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Premio publicaciones infanto-juveniles de CCE para libro álbum de Alejandra Zambrano y Daniela Meythaler

La pérdida de la memoria y los recuerdos se materializan en el libro álbum, con título tentativo “Aquiles y la tormenta”, de María Alejandra Zambrano y Daniela Meythaler. El balance entre ilustración y texto, así como el tratamiento del tema de la muerte y el espacio cultural montubio manabita para niños y niñas, llevaron a la obra a hacerse acreedora del primer puesto del concurso de publicaciones infanto-juveniles de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.

En conversación con María Alejandra Zambrano, también directora de la Escuela de Literatura de la Universidad de las Artes, indica que esta ha sido su primera experiencia como ganadora de un concurso de escritura. Lo más gratificante, añade, es el habérsele sido otorgado el premio por ser la historia personal de su abuelo. “Un abuelo que en sus últimos años vivió casi que postrado en una cama con Alzhéimer y yo pude ver el deterioro de su cuerpo y de su mente”, remarca al tener en cuenta que, para una gran mayoría de niños y niñas, su primer enfrentamiento con la muerte se da con la perdida de los abuelos.

Una obra infantil debe estar conectada con procesos de mediación lectora. El libro álbum, género al que pertenece la obra galardonada, da paso a una narrativa virtual y simbólica que permite conversar y reflexionar en familia. “Es duro como familia enfrentar el Alzheimer, donde uno de tus miembros vaya, de a poco, la memoria desvaneciéndose por la pérdida de los recuerdos. Es muy duro cuando los padres ya no reconocen a los hijos, mucho menos a los nietos. Esto podría ayudar a los procesos familiares para que esto sea más llevadero”.

Historia se desarrolla en Manabí

Los acontecimientos de la historia se desarrollan en Manabí, de donde son oriundos Zambrano y su familia paterna. “Definitivamente no se ha visto un libro álbum dedicado a esta parte del país. Se ha producido otros temas, pero no que se hable de esta región”, sostiene.

Para la ilustradora Daniela Meythaler, la obra inició como un proyecto de pasantía. Zambrano describe el trabajar con Meythaler como “un logro”, enfatizando que la artista visual supo comprender la esencia de la historia. “No es literal sino es toda una interpretación, súper simbólico, es muy propio. Yo creo que la ilustradora también se apropió de la historia, pudo expresar y reinterpretar desde su forma de entender el mundo de su sensibilidad”, dice Zambrano. El trabajo de ilustración fue elaborado a base de acuarela, hecho a mano, pensando detalladamente en cada pincelada.

La Casa de la Cultura Ecuatoriana se encargará de la difusión de la obra con una gira que empezará en Manabí, hecho importante para Zambrano, quien desea expandir los circuitos literarios mayormente situados en las ciudades principales del país, como Quito, Guayaquil y Cuenca. Adicionalmente, espera realizar actividades en relación con el libro desde el campo.

Publicar cada año un libro para niños

A partir de la elaboración de la obra y el logro alcanzado, Zambrano transmite su deseo para la Universidad de las Artes de publicar todos los años un libro de la colección Infancias, “donde el género podría ir turnándose como poesía, cuento, libro álbum, género informativo, etc.”. Este año se han publicado los trabajos literarios con el sello de la editorial UArtes: “Instrucciones para leer el mundo” de las autoras Daniela Dávila y Carmen Lupáez y “Soñar y vivir la selva: poesía desde el Yasuní”. Este último, del cual Zambrano destaca su aspecto colectivo y colaborativo, será presentado el día miércoles 8 de noviembre en Libre Libro.

“La universidad también puede promover este tipo de literatura a los estudiantes de Literatura. Si es que los jóvenes de chiquitos no están leyendo, difícilmente les va a llegar el interés a los 16 años por la literatura, ni tampoco el deseo de venir a estudiar a la UArtes”, manifiesta sobre el adquirir interés y curiosidad desde la infancia por la lectura.

Importante es la falta de política pública sobre mediación lectora, un plan nacional de lectura, buena literatura infantil de calidad, bibliotecas comunitarias y centros infantiles en barriales que permitan el acceso a la compra y/o préstamo de libros. Estos sistemas y redes, acota Zambrano, promoverían la transformación de poder entenderse a uno mismo en relación con la sociedad, con otras personas, imaginar otros futuros que son posibles gracias a la lectura y escritura. “Yo por eso me apunto tanto y tan a favor de la literatura infantil porque yo creo que allí hay que intervenir de una manera para la transformación social”, expresa la escritora.

Literatura infantil no es menor

Rechaza el pensar de la literatura infantil como una “literatura menor”, destacando la responsabilidad que significa el comunicar y enseñar a los niños. “A veces uno escribe cualquier cosa y porque está hablando en diminutivo o hablando de cosas sencillas eso ya les llega a los niños. Los niños son muy inteligentes, los despreciamos por sus comentarios y por su inteligencia y no debería ser así”, recalca.

La directora de la Escuela de Literatura considera la lectura en forma de cómic y/o novela gráfica como una alternativa interesante para niños que no muestren interés en leer textos extensos. Comparte la experiencia de su hijo de 10 años, quien recibió un cómic de un autor de Malasia. “Lo leyó en dos noches. Volvía, pasaba la página, la regresaba y lo volvía a leer. Estaba hablando de un contexto cultural muy amplio, pero que un niño de 10 años en Ecuador pueda conectar con un niño literario en Malasia hay una cuestión de infancia que va más allá de barreras lingüísticas, religiosas.”

Zambrano espera que la Casa de la Cultura Ecuatoriana continúe otorgando oportunidades a escritores de esta línea. Actualmente, se encuentra trabajando junto a dos colegas, un ilustrador y un ecólogo, en un libro informativo de divulgación científica sobre el jaguar y la Amazonía. Afirma que su pasión por la biología, las plantas y la ciencia en general la impulsaron a tomar el reto.

Cobertura: Michael Medina/Edición: Daniella Vera, estudiantes de la Escuela de Literatura.

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