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En literatura infantil y juvenil se centró el taller y diálogo con Micaela Chirif

La escritora peruana Micaela Chirif inició su participación en la octava edición de Libre Libro, “Fronteras Invisibles”, con el taller “Libro-álbum y poesía infantil”, el miércoles 16 de noviembre en el auditorio de la Biblioteca de las Artes. Allí, con algunas de las obras de su autoría cuyo proceso compartió, contó que empezó a producir literatura para niños por causalidad.

Se refirió al libro-álbum y de lo que este se trataba, mostrando su obra “Desayuno”, cuyas gráficas van secuencialmente y de a poco diciéndolo todo. Adentrada ya en la producción de la literatura infantil que la ocupa y del formato mencionado, Chirif dio a conocer también cómo transformó un poema en “Una canción que no conozco”.

Para llegar a este y su contenido, que es un justamente un libro-álbum, la autora peruana mencionó el deceso de su pareja, el poeta José Watanabe, quien le había participado que trabajaba en el guion de una historia que finalmente quedó inconclusa y que ella en su memoria concluyó, tomando así protagonismo en su producción, entonces volcada a la poesía para adultos.

Retomando su repaso acerca del poema que escribió y hizo luego más largo y narrativo para que se pudiera ilustrar, Chirif centró este en ese fallecimiento que llega a propiciar encuentros imaginarios. “A veces me llama por teléfono un amigo muerto desde hace años…”, inicia el libro su verso, el cual, narrado en primera persona, da cuenta del momento en que dos personas separadas por la muerte dialogan.

La obra, publicada en 2020 por el Fondo de Cultura Económica, es el resultado de un trabajo conjunto entre la escritora y el ilustrador mexicano Juan Palomino. Escuchar y visualizar “Una canción que no conozco” genera realmente nostalgia y lleva a cuestionar si se encuadra en el marco de la literatura infantojuvenil. Para esto, Chirif había advertido ya que cada lector lo interpreta de acuerdo a sus vivencias.

Chirif cuenta con una abultada producción, publicada por editoriales de su país e internacionales. Se cuentan, entre muchísimas otras, “Animales peruanos para jugar y colorear” (Planeta, 2021), con Loreto Salinas. “El mar” (FCE, 2021; Basel: Baobab Books, 2022; Milán: Terre di Mezzo, 2022), con ilustraciones de Armando Fonseca, Amanda Mijangos y Juan Palomino. “Navegar por los aires” (Biblioteca Nacional del Perú, 2021), ilustraciones de Jéssica Valdez. Y “Una noche sin dormir” (Buenos Aires: Lecturita, 2022; Seul: Kidari, 2022), con Joaquín Camp.

El mundo editorial de la literatura infantil y juvenil

Micaela Chirif continuó su participación en Libre Libro con el diálogo “El mundo editorial de la literatura infantil y juvenil” que mantuvo este jueves 17, en la Plaza Pública del MZ14 Centro de Producción e Innovación de la UArtes, con Ana María González, Carolina Bastidas y María Alejandra Zambrano, directora de la Escuela de Literatura de la UArtes.

El conversatorio tuvo como enfoque varias de las dificultades y concepciones acerca de la literatura infantil y juvenil, destacándose, además, el papel de las bibliotecas y la relación de estas con los niños y jóvenes.

Sustentada en su experiencia como escritora y editora de libros enfocados al público infantil, Chirif dijo que para la producción de estos ejemplares se necesita de equipos especializados en ilustraciones y dirección de arte, así como de otros profesionales. El esfuerzo se ve descompensado en su distribución y los elevados precios en su realización y venta. También anotó como una de las problemáticas el rol que tienen los planes lectores escolares, las bibliotecas y otros espacios públicos de lectura para suplir, en cierta medida, las exigencias que implica la creación de estos libros.

González, de su experiencia como gestora en la Sala Ría, resaltó la importancia de las bibliotecas para cultivar en los niños el “empoderamiento a la lectura”. A diferencia de otros acercamientos al libro, como lo son las listas escolares donde suele estar prescrito lo que se va a leer, la biblioteca brinda a los niños la capacidad de elección y escoger sus temas de interés.

La directora de la Sala Ría coincidió, al igual que Bastidas y Zambrano, con la problematización planteada por Chirif y abogaron por una participación más activa de las bibliotecas en la compra de catálogos para una mayor accesibilidad en el ámbito público.

Otro de los temas analizados fue la concepción de la literatura infantil. En el ámbito profesional, se dijo, muchos veían esta categoría literaria como algo menor e incluso “desperdicio de papel”. Los comentarios se remitieron a la condición de este campo totalmente en riesgo debido al poco profesionalismo y el filtro que existe por la sociedad adulto-céntrica.

En el diálogo se expusieron, asimismo, varios de los retos que la literatura infantil tiene por superar. Por ejemplo, ciertos mensajes de la autoayuda, el contenido moral y adoctrinador desde el control de las emociones e incluso, según ejemplarizó González, saber “dónde depositar tu dinero en el futuro”. La misma puso en tensión el valor formativo de la literatura infantil, comparándola con “manuales sobre cómo hacer cosas”.

Que hay poco respeto a los niños como interlocutores sensatos que están al mismo nivel que el escritor, se concluyó.

Las panelistas analizaron también el rol de los familiares en las lecturas de los niños. González reveló que los familiares que acompañan a los niños a la Biblioteca de las Artes solicitaban libros para “solucionar” algún tipo de “indisciplina” con sus hijos. Ella relacionó este hecho con la frase: “Ven los libros como aspirinas”.

Finalizando la charla, se abogó por una libertad lectora para los niños, no solo a nivel de su toma de decisión, también en el ámbito profesional escritor, dada su importancia como una herramienta pedagógica liberadora, recalcando el por qué y para qué escribimos para ellos.

Texto: Carmen Cortez/Neysser Barberán Rodríguez, estudiante de la Escuela de Literatura.

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