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Entre tejidos, arte y pedagogía

Con los artistas y docentes de la Universidad de las Artes Cristian Villavicencio y Gabriela Fabre como facilitadores y con ellos Manuel Rodríguez (PURAHOJA), quien dijo pertenecer al pueblo indígena de los Chachis –que habita al noroeste del Ecuador, en la provincia de Esmeraldas–, se desarrolló el taller “Fibras. Entretejidos de arte y pedagogía”, en el marco del VII Encuentro Internacional de Investigación en Artes.

Tuvo lugar este jueves 5 de octubre en la Biblioteca de las Artes y complementó la mesa de diálogo e inauguración de la muestra homónina en la Galeria 4ta Pared, actividades cumplidas el martes 3. Rodríguez explicó que de la paja toquilla y el chocolatillo salen las fibras para realizar los trajes de colores, además de usar la cromática en otros objetos, como lámparas. El artesano describió una obra realizada en Cuenca, para la cual insertó fibras de diferentes países en figuras geométricas. Su figura preferida es el icosaedro, un poliedro de veinte caras al que denominó “Duda”.

Agregó que procura que sus trabajos en los talleres se puedan observar no solo como un proceso de tejidos, sino que generen una imagen, una expresión de la naturaleza por medio de sus colores. Cada tejido es un color del Amazonas y el artista demuestra distintas maneras para transmitir su cultura al mundo como un poeta que sale a la luz sin ocultarse, un artesano lleno de dinamismo da movimiento a sus piezas.

Este tipo de trabajos son espacios políticos, pensamientos reflejados en las técnicas, la aplicación del dibujo; es la técnica que ayuda a replicar las imágenes y que estas sean generativas. Son reservas etnográficas que no necesitan teorías, sino espacios, anotaron los panelistas.

Tras una amplia descripción de las artesanías y sus conceptos, los artistas, el público y la comunidad universitaria se dirigieron a la Galería 4ta Pared donde se encontraban expuestos varios de los trabajos, como la lámpara a la que Manuel Rodríguez hizo referencia y que fue la más observada, pues contenía materiales naturales y una aplicación de figuras geométricas y figuras circulares que contenían fibras de coco.

Raquel Lema, otra de las expositoras, hizo un camino de mesa con un tejido de totora y figuras dimensionales con corte contemporáneo que permiten crear una imagen de que la obra flota en el aire. Francesca Sabbagh propuso una creación trabajada con materiales de trenza en filigrana, paja de trigo y toquilla; su obra mostró elementos curvos como si fueran pétalos de una rosa.

Jorge Arévalo, de la Escuela de Literatura, itinerario de Edición, también presente en el recorrido, indicó que ha compartido su vida en tres regiones distintas del país (Guayaquil, Cuenca y Macas) y le sorprendió la fusión de modernidad y artesanía reflejada en “Fibras”. “Es diferente a lo que estoy acostumbrado a ver en artesanías. Lo relevante de estas obras es el uso de la técnica del pueblo Shuar, me llama la atención eso porque tengo raíces de esa etnia, por mis abuelos”.

Arébalo resaltó la presentación de “Fibras” en Guayaquil, pues la gente va conociendo la cultura del Oriente. “Para mí es un orgullo. Así las demás nacionalidades y regiones demuestran que tienen algo que aportar al arte (en este caso el tejido). Otros materiales textiles como sombreros, carteras y lámparas están bien hechos. Hay técnicas que solo se utilizan en el Oriente y la Sierra, aquí veo que se han fusionado”.

Erick Marín, también estudiante de Literatura, itinerario Pedagogía de las Artes y Humanidades, consideró interesante la exposición, pero le hubiera gustado, anotó, que la mesa de diálogo se tomara más tiempo en explicar las artesanías. “Estoy consciente del tiempo y de la agenda de los expositores, pero hablaron mucho de pedagogía y los procesos de creación no fueron tocados a profundidad”.

Cobertura: Michael Medina Chalco, estudiante de la Escuela de Literatura.

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