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Karen Macías reinterpretó personajes femeninos de 5 leyendas ecuatorianas

“Las mujeres del destiempo: una reinterpretación sobre los roles de género en leyendas ecuatorianas” es un producto artístico de cinco cuentos que Karen Macías Peña construyó a partir de una reinterpretación de los personajes femeninos de cinco leyendas ecuatorianas: “La dama encantada del cerro Cacharí”, “La viuda del tamarindo”, “El conde de los lagartos”, “La duenda” y “La canoíta fantasma”.

La hoy graduada de la Escuela de Literatura de la Universidad de las Artes presentó este producto artístico como tesis, la cual sustentó el pasado 10 de marzo ante un jurado integrado por los docentes Pedro Mujica, su tutor, Solange Rodríguez y Ángela Arboleda.

En diálogo con InfoUArtes, Karen Macías dijo que buscó construir nuevas versiones con nuevas representaciones femeninas que demuestren una construcción mejorada del tiempo.  

“Las leyendas con las que trabajo vienen de una tradición oral familiar. Mi papá me las contaba desde que era pequeña y, a medida que las escuchaba, me fijaba cómo cambiaba los escenarios o las situaciones, pero nunca lograba cambiar el personaje de la mujer. De alguna manera, la mujer era la que castigaba al hombre por ambicioso, o la mujer siempre era la que buscaba atraer la fatalidad. Esta forma de contar proviene de una memoria patriarcal, por esa razón, me vi la necesidad de construir nuevas versiones donde ubiquen a la mujer como la dueña de la historia y dueña de sus decisiones”, explica.

Agrega que el proceso fue bonito y también un poco complicado porque debía trabajar con la memoria de sus familiares: papá, hermano, mamá y abuela. “Ellos hicieron un esfuerzo muy valioso para que me vuelvan a contar estas leyendas”.

Con lo siguiente que trabajó fue con los cuentos. “El primero que escribí fue ‘Intereses osados’ que viene de la leyenda ‘La dama encantada del cerro Cacharí’. Esta historia fue quizás fácil de escribirla porque tenía muy presente los elementos situacionales de la leyenda. Por ejemplo, el cerro Cacharí es un lugar turístico del cantón Babahoyo, que queda en la provincia de Los Ríos. Este es el lugar donde ocurre la leyenda, más bien en sus alrededores”.

Para realizar una descripción exacta del lugar tuvo que visitarlo y visibilizarlo en todo su esplendor. “Fue un momento relevante en mi proceso creativo. A partir de ese punto, indagué mucho en el contexto histórico de las leyendas para poder resaltarlas en mis cuentos”.

Para su trabajo de tesis realizó una larga investigación. Tuvo que adentrarse a muchos conceptos, como la perspectiva de género, la literatura feminista, la transtextualidad, la oralidad, etc. “Acudí a estos temas para realizar un trabajo más sólido y que demuestre un equilibro de lo creativo con lo teórico. También me encontré con algunos textos que me sirvieron de guía, como el libro ‘Esa mujer es la muerte’ de Ángela Arboleda, que me ayudó a perfeccionar mis personajes femeninos de los cuentos”.   

Desarrollar la tesis le tomó a Karen Macías todo un semestre. Pudo realizarlo desde antes, comenta, pero quería concentrarse en buscar un tutor o tutora para que la guiará en el proceso.

Su proyecto de tesis, añade, le dejó mucho conocimiento sobre el contexto histórico donde se desarrollaron las leyendas con las que trabajó. “Me sirvió para entender más de ellas y posicionarlas como se debe: personajes iguales. Pude realizar una mirada analítica sobre ellos y ellas para comprender sus situaciones. Quiero pensar que aporté un poco en la tradición oral, sobre todo en sus personajes femeninos. Para mí fue importante darles este nuevo giro a estas historias, puede que ayude a próximos cuestionamientos sobre ello. Realmente fue muy gratificante realizar este proyecto”.

¿Qué la llevó a estudiar en la Universidad de las Artes? Karen Macías responde que nació y creció en Babahoyo, provincia de Los Ríos, pero toda su vida ha estado conectada con Guayaquil. “Sabía que quería estudiar Literatura desde el momento que leí un periódico. Mi papá los compraba todos los domingos y eran los días donde me sentaba a leer con él. Quizás fue en ese momento que nació un interés y ya cuando me gradué de bachiller busqué carreras relacionadas”.

No las encontraba, indica, “hasta que me topé con la UArtes cuando andaba por internet. Y el resto ya es historia: postulé, me preseleccionaron, me seleccionaron, entré a Nivelación, pasé Nivelación y entré al semestre. Viajaba todos los días de Babahoyo a Guayaquil y viceversa para asistir a clases, hasta antes de la pandemia que ya me mudé a Guayaquil”. 

Admite que el desempeño que tuvo en la UArtes fue regular. “Siento que no fui la mejor estudiante, pero tampoco la peor. Al menos, eso creo. Sin embargo, había clases que sí me esforzaba en prepararme bien, como las del itinerario. Elegí ‘edición y creación literaria’ porque siempre me vi allí, siendo algún tipo de editora o, por lo menos, un intento de ella. Realicé mis pasantías en UArtes Ediciones, colaboré dos años como asistente de edición en el ‘Catálogo de los Graduados’ y también colaboré en una edición de ‘Pie de página’. Así que, me siento un poco satisfecha, pero sé que pude haber aprovechado más”.

¿Qué proyectos tiene tras obtener el título? Seguir escribiendo, responde. “Tengo en mente el título de una novela o cuentario (no está decidido aún) y las ideas, pero aún no las he estructurado bien. Espero hacerlo mientras busco trabajo y una maestría. Ahora, me gustaría enfocarme en mis ideas, en leer novelas que están empolvadas y aprovechar las pocas oportunidades que se me presentan”.

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