“La CCE dentro de la institucionalidad del Sistema Nacional de Cultura”. El tema se abordó ayer. 21 de mayo, en una de las mesas de diálogo del tercero de los cuatro días del 5to Encuentro de Políticas y Economía de la Cultura que el Observatorio de la Universidad de las Artes organizó en Manabí junto con instituciones seccionales, culturales y académicas de Manta y Portoviejo, y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Teniendo como moderadora a Ana María Crespo, graduada UArtes, la mesa de diálogo contó con la participación de José Daniel Flores, director de Planificación y Gestión Estratégica de la Sede Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE); Joaquín Carrasco, exfuncionario de la CCE Núcleo del Azuay; Ángel Escobar, productor general y especialista en Espacios Públicos de la Sede Nacional de la CCE y excoordinador general técnico de ICCA e IFCI; y Mariana Andrade, exsecretaria de Cultura del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). El punto de encuentro fue el Paraninfo de la Universidad Técnica de Manabí (UTM), en Portoviejo.
El tercer eje temático del 5to Encuentro, “Casa de las Culturas Ecuatoriana y el Sistema Nacional de Cultura”, se enmarcó en el contexto de la crisis institucional, presupuestaria y de seguridad que atraviesa el país. Era necesario, por lo tanto, identificar los diagnósticos y desafíos de las instituciones culturales del país, como la CCE, institución histórica de las artes y la cultura en Ecuador.

Los invitados a la mesa de diálogo moderada por Crespo, provenientes de diferentes contextos, abordaron la situación del Sistema Nacional de Cultura (SNC) y el estado de la cultura en los territorios. Analizaron también las dificultades para la consolidación del SNC y los obstáculos que enfrenta para ejercer la rectoría de la política pública cultural a nivel nacional.
Tras dar cuenta de la trayectoria de los panelistas, Crespo pidió que, aprovechando sus experiencias en cargos públicos del ámbito cultural, se reflexione sobre las dificultades que se han logrado identificar e impiden a las organizaciones que integran el SNC articularse y operar en beneficio del sector cultural.
José Daniel Flores opinó que el SNC está compuesto por dos subsistemas. Uno tiene que ver con emprendimientos, arte e innovación. El otro, con el patrimonio y la memoria social. Lo integran, junto con la CCE, una serie de entidades e instituciones, señalándose al Ministerio de Cultura y Patrimonio (MCyP) como su ente rector y que incluso los GAD tienen competencias. De este conjunto qué es lo más difícil, cuestionó el panelista, respondiéndose que, muy probablemente, la coordinación y articulación.
Falta de articulación genera dificultades
“Todo el tema administrativo y de la urgencia de solventar a cada una de las instituciones integrantes en necesidades puntuales ha llevado al Sistema Nacional de Cultura a no funcionar de manera articulada como se propone legalmente. En su marco normativo suena que sí, pero institucionalmente esa articulación no se logra y creo que de allí parte una serie de dificultades y malas comprensiones en cuanto a las actividades, acciones o competencias que debe desarrollar cada una de las instituciones”.
Flores consideró que el rol principal de la CCE es poner en práctica la diversidad cultural como tal, pues su característica más relevante es su presencia territorial en las 24 provincias del país. Siendo su capital la diversidad cultural puede impulsarla, dinamizarla y fortalecerla. “Creo que, justamente pensando en las dificultades, el Ecuador no ha logrado solventar desde la política pública del fomento, la fortaleza principal que tenemos: la diversidad cultural”.
Ante un Sistema Nacional de Cultura debilitado y un ente rector de alguna forma ausente, la CCE estaría asumiendo esa rectoría. En este momento histórico hay una desarticulación y una carencia del trabajo conjunto, quizás por temas políticos y voluntades políticas, anotó Crespo, invitando a Joaquín Carrasco al análisis de las dificultades en la articulación del utópico SNC.
Él consideró que la diversidad cultural es el centro absoluto del SNC y de la cultura del país. Compartió haber nacido en Ecuador, pero criarse en Barcelona y que llegó al territorio ecuatoriano a los 24 años. Sus padres eran migrantes (padre ecuatoriano y madre española) y se involucró con grupos de la cultura popular catalana, encontrándole sentido a la pertenencia e identidad. Al venir a Ecuador halló una diversidad cultural y natural distinta. “La gente me pregunta por qué me quedé y pienso que una de las claves es esta diversidad”.

