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Ybelice Briceño compartió en cita cartografía con los relatos de una ciudad que considera se desborda

Establecida en Guayaquil desde hace siete años, Ybelice Briceño, docente de la Universidad de las Artes, compartió en la primera mesa de diálogo del 7mo. Encuentro Iberoamericano de Arte, Trabajo y Economía, coorganizado por Arte Actual de la FLACSO y la Universidad de las Artes, a través del Centro de Producción e Innovación MZ14 y el ILIA, desarrollado este martes 18 de octubre, “cinco textos para atravesar lo urbano”.

En una cartografía, la también investigadora recopiló relatos, pensamientos, sentires, observaciones de la urbe porteña “en una especie de ajuste de cuentas como extranjera que lleva viviendo siete años acá y que llevo viviendo con una sensación de amor-odio que no termino de elaborar”, dijo.

Briceño describió a Guayaquil como “la ciudad hojaldrada”, donde coexisten grupos sociales, configuraciones simbólicas y temporalidades disimiles.

Relatos, pensamientos y sentires

La primera sección se tituló “La Guayaquil emprendedora” donde Briceño citó el lema de “Guayaquil es mi destino”, agregando su percepción de que “es la ciudad tarjeta postal, la que ha arrasado con los ceibos y árboles nativos para plantar palmeras que no dan sombra y que ha colocado plantas ornamentales que no pueden ni disfrutarse ni tocarse”. Un llamado de atención a la ciudad que ha expulsado a sus habitantes más precarios a través de procesos de regeneración urbana en los años 2000 y la gentrificación en tiempos recientes.

El segundo fue el texto “La ciudad disciplinada” e Ybelice Briceño hizo mención a las prohibiciones y normas que abundan en los espacios de la ciudad, entre esos, el icónico Malecón 2000. Usar medios de transporte, actividades de carácter político, religioso, la venta ambulante, los fotógrafos, la preparación de comida en ferias en áreas públicas únicamente con autorización expresa.“Quien no cumpla con requisitos de heterosexualidad, capacidad adquisitiva, blanquitud será seguido por un guardia o será expulsada”, expuso.

“Violencias: la ciudad rondada por la muerte”fue el tercer apartado, en la académica narró sucesos ocurridos en la pandemia, en el barrio de Sauces 1, donde cuerpos debían ser conservados en casas al no contar con la ayuda necesaria del Municipio. Eran jóvenes, sin ningún tipo de protección o cuidado, quienes se encargaban de desechar los cadáveres.

“El relato capta con estupor uno de los instantes en que la muerte se apoderó de la ciudad ante la mirada impotente de sus habitantes y la indolencia del Gobierno. Esta es la ciudad de los muertos de la calle, la de los ataúdes de cartón con los que, de manera cínica, se intentó tapar una política de dejar morir, aplicada a todos aquellos y aquellas considerados prescindibles”.

El cuarto texto fue “La ciudad desobediente”y Briceño describió a Guayaquil como “la ciudad que se desborda”. En palabras del antropólogo español, Manuel Delgado, lo urbano es todo aquello que no puede ser domesticado en los excesos. La vida de Guayaquil está en lo urbano, es decir, en todas aquellas prácticas y usos que la gente despliega en su vida cotidiana. “Se hace presente en el vendedor ambulante que salta la reja sin dejar caer su mercancía. En los skaters que hacen piruetas en las escaleras de los bancos, en las familias que sacan la piscina inflable durante el invierno, en las señoras que juegan bingo en las escaleras afuera de su casa. Lo urbano en Guayaquil es ruido, es salsa, es encuentro, es calle”.

Audiovisual “Tácticas de resistencia”

Por último, presentó el audiovisual “Tácticas de resistencia”, en el cual se mostró el performance “Un violador en tu camino” realizado en octubre de 2019 en las calles de la ciudad. Entre aplausos, gritos, cláxones de carros y voces alrededor, un grupo de mujeres realizaron una serie de cánticos para dejar sus mensajes, como “hay que abordar este sistema patriarcal”, “el patriarcado es un juez que nos usa por nacer y nuestro castigo es la violencia que ya ves”, “y la culpa no era mía, ni donde estaba, ni cómo vestía”, “el violador eres tú”, “el Estado opresor es un macho violador”,entre más.

“Vivir en Guayaquil es atravesar las puertas que las comunican, aprender a hablar en varios registros, resistir al disciplinamiento y la violencia, refugiarse en los intersticios, sacar alegría de los encuentros de la calle y de la fiesta, encontrar esperanza de los mundos que se van tejiendo colectivamente en los espacios de rebeldía”, anotó.

Texto: Daniella Vera S., estudiante de la Escuela de Literatura. Edición: Carmen Cortez

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