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Producción musical ecuatoriana, tema de análisis con Carlos Gallegos en CASE

Este martes 4 de mayo de 2021, en el segundo día de las Conferencias de Audio y Sonido del Ecuador (CASE) organizadas por la Escuela de Artes Sonoras de la Universidad de las Artes, el docente Darío Buitrón dialogó con Carlos Gallegos, inmerso desde hace 27 años en la producción musical ecuatoriana; es dirigente de GCT Audio Corp. y figura entre los grandes de la industria, junto a Gerardo Morán, Poder Negro, etc.

Tras las presentaciones respectivas, y ya entrando en materia, durante la conversación se destacó que dentro del contexto del país debe darse prioridad al artista ecuatoriano. Para ello debe existir producción musical de calidad dentro de nuestro territorio, que a su vez necesita un profundo estudio del mercado musical actual, de las costumbres de cada región y de las tradiciones que existen a nivel local y nacional. Sin embargo, existía cierta discriminación con la producción musical ecuatoriana, ya que el exponente más popular que teníamos era la chicha (venida desde Perú con variaciones propias del ecuatoriano por los años 80), que por sí misma ya es un género musical muy tipificado. A las élites, la chicha no les interesaba en absoluto.

Aun así, a finales de los noventa se da un “boom” de artistas ecuatorianos con un género nuevo que mezclaba el ritmo de la cumbia con la digitalización, más conocido como la Tecno-Cumbia. Fue tan popular que se adaptó rápidamente a diferentes estilos que abarcan desde lo urbano hasta lo romántico. No se tomaban en cuenta los otros géneros tradicionales ecuatorianos, como el pasacalle, la bomba, el albazo o el pasillo. Dentro de los exponentes más importantes de la Tecno-Cumbia, en Ecuador, constan Widinson, en la Sierra, y Sharon, en la Costa.

En un contexto más amplio, Carlos Gallegos sostuvo que la Tecno-Cumbia como género deba, muy posiblemente, atribuírsele a Selena, la cantante mexicana que implementó el Tex-Mex (así mismo, una mezcla entre dos naturalezas musicales).

Dentro de la producción de la Tecno-Cumbia, se buscó mezclar los instrumentos digitales junto a instrumentos tocados en vivo, para darle más color al producto final. Esto nos habla del siempre cambiante aspecto musical. Actualmente, hay un género popular conocido como el Cumbia-Ton (una mezcla entre la cumbia y el reggaetón). A partir de la Tecno-Cumbia, surgieron múltiples intérpretes que se lanzaron a solitas, aprovechando la creciente popularidad del género.

Dichos intérpretes, explicó Gallegos, no es que surgieron de la noche en la mañana, la mayoría, al menos, ya habían estado dentro del negocio con música rocola, boleros y demás. Tuvieron que adaptarse a los cambios que la industria musical demandaba para no quedarse rezagados dentro del mercado, lo que llevó al descubrimiento de nuevos artistas y a la reconfiguración del repertorio musical nacional. La popularidad de la Tecno-Cumbia fue tan grande que todos querían incursionar dentro de la experiencia.

Carlos Gallegos también habló sobre Los Duques, con quienes realizó un trabajo de renovación de la cumbia, con un disco de cinco tracks (o pistas) que se volvió extremadamente popular y que dio pie a que otros siguieran su ejemplo.

Como explicación de cómo funciona el proceso de adaptación, Gallegos hizo referencia al albazo y cómo este género, pese a ser popular, no era muy comercial. Se procedió a cambiar los instrumentos con los que se realizaba por versiones virtuales, como los bombos y la batería, a la par con instrumentos tocados en vivo, como la guitarra eléctrica y las trompetas. Estos cambios dispararon la popularidad y el consumo de este tipo de música. Este tipo de arreglos es importante al momento de modernizar ciertos géneros para el consumo actual, pues se considera un mercado particularmente demandante, al mismo tiempo de que se trata de no perder la esencia del género base.

También debe considerarse los aspectos de cada localidad y región, ya que los gustos son cambiantes. Si una canción pega en cierta parte, no significa que pegará en todos lados. Por ello se requiere un estudio del mercado y de las costumbres, para poder adaptar bien cada pista y hacerle arreglos acorde a cada zona adónde se desee que dicha pista se popularice.

En cuanto a las oportunidades dentro del país, Carlos Gallegos anotó la visión sesgada de las radios que se niegan a darle ayuda a los intérpretes ecuatorianos poco conocidos o que son nuevos en la industria. Incluso con la ley del “1×1” existe una evidente corrupción en la asignación de espacios. Gallegos aclaró que son ciertas radios, no todas, ya que también se ha topado con aquellas dispuestas a dar una mano al talento nacional.

Finalmente explicó los pasos a seguir para lograr un producto final destacable. El diálogo entre el productor y el cliente es fundamental, porque todo está sujeto a cambios. Cualquier modificación que se vaya a realizar debe hacerse durante la pre-producción (o maquetación), ya que es mucho más fácil. Si por algún motivo, el cliente decide que hay algo que no le gusta, se puede arreglar, pero siempre teniendo en cuenta los limitantes que puedan existir para cada región.

Como consejo final, Carlos Gallegos declaró que se puede decidir entre varios géneros musicales, y que hay diferentes criterios para escoger. En lo personal, dijo, opta por la música ecuatoriana para enfocarse en su innovación, pero que el objetivo de todo productor debe ser el de producir para el pueblo. Trabajar las canciones acorde al cliente, bajo análisis de mercado, análisis regional y nunca centrarse en ideas cerradas. Crear para el pueblo de gustos variados y producir con corazón y mente. Que la producción sea limpia e invertir en equipos decentes, así como utilizar a buenos músicos, hacer uso de una buena mezcla, pero, sobre todo, pidió paciencia, pues la producción musical es un trabajo muy demandante, pero que el talento ecuatoriano sobra y no debe dejarse atrás a nadie.

Texto: Abel Cano Carriel, estudiante de la Escuela de Literatura.

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