En la Biblioteca de las Artes se reunió el 1 de diciembre pasado la Mesa Regional de Cooperación para el Desarrollo. Es parte de un encuentro anual de las organizaciones de la sociedad civil del Ecuador para compartir experiencias en seguridad ciudadana, infancia y juventud libre de violencia.
Un día antes, el jueves 30 de noviembre, en el Aula Magna de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (UCSG) tuvo lugar una ardua jornada de charlas y conferencias, direccionadas en esta, su quinta edición, al análisis del panorama del incremento de la violencia en sectores de Guayaquil y de las posibles acciones a poner en marcha en 2024.
Junto con la Universidad de las Artes, que es parte de la mesa y del encuentro, así como de la IES anfitriona, intervinieron otros centros de estudios, organizaciones y fundaciones, como Misión Alianza, Comité de Derechos Humanos y Fundación Terra Nueva. En conjunto se abordaron temas como el fortalecimiento de las comunidades educativas, la recuperación comunitaria desde la cultura y el deporte, la salud mental, la cooperación internacional y los proyectos de desarrollo, entre otros.
En este acto participaron también las colombianas Nidya Quiroz y Sofía Botero, expertas en transformación social, quienes hablaron sobre el combate a la delincuencia a través de mecanismos y actores claves que contribuyan a la implementación de la paz y convivencia ciudadana.
Desde su inicio en 2019, el Encuentro de la Sociedad Civil del Ecuador busca generar opciones de acceso a recursos y promover el desarrollo e inclusión, se anotó en el encuentro.
Janina Suárez, jefa de Prácticas Preprofesionales y docente, participó en el encuentro y en la mesa y señaló del abordaje hecho con respecto al tema de la criminalidad, la violencia y el trabajo articulado de la vinculación con la sociedad. Hubo, al final, una lluvia de ideas sobre las prácticas que podrán gestarse y ponerse en marcha en 2024.
En el encuentro efectuado en la Católica se dio la presentación de la Batukada Popular. Abel, uno de sus integrantes y residente del sector del suburbio, explicó que en 2019 empezaron a tocar con baldes y luego consiguieron tambores. “Somos más de 100 jóvenes, 50 activos permanentemente. En este grupo nos sentimos seguros, comprometidos, porque cuando estaba en el colegio sufrí de maltrato en la escuela”, explicó. Justamente, son estas actividades las que permiten que muchos jóvenes se alejen de la violencia tanto de sus escuelas, barrios o de sus propios hogares, anotó Johanna Chévez, representante de la fundación Terra Nostra. “Cuando están tocando en la calle, salen las familias, los cuidan, ellos tocan y eso se vuelve una unión, así se da vida a la comunidad porque nos mantiene alejados del temor”, manifestó.