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“El tendedero” regresó para quedarse

“Nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio. El tendedero regresa con mayor fuerza, cuéntanos tu historia”. Es el texto de las volantes que Geovanna Salazar Martillo, Omaira Martínez, Bruno Cayambe y otros compañeros, todos de la Escuela de Literatura, repartían la tarde de este jueves 8 de diciembre a quienes ingresaban a la Plaza Pública del MZ14 Centro de Producción e Innovación de la Universidad de las Artes.

El tendedero, un proyecto que Salazar desarrolló en la materia transversal Arte y Feminismo, tuvo ya una primera parte y regresa para quedarse, según dijo. Ocurría a propósito del lanzamiento del libro “Cuerpo presente”, de la docente de la Escuela de Literatura Siomara España. Un poemario en el que su autora da voz a las víctimas de femicidios y transfemicidos, de crímenes consignados en las crónicas publicadas en los medios impresos del país.

Salazar señaló que recibió de Siomara España el apoyo para que pusiera no solo el tendedero, sino que realizará una perfomance que sería parte de la presentación de “Cuerpo presente”.

La primera vez que puso el tendedero, agregó la estudiante, fue en agosto pasado. “La docente Libia Pérez, quien me dio la asignatura transversal de Arte y Feminismo, nos impulsó a realizar proyectos de impacto visual acerca del tema en diversidad de género”. Entonces pensó en una recreación de la artista, crítica de arte y feminista mexicana Mónica Mayer, quien fue la primera en realizar un tendedero en un museo contemporáneo con una pregunta acerca de lo que más detestaban las mujeres de la ciudad. Las respuestas, lejos de estar relacionadas con deficiencias en servicios básicos o la delincuencia, por ejemplo, se enfocaron en denuncias sobre el acoso, el temor a ser abusadas y el peligro de salir solas.

Una inspiración para la denuncia y el desahogo

“Eso me inspiró. El acoso y el abuso es una problemática que ocurre en todas partes y no se estaba haciendo nada al respecto. Busqué una pregunta general, no enfocada solo en mujeres, porque todxs tienen una historia que contar. Pregunté, ¿cuándo fue la primera vez que te acosaron? Las reacciones fueron impactantes”, anotó Salazar.

Hubo conflictos y llegó a recibir hasta amenazas, reveló, pues muchxs pusieron nombres y apellidos de acosadorxs y los contenidos del tendedero saltaron a las redes sociales. “Era la repercusión misma de la obra. La universidad nos dio incluso los protocolos de denuncia para divulgarlos, a fin de que se expusieran casos”, expresó Salazar.

Reconoció que prefirió hacer un alto, pero tras leer “Cuerpo presente” sintió que el tendedero debía seguir dando espacio a la denuncia del acoso y del abuso en todas sus dimensiones porque no son solo sexuales. “También los hay laborales, psicológicos y emocionales. Es un espacio para que la gente pueda contar sus historias y desahogarse, refirió y anotó que su propósito no es solo mantenerlo, sino colocarlo fuera de la UArtes.

En el diálogo con InfoUArtes Salazar prefirió no adelantar la performance que había preparado con sus compañeros para el lanzamiento de “Cuerpo presente”. Llegada la hora de este evento, y participando ella como una de las panelistas, dio cuenta de las ocho sillas que habían colocado entre las que ocupaba el público.

No había personas sentadas en ellas. Pegados en los espaldares se leían las impresiones de leyendas que registraban las historias de muerte y violencia de las que fueron víctimas Andrea, Verónica, Lisbeth, Nancy, Kerly, Karina del Pozo y María Emperatriz, y dos niñas cuyos nombres se omitieron. Allí se habían colocado también vestimentas femeninas, en un simbolismo de dolorosas ausencias.    

“Andrea solo quería iniciar una nueva relación amorosa y seguir adelante”. “Verónica estaba caminando con sus hijas y su madre cuando una camioneta con tres hombres se estacionó frente a ellas”. “Lisbeth Baquerizo no se cayó de las escaleras y murió por un infarto”. “Nancy tenía una boleta de auxilio guardada en la carretera al momento de ser encontrada en un lote baldío”. “Los vecinos escucharon la discusión y los gritos de María Emperatriz, pero en una pelea de pareja nadie se mete”. “Kerly salió a la piscina con sus amigos por el día de San Valentín. No regresó a casa”. “Karina salió desde temprano a dejar su hoja de vida con sus amigas; se encontró con su expareja”.

Son extractos de las crónicas publicadas en los diarios del país, donde se narraban cómo ocurrieron las muertes de las víctimas citadas.

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