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“Reconocernos”, el segundo eje del 7EIATE invita a pensar en identidad, relaciones, vínculos y conexiones

En el segundo día de actividades del 7mo. Encuentro Iberoamericano de Arte, Trabajo y Economía, el miércoles 19 de octubre, se realizó la mesa de diálogo “Reconocernos”, en la Plaza Pública del MZ14 de la Universidad de las Artes. Moderada por la doctora Olga López, nuestra vicerrectora de Posgrado e Investigación en Artes, en ella participaron Alma Espino, economista feminista e invitada internacional; María Fernanda Troya, doctora en Antropología Social, profesora investigadora de la FLACSO e integrante del equipo curatorial del 7EIATE; María del Pilar Gavilanes, doctora en Artes y Lenguajes y docente UArtes, y Tania Navarrete, doctora en Ciencias Administrativas y directora del Centro de Producción e Innovación MZ14.

El encuentro “Reconocernos” suponía instalar un espacio reflexivo y de afección que permita incorporar en el sentido de atraer a los/las/les cuerpos las problemáticas tratadas y los nuevos conocimientos, explicó López. Tener conciencia de la propia existencia, identidad, para poder percibir la existencia y la identidad de los demás, agregó.

La primera en presentarse fue Alma Espino, quien, esa misma mañana, dictó junto a Gabriela Montalvo un taller acerca de la economía feminista y trabajo en el arte. Su ponencia procuraba contribuir a “Reconocernos” en el marco de las relaciones entre arte, trabajo y economía. Entre sus puntos a tratar se hallaban la centralidad de la vida y su sostenibilidad, para lo cual la economía feminista rescata lo doméstico y los cuidados, las relaciones de poder que implican dominación sobre las mujeres, los tiempos de la vida, el capitalismo en medio urbano, así como una interpretación propia de la creación artística alrededor de su campo de trabajo e investigación, planteándose la pregunta: ¿La creación artística es trabajo?

Espino, entre las ramas que considera la economía feminista, destacó la vulnerabilidad de las personas, lo cual nos convierte en seres dependientes. “Reconocernos hoy aquí en Guayaquil supone que estamos permeados de esa experiencia, lo cual debería, podría, implicar reconocer nuestra interdependencia entre nosotros, el medio ambiente, los procesos productivos y la sociedad entre los cuidados y el desarrollo humano”.

María Fernanda Troya expuso un texto de su autoría compuesto por tres actos. El primer apartado se tituló “Materialismos pasados y presentes: materia y materialidad”, donde citó en varias ocasiones al filósofo francés Georges Bataille y su postura frente al materialismo. Su eje central se revolvía alrededor de la idea de la materialidad en cuanto a su relación de naturaleza, vida, producción y reproducción. Planteó Troya, por tanto, un enfoque que se dirigía a problemáticas que atañen crisis sociales, políticas, económicas ambientales y culturales actuales poniendo al cuerpo en el centro.

El segundo acto se llamó “Los cuerpos humanos, no humanos y la materia del cuerpo”. Amplió Troya su idea, diciendo que “los cuerpos en general aparecen como organismos menos discretos, como simbiosis, y más bien como relaciones. Pensemos entonces en nuestros propios cuerpos como hábitat de multi-especies”.

Por último, presentó el tercer punto “Reproducción ampliada” y propuso pensar el tema desde “acercamientos de lo macro y micro-interdependencia, que mencionaba Alma (Espino) y la subsistencia de cuerpos humanos y no humanos cruzados por análisis sobre economías productivas y reproductivas a escalas locales y globales”. Analizó su punto alrededor de los champiñones matsutake, los trabajos de cuidado e interdependencia entre el árbol, el suelo, condiciones climáticas, consumidores, etc., para su crecimiento.

Seguido intervino María del Pilar Gavilanes, quien en su ponencia “Construir vínculos sustentables” presentó la serie “Lo demás, se desea”, proyecto editorial e investigativo que cuenta con cuatro libros: “Amorfia”, “Montajes”, “Topografías” y “After”. El trabajo fue publicado por Funes Editora.

Desarrolló el proyecto, iniciado durante la pandemia, en conjunto con Gabriela Chérrez, artista y exdocente de la Universidad de las Artes, quien actualmente reside en la ciudad de Miami.

La colección se piensa como un “espacio expositivo y de diálogo entre propuestas diversas”. Los libros congregan varios lenguajes: dibujos, poemas, fotografías, performances, escenografías, instalaciones, necroescrituras, guiones teatrales que comparten temáticas conceptuales y que están en constante interacción. Nos interesa, dijo Gavilanes, la porosidad entre estos lenguajes, así como su relación con campos externos al arte. Durante el diálogo, planteó temas como el ritmo de producción, la producción en serie, prácticas artísticas, procesos curatoriales y de edición.

“Amorfia”, el primer libro, cuenta con obras de las artistas Gabriela Serrano, Roxana Landívar y Gabriela Fabre y texto de Margarethe Tirado Hartmann. Se realizaron, además, reuniones entre las colaboradoras para reflexionar sobre él, intercambiar sentidos y transformar miradas y percepciones, destacando el trabajo colectivo y de “reconocerse vulnerables”.

Por último, intervino Tania Navarrete con el tema “Conexiones entre estructuras culturales para el desarrollo territorial”. Indicó que, junto a Ana María González, directora de la Sala Ría de la Biblioteca de las Artes, participó del “Seminario para hispanohablantes en Francia: Las estructuras culturales al servicio del desarrollo territorial”, organizado por el Ministerio de Cultura Francesa y la Secretaría General de Asuntos Jurídicos Internacionales de Francia, del 6 al 12 de julio pasado.

El programa buscaba ofrecer una visión panorámica de las políticas e instituciones culturales francesas, multiplicando los intercambios entre todos, tanto con profesionales franceses como entre participantes del programa, para así establecer condiciones óptimas para futuras cooperaciones. Navarrete compartió su experiencia, en tanto aplicaciones de estrategias de desarrollo cultural territorial, el lugar que ocupan las nuevas herramientas de mediación, la comunicación, la financiación, para así reflexionar y reconocer su propio territorio.

Al conocer sobre la economía, tecnología y voluntad política para proteger, salvaguardar y sostener estructuras culturales en Francia, confesó, sintió una “sensación de frustración latente” que surgió en ella y sus contrapartes iberoamericanos, de países como Colombia, Brasil y El Salvador. “Pero nos emocionamos al reconocer y sabernos iberoamericanos que habían sobrevivido a dictaduras, malos gobiernos y escasez económica, paros nacionales, crisis sociales, políticas y financieras y más conflictos”.

“Orgullosos de nuestras cicatrices y con ímpetu latinoamericano, nos reconocimos diversas, plurales, complejas, amplias”, dijo Navarrete al final de su intervención. “Nos identificamos como parte de una sola patria grande, la América mestiza, poseedora de una enorme diversidad cultural que nos caracteriza como pueblos. Poseedores de una inmensa variedad de identidades; absolutamente ricos en cuanto a expresiones artísticas, culturales e institucionales. Poseedores de cosmovisión y concepciones que rebasan el realismo mágico…”.

Texto: Daniella Vera S., estudiante de la Escuela de Literatura. Edición: Carmen Cortez

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