Como “Exploraciones desde y hacia el flamenco” tituló “Universos Sonoros” a la mesa redonda que se desarrolló en la jornada inaugural de la cita, organizada por la Escuela de Artes Sonoras de la UArtes. Tuvo lugar este martes 28 de mayo en la Sala de Usos Múltiples, donde nuestros docentes y artistas Santiago Cárdenas, Benjamín Cortés y Gloria Febres Cordero compartieron sus experiencias con el género desde el baile, el teatro y la música. En la moderación intervino Camila Valdiviezo, estudiante de la Escuela de Literatura e integrante del grupo GYE Flamenca.
Un recorrido de 22 años
Gloria Febres Cordero inició su intervención haciendo un repaso de lo que ha sido su trabajo, el de su hermana, Aglae, también docente UArtes, y Natasha Arellano. El respeto hacia la tradición, la curiosidad ante la innovación y los riesgos escénicos social y políticamente poético han sido algunas de las guías de lo realizado en los 22 años que llevan inmersas en la danza. Un tiempo significativo que les ha dado la oportunidad de trabajar con aproximadamente 150 artistas que dijo admirar y respetar.
Iniciaron el viaje en el 2002, el cual las ha llevado, hasta la actualidad, a renovar de manera crítica sus miradas hacia la danza y la escena. Febres Cordero mencionó a la maestra de ballet Clarita Díaz, quien en una clase un ensayo les refirió de sus inquietudes por ser independientes, una necesidad cuyo trabajo se direccionó hacia las obras teatrales desde el flamenco, utilizándolo como un lenguaje dancístico. El paso que tuvieron por la Compañía Arteamérica las marcó significativamente. El contacto que tuvieron luego con Santiago Roldós y Pilar Aranda en el ITAE; el primer montaje: “El fantasma de la ópera”, en ballet flamenco desde la fusión, seguido por “Carmen” y muchas otras obras; Beatriz Parra, Antonio Santos, David Medrano. Muchos nombres, producciones y experiencias deun imparable y desafiante recorrido.

Entre lo teatral y dramático
Benjamín Cortés dijo, por su parte, que su relación con el flamenco se dio desde lo escénico, en una mezcla entre lo teatral y dramático. La cultura flamenca es una cultura tremendamente dramática y de mucha potencia, dijo. Una fusión de la que no se puede hablar sin tomar en cuenta a Federico García Lorca, dramaturgo adelantado a su tiempo que volcó su alma hacia la cultura flamenca (…). Sus historias tienen mucho que ver con historias gitanas, sus personajes tienen que ver con toda esta cultura gitana y flamenca que se venía desarrollando siglos atrás ya en España y que llega a América como una manifestación artística dancística, permeándose y estacionándose en la cultura latinoamericana, precisó el también director de la Escuela de Artes Escénicas de la UArtes.
En el flamenco como guitarrista
En su intervención, Santiago Cárdenas reveló que llegó al flamenco como guitarrista y por accidente. “Me fui a España a estudiar guitarra clásica –no había las que cuadraran con su presupuesto y alguien le recomendó una de flamenco– y me choqué con un mundo totalmente desconocido (…) que me capturó totalmente, me enganché y enamoré desde el compás”. Agregó, sin embargo, que a medida en que iba averiguando más se daba cuenta de que no sabía nada sobre flamenco. Pasó mucho tiempo sin entenderlo porque pensaba que era ritmo y armonía.
Dejó de tocarlo por mucho tiempo, contó Cárdenas, hasta que nuevamente en España tuvo la oportunidad de acompañar en baile y canto a unos amigos, y descubrió que estaba pensando la música solo en términos del sonido y no en lo que le puede brindar a un actor, a una bailadora, a un poeta. “Se me abrió el mundo de capacidades de la música a través del flamenco (…). Me invitó a leer a Lorca e ir más allá de solamente el ritmo, la armonía y la guitarra”.

Cárdenas habló de la fusión del flamenco con otros géneros como el jazz y también de que “el público lo siente, jalea, respira contigo y se vuelve parte (…). El flamenco no solo son las palmas y la bailaora de vestido rojo, sino una manera de pensar, caminar, andar y escucharse mutuamente. De esa manera creo que todos podemos generar la energía y ebullición de expresión que hemos visto en los tablaos, en las obras de teatro y en más expresiones de fusión con flamenco”.
Inquietudes en la mesa redonda
En el mismo orden de intervención, y ya sin mayor tiempo para varias preguntas, Camila Valdiviezo inició la mesa redonda formulando una a cada panelista. A Gloria Febres Cordero le consultó sobre lo que en su diálogo inicial denominó “el flamenco como lenguaje” y lo qué simboliza ese despojo de escenografía que luego es reemplazado por estructuras.
En respuesta, la docente UArtes recordó una conversación con la bailaora de flamenco y coreógrafa española Belén Maya, tras un período de clases, a quien le expresó la limitante que para ella significaba tener una formación de danza clásica, de jazz y todos los lenguajes académicos, y desde su perspectiva cómo eso interfería para llegar al flamenco como quería. Maya le señaló que todos los lenguajes iban a ser expresados en su momento.
Febres Cordero reveló que con el paso del tiempo se metió de cabeza a estudiar flamenco, ensayando cinco horas todos los días para entender y, en efecto, llegó el momento en que el cuerpo simplemente ya lo tenía e inició una búsqueda de reencontrarse con lo otro y hacer sinergia. “Cuando me refiero al flamenco como lenguaje, me refiero a respetar esa sinergia que he podido lograr en mi propio cuerpo, que me permite abordar estas temáticas sin pensar en que no puedo. Creo que es la forma cómo lo he podido abordar con respecto a la escenografía”.
A Benjamín Cortés, Valdiviezo le preguntó acerca del fondo y de las temáticas de Federico García Lorca y cómo estos resuenan hoy y resonaron en Latinoamérica en su tiempo, ¿hay algo en la forma poética y estética, hay algo más de lo estético y poético? El docente dijo que lo escrito por el poeta y dramaturgo español se mantiene vigente justamente por la raíz que tiene el hablar de estos temas. Tener datos sobre la cultura flamenca, leerla y verla ayuda a comprender estos textos.
Contó que la primera vez que vio un montaje de “La casa de Bernarda Alba” estaba en secundaria y le parecía muy atractiva toda la escenografía, pero la obra no le decía nada, se le hacía larga y aburrida por el tipo de lenguaje que utilizaba, un lenguaje casi poético. “Cuando la vuelvo a ver y a releer la obra, ya estudiando teatro, me doy cuenta de su fuerza y cuando la veo mezclada con toda esta cultura flamenca me doy cuenta de su real potencia. No está en la espectacularidad de la escenografía, sino en la simpleza de sí misma. La historia, el texto, el trasfondo, la denuncia que trae la hace espectacular”.







