Logo-UArtes-white
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Constanza Piña y los resultados de su residencia de creación en el Fab. Lab.

Ya suman catorce los años que Constanza Piña lleva inmersa en la electrónica. La artista visual, intérprete de danza contemporánea, investigadora y educadora independiente cumplió en el Fab. Lab. del Centro de Producción e Innovación de la UArtes una residencia que se inició el 19 de septiembre con una charla y el concierto demostrativo “Corazón de Robota” y que concluyó este lunes 26 con la presentación de los resultados del laboratorio de creación “La Orquesta Espectral”, en el Cine del MZ14. 

Piña nació en Curicó, Chile, pero vive y trabaja de forma nómada y encarna la filosofía de la cultura libre, la anarquía electrónica y el tecnofeminismo. Luego de Ecuador, su siguiente parada será su país de origen, de allí Argentina y Alemania. Viajar es lo suyo, pues le interesa conectarse con comunidades que hagan ruido, que trabajen con la música experimental, la electrónica y el feminismo.

Que se va moviendo por laboratorios y talleres, contó a InfoUArtes, manifestando una gran satisfacción porque la inviten a compartir y conocer a las comunidades que están inmersas en los temas que a ella le apasionan, como trabajar con tecnología, la cual, al vincularla con la performance, la danza u otras áreas de las artes, le permitió descubrir los circuitos electrónicos que empezó luego a investigar.

Había circuitos que se podían fabricar con materiales que se compran en casas electrónicas locales y también con material de reciclaje, de esos que se consiguen con electrónicos en desusos u obsoletos. Piña reveló que los primeros años de su incursión en la electrónica abrió un espacio en su casa, un taller donde se hacían varios encuentros y proponían temas que luego eran investigados de manera conjunta, “ya que muchas de estas áreas de la electrónica experimental no se encuentran en la academia, sino que son prácticas de aficionados”.

Con los años fue diseñando y fabricando sus propios dispositivos y dedicándose a publicar en internet, a enseñar, a desarrollar su propia obra e investigaciones.

Al abrir el navegador y digitar “Corazón de Robota”, lo primero que salta es su nombre, pues así se la identifica en el medio. Al preguntarle al respecto, Piña indicó que este es en realidad el nombre con el cual se presenta cuando va a tocar, lo cual viene haciendo desde hace 11 años. Lo ha trabajado con performance, danzas y audiovisuales. Hace mucha producción para internet porque trabaja con sonido analógico y no digital, y con los años ha ido incorporando nuevos instrumentos, renovando, añadiendo o quitando, puesto que mantiene la línea de la música experimental.

Como proyecto sonoro, en “Corazón de Robota” la artista presenta una perspectiva retro-tecnológica y tecno-manual en la creación de artefactos sonoros low cost, construidos con baja tecnología, desechos y reciclaje electrónico. Una performance sonora cuyo set lo componen únicamente sintetizadores, secuenciadores, cajas de ritmos, filtros y distorsiones hechos a mano, incorporando errores y aberraciones electrónicas para explorar las dimensiones rítmicas del ruido, atravesando el espectro de las frecuencias audibles e inaudibles, conduciéndonos a un viaje sensorial de percepciones físicas, vibraciones, frecuencias y demodulación de mensajes cósmicos.

En la residencia cumplida, Piña desarrolló el laboratorio de creación “La Orquesta Espectral”, cuyos resultados presentó el 26, y también el coworking “Música con plastilina”, dirigido a niños.

De los participantes y la experiencia en el compartir de conocimientos, la artista mencionó que hubo estudiantes, maestrantes y público en general. Unos, artistas visuales. Otros, músicos y bailarines, y gente más experimentada en sonido y electrónica. Que desarrollaron la construcción de un circuito y aprendieron la parte técnica –primero–, para conocer los componentes de la electrónica, su simbología. Y, con el propósito de que se inspiraran para lo que sería el trabajo final de lo que habían emprendido, miraron algunas referencias artísticas sobre la radiofonía o la fabricación de antenas experimentales.

Piña hizo el repaso con emoción, evidenciando su gusto por los experimentos e investigaciones con tecnologías libres; disfruta de hacer cosas a mano y con materiales reutilizados.

Que había venido al país antes, dijo, mayormente en Quito, donde hizo mucha música experimental. Al tecnofeminismo, anotó, lo considera una práctica social que tiene que ver con el contacto y la reunión de las personas físicamente.

En las imágenes, Constanza Piña en las varias actividades que cumplió en la residencia de creación.
Fotos: Tania Navarrete y Nikita Félix/Centro de Producción e Innovación MZ14

Comparte esta nota