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Maestrandos de Fotografía y Sociedad en América Latina, con sus “Imágenes Aparentes” en CIF y Galería 4ta Pared

La muestra expositiva “Imágenes Aparentes” reúne las propuestas artísticas del proceso de titulación de Yinna Higuera, Sonia Pacheco, Cuqui Rodríguez, Leonardo Mejía y José Luis Jácome, quienes cursan la maestría en Fotografía y Sociedad en América Latina en la Universidad de las Artes. Se inauguró el 15 de junio en el CIF del MZ14 Centro de Producción e Innovación de la UArtes y en la Galería 4ta Pared de la Biblioteca de las Artes, espacios donde permanecerán hasta el 30 de junio.

La curadoría de la exposición la realizaron la académica e investigadora Giada Lusardi y la doctora Diana Medina, directora de Escuela de Posgrado de la UArtes y coordinadora de la maestría en Fotografía y Sociedad en América Latina de quien compartimos su texto curatorial:

“Imágenes Aparentes” es una apuesta sugestiva sobre las figuraciones del régimen de lo visual, concretado en indagaciones sobre sentidos y alcances de las imágenes fotográficas. Al énfasis en la imagen como problema para mediar los discursos personales, colectivos y sociales, se añade la idea de lo aparente, es decir, lo que se muestra; según la etimología del latín apparentis, tanto como lo que se convoca, como esta invitación, y lo que aparece, como lo no previsto, la impresión fugaz de una evocación o mirada.

Desde estrategias transdisciplinares e interartísticas y con soportes multiplataformas (videos, maqueta, fotografías, códigos QR, entre otros), se apuesta por el juego entre lo visible y lo invisibilizado, las memorias y sus imágenes y narrativas, la invención o recuperación de hechos reales –colectivos e individuales– como experiencias de vida articuladas de cinco modos diferentes de entender la compleja relación entre los dispositivos de la mirada y sus representaciones críticas. Por lo tanto, se convocan realidades con sus narrativas en torno al proceso de visibilizar situaciones y hechos negados, obliterados o silenciados por los poderes y discursos oficiales canónicos. En cada una de estas propuestas se mantiene la reflexión sobre las imágenes en nuestras sensibilidades, y se consolidan como una puesta en escena artística del pensamiento de la investigación y de la creación sobre/desde las imágenes fotográficas y sus relaciones con sus soportes de expresión, sus vínculos con lo real y sus referentes personales, colectivos, históricos y sociales.

Yinna Higuera

Fotógrafa, psicóloga y educadora colombo-ecuatoriana, Yinna Higuera ha dedicado parte de su vida profesional al estudio documental y crítico del impacto social por el cierre de las escuelas comunitarias rurales en Ecuador. En el marco de una mejora educativa más inclusiva, en el 2007 comenzó un proyecto de revisión y redefinición de estas escuelas y, sin embargo, lo que ocurrió fue su progresiva desaparición.

Higuera nos invita a transitar esa memoria poco explorada, signada por la pérdida del espacio colectivo, de acceso a saberes ancestrales y de cohesión social. Invitación consolidada en dos procesos simultáneos. Por un lado, la investigación –datos, fechas, procesos económicos, entidades involucradas, etc.– que lleva de manera personal desde hace años y, en un segundo momento, al carácter documental y testimonial de la investigación, se incorporó una búsqueda fotográfica, audiovisual y artística propia con un sello de identidad corporal para denunciar el vacío que es el significado de Chushak: un vacío  repleto de huellas, rostros, mujeres, niños, comunidades enteras que quedaron excluidos de esas promesas y que, por tanto, merecen  regresar al aula, a nuestra memoria.

Para consolidar este proceso documental, testimonial, personal, colectivo y colaborativo, Higuera nos presenta una parte de su exposición Trasmutación (Quito, mayo, 2023) con esta muestra de videoinstalación de un aula con las tomas, fotografías, documentos sobre el estado de las escuelas y de las comunidades alrededor de ellas.  La experiencia es hacer aparecer las escuelas para integrarnos y superponernos, como ella en sus fotografías, al horizonte vaciado de sentido y, si es posible, resignificar ese espacio con sentidos de pertenencia y dignificación del inalienable derecho a la educación. 

