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De la primera cohorte de PAH, Anahí Altamirano obtuvo magna cum laude

En la ceremonia de graduación que realizó la Universidad Nacional de Educación, la licenciada Anahí Altamirano no solo recibió el título en la carrera de Pedagogía de las Artes y Humanidades que cursó también en la UArtes, por el convenio entre ambas instituciones, sino también el reconocimiento por haber obtenido un alto promedio en la que constituye la primera promoción del PAH.

InfoUArtes contactó a Anahí Altamirano para recoger sus impresiones por el magna cum laude obtenido y para conocer de cerca su experiencia durante su preparación académica en la UArtes. A continuación, sus respuestas a las inquietudes en una reseña escrita en primera persona: 

Desde el momento en el que se me otorgó el cupo para estudiar la carrera supe que existía un convenio que me iba a permitir viajar a Guayaquil a fortalecer mi educación en la Universidad de las Artes. Siempre estuve muy emocionada por esa transición, nunca tuve miedo ni sentía peligro de enfrentarme a un nuevo reto educativo. Conocía la ciudad porque había pasado vacaciones o visitado familiares allí, pero era la primera vez que iba a establecerme en un nuevo contexto culturalmente.

El clima siempre me ha encantado. La Costa y sus paisajes me fascinan porque al ser serrana, por mi salud me favorece. La adaptación no me fue tan complicada. A pesar de ser muy hogareña percibí por primera vez la independencia, pues estoy acostumbrada a convivir frecuentemente con toda mi familia y eso sí me pegó emocionalmente, pero aun así esta situación se volvió llevadera gracias a mis amigas y compañeros de clase con quienes creamos un vínculo más fuerte y afectivo, sobre todo, nos consideramos como esa familia que a todos nos hacía falta.

Debo decir que lamentablemente el tiempo que estudié presencialmente en la UArtes fue muy corto. Duró siete meses debido a la pandemia por COVID-19. El año y medio que faltaba se tornó online, aun así, el tiempo experimentado ha sido para mí lo mejor. Durante las prácticas preprofesionales conocí muchos espacios dedicados a educar mediante el arte; de hecho, Guayaquil es un lugar lleno de arte y cultura.

Hicimos las PPP en la Asociación Comunitaria Hilarte y fue espectacular porque por primera vez en mi vida conocía una institución donde el arte es el eje de aprendizaje inclusivo, Me llevo en el alma y la mente los buenos docentes que nos enseñaron a buscar por nosotros mismos la forma de aprender más de lo que ya sabemos. Nos volvieron estudiantes independientes y capaces de todo.

También al final del cuarto ciclo fuimos los encargados principales de llevar a cabo talleres vacacionales en una institucióm educativa de Guayaquil, fue una época muy buena porque todos mis compañeros y yo ya fungíamos como docentes y se logró resultados satisfactorios para todos nosotros.

Ser la primera cohorte de licenciados en Pedagogía de las Artes y Humanidades me hace sentir muy feliz y orgullosa porque somos los primeros en el país y con ello tenemos la oportunidad de mejorar y cambiar el sistema educativo en artes, ya que en la zona donde resido el arte, en especial, es desvalorizado. No hay consciencia sobre su significado y todo lo que se puede hacer, por ello me parece que es muy importante marcar precedentes. De mi parte, gracias a la educación artística que me brindó la Universidad de las Artes.

En cuanto al mejor promedio de mi promoción, la verdad no lo esperaba porque estoy consciente de que todos luchamos mucho para llegar hasta aquí. Esta distinción significa para mí que no debo subestimarme, pues me doy cuenta de que soy capaz de esto y mucho más. No hay que darse por vencidos. A veces el estrés y la frustración propios de la vida estudiantil quieren hacernos tirar la toalla, pero no hay que permitirlo. La recompensa que hoy tengo es el pago a mis esfuerzos y sacrificios. Esta frase se ha vuelto mi mejor amiga: el que no arriesga, no gana.

Texto: Carmen Cortez Foto: Rocío Martínez/DIRCOM

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