Carrasco hizo referencia al sistema normado, legal, institucional y constitucional y a la diversidad cultural, que es importante por ser un ejercicio de derechos culturales, reconocidos por la Constitución no solo como individuales, sino colectivos, comunitarios, de agrupaciones, vinculación y colectividades. El ente rector puede dar lineamientos, debe gestionar recursos, generar marcos regulatorios y articularse con otros actores. “(…) Lo que pasa es que había una institución histórica muy suigéneris en el Ecuador y Latinoamérica que es la Casa de la Cultura Ecuatoriana, con una larga historia que ha funcionado a través de procesos y de épocas, y cuando llegó una nueva época en la que se decidió una apuesta del Estado para reforzar la cultura, que son muchas cosas, se creó un ente rector”. Desde el inicio no fue “un vamos a ser amigos”, sino desaparecer a la CCE y entrar a funcionar con “lo nuevo”, que va a estar controlado por el Ejecutivo, agregó.
Un ente rector, replicó Crespo, que desde su creación en 2007 registra una alta rotación de autoridades –quince ministros–, entonces, cómo construir una política pública cuando llega una nueva autoridad y empieza de nuevo sin darle continuidad a los proyectos previos. Carrasco admitió que quiere pensar en que un ministro o una ministra como facilitador/a de una gobernanza participativa, porque la cultura no puede tener una autoridad. Los actores son muchos: GAD, prefecturas, juntas parroquiales, redes de cultura comunitaria, gestores. “(..) Lo que pasa en el fondo es que detrás de los discursos de la cultura hay juegos de poder y de intereses, los hay en todos los lados”.
Sistema Nacional de Cultura, ¿qué es?
Con Mariana Andrade, la moderadora abordó lo que, desde su experiencia, considera ha puesto en crisis al Sistema Nacional de Cultura. Antes de responder, la panelista contó que haber sido Secretaría de Cultura del DMQ fue un accidente cotidiano, identificándose, ante todo, como gestora cultural. Anotó que, para la comprensión del público, había que preguntarse primero qué es el sistema en mención.
Desde su óptica, como independiente, explicó que conceptualmente en la Constitución de Montecristi se crea un conjunto de normativas que tenían relación con la cultura. La visualizó como una carretera donde estaban todos los entes culturales y donde incluso se creó el MCyP. En 2010, el SNC era un proyecto emblemático a desarrollar y en 2016 es donde se dice que el MCyP es el ente rector. La Casa de la Cultura es un actor sumamente importante y es parte del SNC, pero en 2016 cuando se crea la Ley de Cultura y establece al MCyP como ente rector empiezan las dificultades. Su interpretación como gestora, dijo Andrade, es que en esta carretera la CCE mayor infraestructura y el RUAC (Registro Único de Artistas y Gestores Culturales) permite entrar en esta vía tan llena de enfrentamientos. Esto la llevó a preguntar “¿dónde quedamos los gestores culturales?”.
Ángel Escobar estimó didáctica la intervención de Andrade para entender la arquitectura del SNC y que, en efecto, la Constitución de Montecristi planteó una forma de organización de un ecosistema que ha estado fraguándose. “Sin embargo, el momento en que nos plantean esta carretera una de las figuras importantes en la centralidad y en la periferia –compuesta por actorías, gestores y artistas, que entonces se llamaban secciones académicas y conformaban los núcleos provinciales– comienza a tener un ente rector”.
Duplicación de funciones
En 2009, cuando el MCyP comienza a tener esta rectoría se cristaliza una bicefalia porque en 2016, una vez dada la normativa, ocurre una duplicación de funciones, no terminaba de existir una delimitación. Escobar, no obstante, consideró que hay que leer sesudamente la Ley de Cultura porque sí existe un marco. “El problema radica en la instrumentalización partidista política, donde nos encontramos a la deriva”.
Escobar hizo un breve repaso al organigrama del MCyP, el cual tiene dos subsecretarias: “Patrimonio y Memoria” y “Artes y Creatividad”, y bajo de estas los institutos en camino a fusionarse: ICCA (Instituto de Cine y Creación Audiovisual) e IFCI (Instituto de Fomento a la Creatividad y la Innovación). “La Casa de la Cultura Ecuatoriana aparece como un ente transversal, un espacio de convergencia y encuentro común, donde el quehacer cultural pueda tener las formas y condiciones del ejercicio de derechos culturales para la creación, el pensar y el gestar; sobre todo, la circulación (…)”.
Un espacio, añadió Escobar, donde los actores, gestores culturales y artistas tienen la infraestructura. “Pienso en la CCE como un motor y una forma de desenvolver lo que se tiene que hacer dentro del Sistema Nacional de Cultura”.
La moderadora realizó otra ronda de preguntas con los cuatro panelistas, quienes también respondieron inquietudes del público, varias de las cuales estuvieron direccionadas a pensar la cultura como ciudadanos y lo que como tales se espera de ella y sus instituciones.
Texto: Carmen Cortez/Dircom. Foto: Tyrone Maridueña/Dircom.