Sonia Pacheco

La diseñadora, fotógrafa y docente cuencana Sonia Pacheco nos propone una experiencia íntima que rezuma vida. El tránsito de Aviva. Derivas desde la sobrevivencia nos propone un primer punto de salida, su propio cuerpo, como testimonio de la sobrevivencia a la violencia de género, y nos conduce hacia el canto a la vida, a la capacidad ya no solo se resignificar la experiencia traumática, sino, sobre todo, de resurgir de ella acompañada, ahora, de su mirada fotográfica volcada hacia su interior que, en definitiva, nos mira con la conquista íntima como triunfo ante la violencia, el desamparo y el horror.  Sus autorretratos frontales con elementos de la naturaleza enmarcando y reafirmando la vida se proponen como resistencias ante los discursos sociales sobre la victimización de las mujeres –dobles víctimas, además, por la mirada social culpabilizadora–. 

(…) Clave para la creación y la reflexión sobre el valor de sobrevivir y resistir, su trabajo también incorpora una larga investigación sobre la violencia de género, así como su trabajo colectivo con otras mujeres víctimas de estas violencias. Por lo tanto, sus autorretratos suponen un modo de aparentar, es decir –y nunca mejor dicho–, hacer visible otra forma de ella misma en el puente de la mirada y, por ello, es un futuro escrito ahora mismo como canto de esperanza, sororidad y creatividad. La obra de Sonia Pacheco mantiene el pulso de la imagen en su infinita capacidad evocadora de mejores tiempos y, al mismo tiempo, como testimonios de sobrevivencia para otorgarles una dimensión de belleza y serenidad como parte de la mirada fortalecida de su imagen.

Leonardo Mejía Vallejo

¿Cuál es el valor de una imagen de crisis social? ¿Cuántos sentidos podemos darles a las fotografías de nuestras vidas ante hechos sociales y políticos que, mínimamente, interrogan nuestras cotidianidades? ¿Nos ocurren las fotografías sobre violencias de estado, incluso hoy que estamos mediatizados por millones de imágenes? Estas son algunas de las preguntas que abrieron el camino de investigación y creación del cineasta quiteño Leonardo Mejía Vallejo para su muestra “Recortes que irrumpen el espacio”.

Para indagar en ellas, Mejía desarrolló, primero, una investigación sobre cómo se narró y mostró la protesta social del 2019 en Ecuador. Porque las imágenes ya estaban allí, indagó precisamente en aquellas historias, narrativas y regímenes visuales que estaban definiendo las líneas argumentales de la protesta. De esas indagaciones, para esta muestra escogió tres momentos representacionales: la violencia de estado, la manipulación mediática y la resistencia civil. Cada discurso desvela estrategias y cuerpos heridos, rostros ocultados, humo y fuego contra civiles.

Para continuar la investigación, su búsqueda y respuesta crítica artística se orientaron hacia la postfotografía y, con la intervención de archivo, la creación de collages y la superposición fotográfica, revisó y analizó el portafolio de 27 fotoperiodistas para, finalmente, trabajar con 12 de ellos/as. De este trabajo curatorial, Mejía intervino un grupo de fotografías para reactivarlas como nuevas re-visiones de los hechos consciente de la fragilidad de los fragmentos y, al mismo tiempo, confiándoles el valor de irrumpir como miradas sobre la protesta. En esta dialéctica de la imagen fotográfica, como fragmento de lo real y documento de veracidad, Mejía re-presenta otras realidades de momentos críticos de la sociedad civil ante el poder opresor policial. Nos propone pensar cómo mirar de nuevo las imágenes emblemáticas de la protesta y observar el colapso controlado que deviene en irrupción de la forma (collage). Porque no todo es consumo de imagen, aquí se invoca al poder de intervenir archivos fotográficos como potencias no consumibles sino pensables y, sobre todo, indomables si nos interpelan.

José Luis Jácome

Aparece una antena parabólica ante el Cotopaxi. Con esta idea e imagen como premisas, el artista multidisciplinar ambateño José Luis Jácome con su muestra Geodésico Inter-americano Minitrack (Se prohíbe molestar) Capítulo 1: Ficto nos invita a transitar desde la verdad histórica, como hito, hacia la ficción especulativa, ahora también hito, para deshacer sentidos oficiales sobre la carrera espacial de Ecuador cuando, en 1957, con el Cotopaxi como testigo, la NASA instaló antenas parabólicas.  Esta sugestiva e interesante propuesta revisa las junturas quebradizas de las historias contadas y medio documentadas, es decir, también silenciadas y destruidas. Y convoca otros regímenes de la verdad, como la ficcional y creativa, para repensar, ya no la fragilidad de los hechos, sino sus discursos de veracidad.

