Como una historia de amor vista desde dos extremos: el del río Hudson de New York y la ría del manso Guayas en Guayaquil fue descrita en su estreno “Eco de dos orillas”, la pieza teatral que con el patrocinio del Centro Ecuatoriano Norteamericano (CEN) se presentó de manera gratuita en el Teatro Casa Zona Escena los pasados 16 y 17 de abril. Integraron el elenco los actores Michelle Mena, Maribel Domínguez, Mario Suárez y Vanessa Guamán —los dos últimos alumnus y docente de la Universidad de las Artes, respectivamente—, dirigidos por Jorge Parra —también profesor de nuestra institución—; con ellos, Cristhian Loor como bailarín invitado.
InfoUArtes comparte a continuación las apreciaciones que sobre la obra escribió para el informativo la socióloga Rosa Elena Martínez, docente del Departamento de Lenguas Extranjeras (DLE) de la UArtes:
“Eco de dos orillas” es una pasarela que pone de relieve el nexo ineludible entre la diversidad lingüística y las innovaciones tecnológicas —Inteligencia Artificial (IA)— para concebir, a partir de la poesía y el teatro, espacios de interacción entre culturas. Es una obra magistral que se destaca por el trabajo actoral de alta calidad y la capacidad de los personajes para conectar con el público un viaje lleno de emociones y situaciones diversas que mantienen cautivos a los espectadores a lo largo de su desarrollo. El sonido, la iluminación, el vestuario fueron cuidados minuciosamente. Felicito a todo el equipo de producción, al director Jorge Parra y a los actores, especialmente a Mario Suárez y Vanessa Guamán, alumnus y docente UArtes.
Se trata de una obra romántica que ilustra el dinamismo propio de ciudades cosmopolitas y a la vez sórdidas. Los actores expresan con perspicacia los “ires y venires” de una muchedumbre extraviada en el tumulto cotidiano que empuja y arrincona en el gueto de la indiferencia. La pieza recrea dos mundos opuestos. Uno simple, con carencias, miseria y fachadas pintorescas, y el otro entre rascacielos y necesidades superfluas. Mundos de seres diferentes, pero iguales, sensibles y ausentes, estresados y despavoridos, corriendo en todas las direcciones.
“Eco de dos orillas” es una representación de una plétora de emociones donde el amor la angustia, el dolor y la voluptuosidad se fusionan y yuxtaponen para ilustrar la realidad de la sociedad americana y guayaquileña.
Al observar estos hombres y mujeres con sus equipajes, pululando aturdidos en medio de la multitud, no pude evitar hacer una analogía con la corriente migratoria que sacude a nuestra sociedad ecuatoriana en los últimos años. Olas humanas que se entrecruzan y atropellan en los espacios urbanos, compatriotas llevando a cuestas deudas, recuerdos, amores penas y sueños.
Este éxodo se produce en el vientre de un torbellino de sentimientos: amor, deseo, separación, miedo y tiene una gran repercusión en las familias que quedan rotas, enclenques y empobrecidas. Niños y jóvenes que son separados de sus padres o emigran con ellos en busca de “El Dorado”, son expuestos a condiciones de vida paupérrimas y a todo tipo de abusos.
“Eco de dos orillas” es un canto poético donde se funden la nostalgia de quienes pasaron el charco y la esperanza de quienes acarician el casi desteñido sueño americano y se lanzan a la “aventura”, inhalando en una fosa nasal el olor de los dólares y en la otra el olor a muerte del Darién. Muchos van huyendo de la violencia, las extorsiones y vacunas, mas tienen que lidiar con ella (“los coyoteros”) hasta el último tramo de la travesía. Continuará…
Texto: Soc. Rosa Elena Martínez, Departamento de Lenguas Extranjeras.
Foto: Ninoska Salazar