemos en una academia a la antigua, que está pensando en la hiperespecialización de los músicos. Realmente nosotros vivimos esta situación de la inter y transdisciplinariedad que no es otra cosa que la curiosidad del músico”, refirió Astaiza al iniciar. Ubidia formuló entonces una serie de preguntas a las invitadas, a fin conocer sus experiencias en la industria musical.

Estaban involucradas en proyectos y se suscitó la pandemia por COVID-19, “cómo lograron proseguir, cuáles han sido las ventajas y desventajas, y desde la difusión me gustaría saber también cómo les ha afectado o beneficiado en sus proyectos”, preguntó Ubidia.

Fabiola Pazmiño respondió que los únicos “pro” es que se potenció el trabajo en red, en vinculaciones y en explotar las mil y un formas de creatividad para sobrevivir. “Ha sido muy duro anímica, económica y técnicamente. Al principio de la pandemia tuvimos que explicar la triste realidad de por qué el arte es necesario y ese fue un momento que nos dejó muy afectadas desde lo anímico. Tener que defender lo que hacemos y justificarlo de alguna manera cuando debería entenderse que el arte es un bien común imprescindible. La fundación (del Teatro Nacional Sucre) es esta infraestructura que genera actividades y empleo para otros artistas. Tenemos el contingente técnico para manejarnos con producciones virtuales. Redujimos el aforo para que hayan eventos de forma presencial”.

Grecia Albán precisó que “surgen ideas para querer colaborar y coordinar con la gente, pero es duro porque no todos están bien. (…) Empecé trabajando con tres proyectos grandes con el Centro Cultural, que ahora es la Fundación del Útero. Fui invitada a trabajar con una organización de movimiento de liberación indígena y negra, que me dio la oportunidad de generar activismo viajando y preguntando a los músicos qué piensan del racismo. La música me abrió la posibilidad de conocer al Ecuador en COVID-19. Me desempeñé también como profesora de música y canto, proyecto que tenía desde el 2020 de formar una escuela de canto cultural con un enfoque de género e intercultural. Damos clase de kichwa e intentamos abrir esta perspectiva de lo que es la música ecuatoriana, intentando reeducar al imaginario de que la música nuestra es solo el pasillo y el albazo y de entender también el valor que tienen para enseñar las mujeres, que es muy distinto. Estoy haciendo mi disco, que se llama Sacha Muchacha y lo componen diez temas hermosos que hablan de la selva, del amor a las madres y de amarse a uno mismo. La creatividad es nuestra herramienta poderosísima y el canto ha sido mi inspiración”.

Tania Navarrete comentó que en 2020 la crisis por la pandemia los tomó por sorpresa y cercanos a realizar el lanzamiento, en mayo, del Festival FFF. “Después de pasar el shock, logramos remontarlo gracias a las alianzas y solidaridad de la gente. Gracias a Fabiola que nos abrió las puertas del Teatro Nacional Sucre logramos remontar el festival y hacerlo con una calidad que nos dejó con un nivel muy alto. Este año lo hemos dedicado a un nuevo proyecto llamado huayungashub.org, el cual abrazó a una serie de artistas, entre ellos Grecia. Son diez artistas sonoros y visuales, y en los últimos días hemos estado en un taller intensivo al que han asistido cerca de 40 a nivel nacional, donde abordamos diferentes temas que nos interesan a todos los artistas y gestores”. Agregó que este 2021 será el último del Festival FFF y que trabajan con Pazmiño en las bases, que serán presentadas en los próximos días.

Dennise Santos refirió que antes de la pandemia activaban a Can Can. “Veníamos grabando, justo en febrero acabamos las mezclas del disco y al ratito vino el encierro. Teníamos planes de filmar videos y todo se postergó. Tuvimos que resolverlo de alguna forma, esperar que pasen los meses, perder un poco el miedo, lo que hicimos fue sacar lyric videos, trabajar con Esteban Balbuena para hacer video animados”. Indicó ser productora de publicidad y tener en sociedad un estudio. “Me tocó hacer un pequeño estudio casero para seguir trabajando. Algo que me di cuenta con el encierro y aprendí fue a comunicarme con mi hija a través de la música. El encierro nos hizo pegarnos un montón y la música fue lo que me mantuvo cuerda. Durante la pandemia hice un tema con Andrés Caicedo para su proyecto, hicimos un cover. Ahora estamos con los planes de sacar el disco Del tiempo muerto, con nueve canciones inéditas. Estamos con eso y el trabajo de reactivar la economía en la publicidad; es un poco fuerte por la parte machista, pues hay que soportar a clientes que no quieren hablar con una productora mujer”.

