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Llamado y agradecimientos en los discursos de las mejores graduadas de las escuelas de Artes Visuales y Cine

En la primera ceremonia de graduación, en la que este sábado 11 de diciembre de 2021 recibieron sus títulos de tercer nivel los estudiantes de las escuelas de Artes Visuales y Cine, la secretaria Académica, magíster María José Bustos, dio a conocer los nombres de quienes recibirían los reconocimientos magna cum laude y cum laude por los altos puntajes obtenidos durante su preparación académica.

Lo hizo tras el emotivo discurso del rector de la UArtes, doctor William Herrera Ríos, quien elogió a los graduados por culminar la carrera a pesar de los muchos desafíos que debieron enfrentar –como cambios de gobiernos, protestas de octubre de 2019 y pandemia– y demostrar su gran capacidad de resistencia y resiliencia.

Así, en medio de aplausos, Bustos invitó a recibir los reconocimientos a los egresados de Artes Visuales: Bryan Rizo Alvear y Cynthia Paredes Rodríguez, y a los de Cine: Doménica Palma Hoyos, Carolina Andrade Polo, Guillermo Samaniego Sisalima y María Belén Acebo Plaza, quien obtuvo el magna cum laude.

Como las mejores graduadas de Artes Visuales y Cine, Paredes y Acebo pronunciaron los discursos.

Una sobreviviente de su carrera

Cynthia Paredes llamó a la ceremonia como un momento de júbilo para todas, todos y todxs. “Ya han pasado seis años desde que pisé por primera vez uno de los edificios de la universidad de las artes y puedo decir que los amigos, las clases y las experiencias que me ha brindado este espacio me ha cambiado la vida completamente”.

Que se consideraba una sobreviviente de su carrera, pues ella y sus amigas tuvieron muchos desafíos, como haber llegado de otras provincias. Recordó que a los artistas no les hace el título, sino la vida y el desarrollo de una práctica diaria. Habló de la posición que se adopta como individuos frente a las injusticias y las faltas a los Derechos Humanos, a los recortes presupuestarios. “Como trabajadores de la rama del arte es importante reaccionar ante las inflexiones de nuestro tiempo. Comprometernos con nuestro contexto es trabajar pensando en las comunidades (…)”. Pidió dejar el concepto del arte por el arte para el ITAE, porque hay temas mucho más urgentes que tratar “y el arte no es una isla sin puertos, es necesario el intercambio de conocimientos”.

Agregó que es urgente pensar de manera interdisciplinaria porque la técnica no lo es todo. También recordó momentos que, aseguró, la definieron como persona, estudiante, artista y gestora. La pandemia les evitó vivir el último año en la universidad y los hizo repensar la manera de relacionarse.

Hizo también un llamado a la organización estudiantil para enfrentar los recortes presupuestarios, el derecho a la universidad pública y la educación en artes de calidad, a fin de poderse desarrollar como personas (…), demostrar que los estudiantes de arte existen y resisten, que no solo están para adornar espacios o hacer cosas bonitas. “El arte no tiene la obligación de ser bello”.

Entre lágrimas agradeció a sus padres, hermanos, amigas y profesores de la rama transversal, pues sin ellos sus prácticas artísticas no serían lo que son. Agradeció a sus abuelas por inspirarla desde el lugar más humilde. De una de ellas contó que cuando era niña, allá en el campo, su papá la retiró de la escuela aduciendo que iba nomás para escribir cartas a los novios. “Su dedicación e incesantes ganas de vivir, aún en la enfermedad y la vejez, están aquí conmigo; este logro es de ambas y de todas nuestras ancestras”.

Estudiar cine, su segunda oportunidad

Tras saludar a la comunidad universitaria, a los familiares y amigos que los acompañaban en el acto de graduación, María Belén Acebo Plaza, mejor graduada de la carrera de Cine, inició su discurso confesando que entre el agotamiento físico y mental de sus últimas semanas de embarazo y el cumplimiento del plazo de entrega del montaje de un corto en el que trabaja le costó mucho preparar lo que les diría.

Primero pensó que podía expresar agradecimiento hacia la experiencia universitaria, que no solo le enseñó a entender el oficio de cine, sino a amarlo más. “También podría dedicarles un motivador discurso que invite a mirar con esperanza nuestro futuro laboral en el concepto de un país donde aún no superamos el debate sobre la necesidad del arte en la sociedad, o quizás podría entretenerlos con anécdotas de profesores y amigos cercanos, a quienes profundamente admiro y llevo apreciados recuerdos por su talento y calidad humana”.

Todos estos escenarios pudieron haberlos entretenido y alentado, anotó, pero le pareció honesto y pertinente compartir que estudiar cine le regaló una segunda oportunidad de vida y que antes de ingresar a la UArtes pensaba que a sus 30 años no iba a ser capaz de comenzar una segunda carrera, sobre todo una tan distinta a la anterior. Así, con el temor de no saber si había elegido bien, la reciente pérdida de su madre y los retos de una naciente vida matrimonial, se lanzó a la aventura de estudiar cine en Ecuador

“Ahora, en mi ceremonia de graduación, con mucha seguridad les puedo decir que no hay fecha de vencimiento para reinventarnos como artistas (…). En este día que experimentamos la sensación de un comienzo, los invito a pensar que cada día es una segunda oportunidad para hacer las cosas diferentes (…). Para muchos, graduarnos en esta complicada época de emergencias y carencias, que nos llevó a cambiar de ciudad o modificar los proyectos de tesis nos puso en condiciones adversas, de las que aprendimos a adaptarnos y lograr nuestros objetivos. Sintámonos orgullosos del logro que celebramos hoy, sinceramente los felicito y nunca dejemos de hacer películas ni en tiempos desfavorables”.

Los discursos tradicionalmente se cierran con “un gracias”, dijo Acebo. “Quisiera que este gracias encierre el profundo sentimiento hacia todos los que de alguna manera fueron parte de este reconocimiento (…). No podría haberlo logrado sin el apoyo y la oportuna corrección de mis profesores y la colaboración generosa del trabajo de mis compañeros”. La hoy licenciada en Cine señaló que le daba gracias, en especial, a su esposo Andrés, el más grande admirador de su trabajo, quien no dudó verla con el título. También agradeció a las mujeres más importantes de su vida: una del pasado y una del presente, su mamá y su hija.

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