La potencia del lenguaje está en el ser: Didier Álvarez, tallerista colombiano

Didier Álvarez, bibliotecólogo, especialista en animación sociocultural y pedagogía social y magíster en Ciencia Política de la Universidad de Antioquia. Nacido en Colombia, el también catedrático y politólogo fue uno de los talleristas internacionales invitados a la V edición de Inter[•]actos, los encuentros públicos de arte convocados por nuestra institución de educación superior del 12 al 19 de julio.

Álvarez dictó el taller “La Mediación LEO: Horizontes, tensiones y caminos” en la segunda jornada de Inter[•]actos –lunes 14–, en la Sala de Posgrados del MZ14 Centro de Producción e Innovación UArtes, donde continuó hasta el viernes 18.

Las inquietudes en torno a qué es “La Mediación LEO” y cómo definir sus “horizontes, tensiones y caminos” iniciaron el diálogo de InfoUArtes con el tallerista colombiano, de quien vale señalar su trabajo como bibliotecario escolar, público y universitario en diversos servicios, redes y sistemas de información y lectura de su país, así como su desempeño, desde 1998, como profesor e investigador en la Universidad de Antioquia, en el campo de las relaciones entre la cultura escrita, las bibliotecas y la vida social y política.

Miembro, además, del Comité Interinstitucional Asesor del Plan de Lectura, Escritura y Oralidad de Medellín, Didier Álvarez respondió que, ante todo, Mediación LEO es una mediación de y en el lenguaje. “Es la capacidad que tenemos de comprender cómo logramos que otros, a partir de nuestras propias prácticas, entren en una comprensión más profunda, más potenciadora, más viva del lenguaje; es cómo dejamos de estar en una visión naturalizada del lenguaje como una cosa para comprender que el lenguaje tiene una relación profunda con nuestro ser y con el mundo”.

La Mediación LEO es, por lo tanto, la mediación en el lenguaje en general y una práctica constructiva del mundo, una práctica emancipadora del ser y de sus potencias. “Es una práctica amorosa que le permite al otro entrar al mundo y a su vida a partir de las prácticas del lenguaje oral, escrito, visual. Es una propuesta fundamentalmente dirigida a la formación del otro a partir de la comprensión de las potencias que su lenguaje tiene”.

Didier Álvarez sostuvo que también que siempre hablamos de la escritura y del acto de leer como algo que está dentro y fuera a la vez, una creación. En esta comprensión del ser está la filosofía porque no podríamos hablar de Mediaciones LEO sin tener una entrada filosófica primero.

“Precisamente en la sesión de hoy (lunes 14 de julio) hicimos filosofía del lenguaje. Hoy nos preguntamos por lo que es la realidad del lenguaje y la construcción del lenguaje en la realidad. Porque si no tenemos filosofía del lenguaje, no tenemos comprensión de lo que podemos hacer como mediadores y nos vamos a quedar en prácticas instrumentales y funcionales, que es lo que normalmente se hace”.

Quedarse en esas prácticas e instrumentales es problemático e incluso miserable, anotó con duras palabras Didier Álvarez y señaló como analogía el tener dos carros: un Rolls-Royce y un Renault 4 chocado de 1972 y decidir salir en ese vehículo y dejar guardado el otro. “Una filosofía del lenguaje es una pregunta por su vitalidad. Es una pregunta por los compromisos y las posibilidades del lenguaje en la construcción del ser y de la resolución de nuestra condición de ser en el mundo”.

Agregó tratarse de un asunto profundo y no superficial, el cual impacta las prácticas pedagógicas, las prácticas bibliotecarias y las prácticas de intervención cultural, porque todas se dan y son mediante el lenguaje.

Al consultarle sobre cómo tomar todo los textos que se ofrecen en la actualidad en sitios web y cuentas de redes sociales, Álvarez recordó que el lenguaje tiene una función y es permitirle al hombre estar en el mundo, pero ante todo estar consigo mismo. “Por ejemplo, nuestro nombre; por ejemplo, nuestro destino; por ejemplo, nuestro esfuerzo; nuestro camino; por ejemplo, nuestros anhelos. Todas son cosas que deben enunciarse con el lenguaje para poderlas vivir dentro. La neurolingüística cada vez es más clara en eso y dice que el lenguaje vive en dos realidades: en lo interno y en lo externo”.

Humano, persona y ser: sus diferencias

Entonces, dependiendo de cómo se use el lenguaje, también se construyen realidades externas, pero porque hay una realidad interna. “La potencia del lenguaje está en el ser. Necesitamos diferenciar entre humano, entre persona y ser humano”, dijo Álvarez, describiendo y detallando las diferencias: “El humano es una categoría esencialmente biológica y cultural. La persona humana es una categoría más social. Mientras que el ser humano es una categoría espiritual. No todas las personas han conquistado su ser. Son personas humanas.

El ser humano es aquella persona que ha conquistado su ser, es dueño de su ser, dijo Álvarez y a la pregunta de ¿cuál sería el ideal en toda práctica pedagógica?, respondió que permitir que una persona camine hacia su condición de ser y no solamente hacia su personalidad. “Es el esfuerzo de todo lo que han sido las filosofías de la antigüedad. Las sabidurías del mundo siempre llaman al hombre a eso, a ser”.

¿Y en qué momentos dejamos de ser? “Cuando creemos que la razón es la única posibilidad que tenemos de comprender nuestro mundo y cuando permitimos que en el lenguaje vibre el sentir de nuestro ser. Tu intuición, tu amor. Muchos tenemos tendencia a repetir, que es lo que el mundo nos propone: repetirnos”.

Eso es lo que (Martin) Heidegger llama una vida inauténtica, añadió el tallerista, explicando que es hacer lo que todos los otros hacen por el miedo que tenemos del mundo. “Nos somete y no nos movemos a abrir otros horizontes porque lo que me propone el mundo es lo que yo necesito. Entonces, me aturdo con dinero, me aturdo con poder, me aturdo con placeres, me aturdo con una vida inauténtica”.

Profesor y maestro no es lo mismo

Álvarez anotó que justamente esa fue la temática de la primera clase de su taller: ser auténticos como profesores para ensamblar a las lecturas. “Un profesor auténtico es una persona que camina hacia su propia autenticidad porque no se pueden separar sus roles. No puedo ser en un momento profesor y en otro momento persona. Nosotros como maestros estamos condenados a eso y si eso es una condena yo diría que es más una liberación. Siempre vas a estar respaldado por tu condición de ser, de lo contrario, no vas a ser maestro, sino profesor, que es distinto. El maestro ejerce el magisterio, el profesor ejerce una profesión”.

Didier Álvarez refirió que su utopía y horizonte es ser maestro, porque su alma lo necesita. “No me satisfago con ser profesor porque lo que yo le digo a mis estudiantes cualquiera les puede enseñar esto, pero yo no soy cualquiera y tengo el corazón vinculado con el de ustedes, y eso ya me pone en la obligación de aceptarme y construirme como maestro”.

¿Usted está en el proceso todavía?, preguntamos en el cierre de la entrevista. Álvarez respondió afirmativamente, indicando que el magisterio es un camino y es siempre un horizonte por conquistar. Habló de la necesidad que tiene su alma de ser lo que es y expresar lo que es la potencia de su ser. “Estas filosofías que estamos manejando son, aparentemente, muy complejas porque nos las quieren proponer como complejas para separarnos del derecho a la filosofía”, concluyó.

Texto: Carmen Cortez/Dircom.

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