El taller “Las manos que construyeron Guayaquil” llevó a recorrer los pasos que dieron los habitantes afrodescendientes

Constó en la agenda académica “Casa Afuera” que, en conmemoración al Decenio Internacional para los Afrodescendientes, la Universidad de las Artes inició con seis talleres el 8 de junio y se mantendrán hasta el 29. “Elegguá: caminata reapropiativa en la hacienda guayaquileña” le siguió al taller “Las manos que construyeron Guayaquil: silencios, ausencias y transformaciones de la resistencia negra”, ambos a cargo de la arqueóloga Génesis Delgado.

El taller y la caminata se desarrollaron del 10 al 14 de junio, propuestos como una invitación a la comunidad universitaria y al público en general a recorrer los pasos que hace años siguieron los habitantes afrodescendientes para tener la libertad de vivir, ser y crecer, aquellos que conectan el presente con el pasado y muestran un camino de verdad a un futuro cristalino.

En el penúltimo y último día de ambas actividades de entre los participantes estuvieron las estudiantes Mirka López, de la Escuela de Cine, y Romina Ramírez, de la Escuela de Literatura, quienes comparten su experiencia y una reseña, respectivamente.

Inspirados en el río Guayas

Mirka López anota que, como en las anteriores sesiones, la caminata tomó varios tramos del centro de la ciudad, partiendo desde la Plaza de Administración que está en los exteriores del antiguo Palacio de la Gobernación, sede matriz de la Universidad de las Artes. “El viernes 14, luego del conversatorio en la Biblioteca de la Artes, se nos incentivó a los participantes a pensar en el entorno en el que estábamos y en sus relaciones sociales desde una perspectiva de género antipatrialcal frente a la desigualdad basados en la raza. Es así que nos trasladamos al Malecón Simón Bolívar, donde fuimos animados a escribir poemas desde las perspectivas que cada uno teníamos, inspiradas todas en el río”.

Vivencias que activan los sentidos

Romina Ramírez, quien participó en la caminata el jueves 13 de junio, inicia su reseña citando: “En las oscuras profundidades, más allá de la lejana orilla se encuentra un cofre de tesoros lleno de historias y recuerdos, codiciado por tramposos piratas, pero que solo los nobles y nativos marineros conocen su secreto, y son guiados por las huellas de sus antepasados. Con el paso de los años la historia de Guayaquil ha terminado enterrada bajo el lodo de los olvidados manglares, se la ha llevado la marea en una de esas tantas noches de lluvia y ahora solo quedan pequeños charcos de conocimiento y sentido de pertenencia de lo que antes era un océano”.

En su relato, la estudiante de Literatura anota que la arqueóloga Génesis Delgado inició el recorrido con una especie de introducción para invitar a reflexionar en que “mucha gente asume muy lejana la arqueología, la antropología y la historia, cuando son justamente las vivencias de cada día o el pasar ciertas violencias, lamentablemente, que te hacen sentir, te hacen activar todos los sentidos y evidenciar que son sucesos que se están viendo desde la colonia hasta el presente”.

Sus palabras, subraya Ramírez, llevaron a los presentes a recordar que, como integrantes de una misma comunidad y de un mismo país, no es posible ignorar y mantener en el olvido parte de una historia que nos concierne a todos y que de alguna forma ha moldeado a la sociedad que existe hoy en día.

“Mientras el grupo de casi veinte personas caminaba por el Malecón 2000, se sentía una neblina que desdibujaba la realidad, el suelo dejó de estar asfaltado y era posible imaginarse el fango, las superficies resbaladizas y húmedas como consecuencia de la cercanía al río Guayas. Todos los participantes se acercaron a la baranda a petición de la tallerista, admiraron el movimiento del agua y se sumergieron en la piel y pensar de aquellas personas de color que fueron violentadas físicamente, privadas de libertad y derechos”.

Refiere que se dio la consigna de escribir un poema, una frase o un pequeño texto que exprese lo que el río Guayas despertó en cada uno, el sentimiento que se cree que recorría las venas de hombres, mujeres y niños afrodescendientes.

“Las artes expresan mucho sentimiento y emociones, muchos dolores corporales, dolores internos; no muestran solamente la cruda violencia, sino también la esperanza, la luz. Creo que las artes son un necesario dentro de ese contexto fuerte y opresivo en el que nos encontramos, dijo Génesis Delgado para señalar la importancia de reconstruir una parte fundamental de la tradición ecuatoriana”.

“Muchos de los presentes eran estudiantes de la UArtes, escribían en sus cuadernos y en pequeñas libretas poemas que luego recitaron para deleite de todos. Poco a poco el dolor, el orgullo y la travesía de ser afrodescendiente empezó a cobrar vida en cada uno de los chicos y chicas que tachaban con su lápiz alguna palabra carente de sentido o jugaban con su pluma mientras pensaban en la forma de expresar su sentir, con la mirada perdida más allá de la isla Santay”.

“Anyris Sabagay, estudiante de la carrera de literatura, confesó experimentar el despertar de un auténtico interés por el contexto histórico y lo que tuvieron que hacer las personas afrodescendientes para poder establecerse en una ciudad como lo es ahora Guayaquil; su escape, su viaje y la vida que poco a poco han ido formando. Así mismo, considera que las oportunidades y el trato que se les da no es el correcto ni justo, pues aún se les trata con menosprecio y siguen siendo vigilados por su color de piel”.

“A modo de experiencia personal, definiría esta caminata como sanadora, como una forma de encontrar algo que no sabía que había perdido y, de alguna manera, revitalizante. Tener un momento para pensar en el tipo de vida que tuvieron que pasar y que fue tan diferente a la mía, sentí empatía por ellos y un profundo respeto, porque ellos continuamente demuestran ser resilientes, inquebrantables y un ejemplo a seguir de cómo honrar y estar orgullosos de nuestras raíces”.

Fotos: Mikaela López y Carla Santana, estudiantes UArtes.
Las primeras imágenes corresponden al recorrido del 14 de junio; las siguientes, a los realizados días anteriores durante la semana en que hubo el taller y “Elegguá: caminata reapropiativa en la hacienda guayaquileña”.

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