En el marco de la postfotografía, Jácome recurre a la intervención del documental como testimonio, como problema de archivo inventado y reinventado para poner en juicio la materia de las verdades (fotos, mapas, cartografías, hitos, etc.). En este sentido, el mural nos recrea los tiempos del evento con coordenadas exactas y geolocalizaciones concretas para sostener el proyecto alrededor del volcán Cotopaxi. Fuentes documentales, archivísticas y periodísticas funcionan para explicar al detalle una verdad que, mirada precisamente en ese detalle, presenta una composición estructurada de algunas medias verdades. Un fragmento puede ser de pura invención y lo acontecido al mismo tiempo. Si todas las imágenes mantienen el principio de una cuarta pared, en esta muestra, en tanto espectadores-testigos, se nos invita a descubrir los alcances de la relación entre las verdades, sus imágenes y sus narraciones.

Cuqui Rodríguez

Cómo orientarse en nuestra casa parece una pregunta sencilla y, sin embargo, sus respuestas podrían abarcar tiempos, personas y recuerdos ilimitados. Porque las casas devienen en permanente simbiosis y cambios entre nuestros hábitos y los del espacio que habitamos, la propuesta La casa, un organismo vivo de Cuqui Rodríguez, comunicadora audiovisual y multimedia, articula una línea temporal como re-invención de la historia familiar y límite espacial reimaginado. Empleando el álbum familiar como discurso/texto de su muestra, se explora la relación intrínseca entre interior/exterior materializada en las múltiples reinvenciones de la casa familiar y, por ende, de sus habitantes; ella, como nosotros, es un organismo con sus singularidades y necesidades.

Según Gastón Bachelard, la imagen de la casa es una de las intermediaciones más importantes entre nosotros y el exterior; por ello mismo, no es de extrañar cómo sus pasillos, mobiliario, decoración o aromas apuntan a nuestros modos de habitar en las cosas, y cómo ellas son nuestras imágenes semejantes.

Con este entramado sobre el habitar, Rodríguez nos propone la inmersión en un proceso de reconstrucción de su casa, con un estilo de fotografía documental y testimonial que da cuenta del registro de las transformaciones de los espacios, pulsómetros del vaivén familiar, sus deseos y anhelos de ser el mejor lugar de acogida para ellos/as. Gracias a la capacidad de concentración y del montaje discursivo y temporal del álbum familiar, las fotografías de su familia devienen en protagonistas y testigos de los cambios en un espacio moldeado por los sentidos de identidad y de pertenencia ante el intratable paso del tiempo.  No solo se habita una casa; nos habita el tiempo en ella, y cualquier mudanza -física o simbólica- implica nuestros cuerpos, abre otras memorias y resignifica las historias de nuestros álbumes familiares. Por ello, recorrer la casa/muestra gracias a los retratos de quienes han visto esos cambios y, desde su aparente quietud, nos habla de una práctica artística del movimiento interior para atender el espacio-tiempo, íntimo y familiar, que somos.

Reorganizar lenguajes

Si, como dice John Berger, la fotografía es el lenguaje de los acontecimientos, la muestra “Imágenes Aparentes” reúne cinco regímenes discursivos y visuales sobre cómo es posible reorganizar esos lenguajes en tanto acontecimientos vitales. Por ello, estas muestras se sostienen entre el tránsito de historias del pasado al presente, del exterior al interior, de la intimidad a lo colectivo; se resisten a que las historias sean contadas de una única manera y en una única ocasión.

El acontecimiento es hacer aparecer a las imágenes como creaciones surgidas de la investigación, la reflexión, el pensamiento crítico y las sensibilidades personales con un alcance social fundamental. Son trabajos que, parafraseando a Joan Fontcuberta, perfectamente pueden ayudar a detener la furia de las imágenes que vivimos actualmente porque han permitido crear discursos propios sobre ellas y sus narrativas para devolverlas con otros sentidos de identidad, pertenencia y creatividad.

Fotos: Samuel Saltos, estudiante de la Escuela de Artes Visuales.

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