Luz Pinos reveló que tuve un bebé hace dos años y que su último disco salió hace más o menos cuatro. “Luego me vino un bloqueo creativo porque estaba disfrutando muchísimo de la maternidad. Confié mucho en que ese era un tiempo para disfrutar a mi bebé y que en un par de años iba a enfocarme un poco más en mi proyecto. Justo empezaba la pandemia y, literalmente, el último concierto que tuve fue cuando canté con Alejandro Sanz en un evento increíble para mi carrera, pero a los cinco días se cerró todo el Ecuador. Empecé a componer  más y me conecté con gente de otros países que también estaban en pandemia. Vendí mercadería, hice camisetas con empresas acá en Ecuador, me junté con aplicaciones para poder enviarlas, hice cuadernos y empecé a vender boletos en línea, lo cual fue bueno porque mi música no es tan popular o de conciertos masivos y al ser no tan masiva mi carrera ni se vio tan afectada. Escribí canciones con otros músicos en Venezuela, estoy grabando desde mi casa. Me puse a investigar a actualizar mis perfiles en las plataformas musicales…”.

Al igual que la docente UArtes, el público formuló preguntas a las invitadas. Pinos respondió acerca de un libro que había recomendado leer y los estudiantes querían saber cómo lograrlo en el mundo de la industria musical, a lo que Ubidia abonó al cuestionar ¿qué va a pasar con las nuevas generaciones de graduados? Pazmiño refirió que trabajar en vinculación es la gran estrategia para que los proyectos no sólo sobrevivan, sino valgan la pena y tengan sentido. “Son importantes estos golpes de realidad al tratar de vivir de la música”.

Consultada por la audiencia sobre su experiencia con los fondos concursables, Albán subrayó la importancia de hacer un sondeo, una revisión de las posibilidades, realizar una ruta de nivel local, de convocatorias nacionales e internacionales, y lo más importante es que el proyecto tenga espíritu, conserve un lenguaje muy creativo y poético, y tener un balance entre lo técnico y lo poético. “Ser cuidadosos en la redacción, en los detalles, buscar apoyo en gente que tenga madurez en el tema de la escritura y pensar siempre en generar a través de los proyectos espacios donde, a su vez, procuren espacios equitativos en cuestiones de género; tener participación intercultural que incluya personas de sectores que son llamados minorías”.

¿Cómo romper con el círculo de músicos que no permiten abrir la música del país? Navarrete respondió: “Creo mucho en el poder de las redes, hay que seguir tejiendo esas redes de amistad, confianza y respeto, y eso nos puede ayudar a formar un solo bloque y participar de los encuentros. Tener conciencia de que requiere de mucho esfuerzo y trabajo. Asumir varios roles a través del esfuerzo y la entrega”.

Pinos abonó: Está muy difícil pensar en romper el machismo o el racismo de un día a otro. Lo que yo trato de hacer es, en mi círculo más pequeño, construir mi nombre, mi música, mi proyecto. Encuentro a alguien que me gusta cómo trabaja y lo trato de montar en mi proyecto. Pensar en no romper nada, pensar en construir”.

Se habla mucho del marketing digital como nueva vía para promocionar un proyecto, ¿cuál es la recomendación? Santos dijo: Tienes que estar muy pendiente de las redes, actualizarlas. Creo que es súper importante la parte del marketing digital, conseguir a alguien que sepa cómo manejarlo, cuál es tu público, cómo puedes llegar a diferentes edades personas, géneros. Hay que involucrarse en lo que más puedas.

“Gestando proyectos en pandemia” finalizó con el análisis de la economía naranja aplicada para Ecuador, en relación a la tratada en Colombia en lo cultural y lo que puede traer como consecuencia. Fabiola expresó que, más allá de posturas o ideales políticos, el tema ha generado muchas dudas, inquietudes y resentimientos en el sector cultural del vecino país, porque no abarca en su totalidad lo que es cultura en su concepto. “Se parte de un concepto elemental de que el 3% del PIB anual mundial es generado por la cultura. De repente estamos en un país donde empieza una pandemia y nos damos cuenta de que no hay cifras de nada. Nos muestran un plan salvador de la cultura que emplea y cifras que no sabemos dónde están, una economía que basa su funcionamiento en concebir a los artistas como comerciantes expertos en herramientas de microempresarios, adjudicándoles un impuesto a la renta que nadie sabía de dónde salía. (…) Es algo que requiere muchísimo diálogo, que no está observando la realidad de este país, de sus diversidades, carencias y brechas. Es un trabajo de estudio que no se ha hecho y que se quiere implementar para cumplir una cuota política”.

Texto: María Fernanda Hidalgo, estudiante de la Escuela de Literatura/Carmen Cortez

Comparte esta nota