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Carlos Valencia, de Fundación Karibu, destaca el trabajo en comunidades desarrollado junto con la UArtes

En la sesión solemne por los 10 años de creación de la Universidad de las Artes, Carlos Valencia, representante de la Fundación Karibu, indicó que iniciaría su intervención rompiendo el protocolo y así lo hizo. Invitó al público a participar en un improvisado coro. Cantando expresó: “A esta casa”, y la audiencia –según su pedido– respondió: “yo no había venido…”. El suyo fue un ejercicio para entrar en confianza y empezar a hacer memoria del vínculo de la UArtes con organizaciones e instituciones aliadas en su vínculo con las comunidades.

Tras el respectivo saludo a autoridades universitarias y seccionales, delegados de las bases y comunidades, estudiantes y público en general, Valencia anotó representar a la población afrodescendiente Karibu. Contó que en 2016 llegaron Bradley (Hilgert), Ana (Carrillo) y María José (Icaza) a su comunidad, ubicada en un sector muy popular en la Isla Trinitaria y conocida como Nigeria.

Habían hecho un pedido para que la UArtes llegara allí, “donde habitan artistas, gestores, mujeres y hombres que han venido sosteniendo de una u otra manera el saber ancestral, a través de las parteras, arrullos, chigualos, alabaos… que han podido sostener este conocimiento que hoy estamos compartiendo junto con la universidad”.

Valencia reveló que se han desarrollado productos audiovisuales de niñas y niños que nunca se pensaron ver en la televisión; “gracias al trabajo mancomunado con los compañeros estudiantes, se han podido cambiar mentalidades y prejuicios y ver la riqueza que como pueblo tenemos”.

Recibir a la UArtes los activó, motivó y permitió construir muchas cosas. A través de sus representantes, la universidad ha estado con la comunidad en los momentos de alegría y también en los de tristeza, refirió Valencia y dio cuenta del trabajo comunitario conjunto desplegado, permitiendo que niños de los sectores periféricos carentes de oportunidades para ir a una escuela de ballet o aprender música hayan podido acceder a estos aprendizajes por el trabajo en vinculación con la comunidad desarrollado con la universidad.

Destacó lo significativo del arte y las transformaciones que este posibilita para las nuevas generaciones, así como de poder utilizar un espacio público que aún se encuentra abandonado, “pero que sabemos que con estos procesos se puede recuperar; que vea la comunidad que lo utilizamos para compartir las cosas buenas que como pueblo tenemos”.

En la sesión solemne, Carlos Valencia (izq.) recibió una placa de reconocimiento, al igual que los representantes de otras organizaciones e instituciones con las que UArtes trabaja en territorio.

Además de los procesos ejecutados en Nigeria, Valencia mencionó el trabajo comunitario en el sector del Cisne, donde, con el apoyo y la asesoría del docente Luis Páez, uno de sus compañeros que había postulado en dos ocasiones para la línea de fomento (de intervención en repositorios comunitarios de memoria social: archivos históricos, bibliotecas y museos) la consiguió en el tercer intento. Tienen, dijo, una biblioteca intercultural comunitaria, gracias al impulso de la universidad. Habló de proyectos para los niños, con docentes como Alejandra Zambrano, y el de cocina y patrimonio, con Brad (Hilgert) y Nicolas (Schvarzberg), y varias otras propuestas en beneficio para y por la comunidad.

Por la UArtes han podido también articularse con otras organizaciones, como la Asociación Comunitaria Hilarte y UNTHA (Unión Nacional de Trabajadoras del Hogar y Afines), anotó Valencia, quien actualmente realiza en la universidad el proceso de Validación de Trayectorias Profesionales en el Campo de las Artes para obtener el título de licenciado. Él concluyó su intervención agradeciendo al rector William Herrera por el respaldo a los procesos desarrollados.

La vicealcaldesa de Guayaquil, Blanca López, y otras autoridades seccionales presentes están siendo testigos del camino que a lo largo de 10 años se ha venido desarrollando junto a la UArtes y lo que la universidad representa para las comunidades, indicó, despidiéndose con la expresión: “Arte y cultura hasta la sepultura”.

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