“Libros de la diferencia”, charla de docente UArtes Jéssica Zambrano en Lanfor Abierta

Como “Libros de la diferencia” tituló la docente UArtes Jéssica Zambrano a la charla que brindó hoy, miércoles 23 de abril, en el primer día de Lanfor Abierta, organizada por la Biblioteca de las Artes. En su exposición, la también periodista, editora y cofundadora de INDÓMITA Media realizó un recorrido simbólico por incendios y exilios a través de los libros y bibliotecas a los que la política les pide silencio.

“(…) A pesar del discurso de libertad, de independencia, de libertad económica y demás, hay otros cuerpos que se están silenciando constantemente y narrativas que, al parecer, no son peligrosas para nadie”, anotó Zambrano, quien reveló que como periodista y escritora ha ido rastreando algunas bibliotecas que se incendiaron en Guayaquil durante la época de la dictadura militar. “Quería hablar de ellas y ponerlas en valor y pensar cómo ahora se gestan nuevas censuras desde otros lugares y voces, principalmente de las que tienen que ver con las disidencias”.

De las bibliotecas a las que hizo referencia, Zambrano mencionó las indagaciones que ha realizado a las de Elías Muñoz Vicuña, considerado uno de los más grandes historiadores de la masacre obrera que hubo en Guayaquil –el 15 de noviembre de 1922–, y Manuel Medina, ganador del Premio Ensayo Casa de las Américas –en 1968, por la obra “Estados Unidos y América Latina, Siglo XIX”–. “Ambos fueron perseguidos por la dictadura militar en 1963 y sus bibliotecas fueron incendiadas y desaparecidas; ellos tuvieron que recurrir al exilio”. 

Agregó Zambrano que Muñoz y Medina fueron considerados comunistas y aunque existían pocas pruebas de que sus pensamientos en esas bibliotecas fueran radicales, se valieron de ese argumento para perseguirlos. “La idea es también pensar cómo se retoma este discurso contra otras narrativas, como por ejemplo la novela argentina ‘Cometierra’ (de Dolores Reyes, quien explora la violencia, la injusticia y la resistencia en un barrio del conurbano bonaerense, a través de la historia de una joven que tiene el don de ver la muerte)”.

Zambrano señaló, además, que otros libros, como el de Toni Morrison, están siendo censurados, lo cual nos lleva a pensar en qué momento estamos viviendo y si decidimos guardar o no guardar silencio. En su charla, la escritora y docente hizo un repaso de las grandes bibliotecas incendiadas en el mundo para acallarlas y truncar el conocimiento. Se remontó a Salem de 1680 y a la cacería de brujas. “Las ideas de los otros siempre han producido miedo, rechazo, fuego y cenizas; entonces me aventuro a rastrear lo que hoy pasa”.

Guayaquil, la ciudad puerto, no solo albergó durante una época la mano de obra mayoritariamente esclavizada y negra, también chola, mestiza e indígena, que nos dio el mayor boom cacaotero de nuestra historia. “Hace ocho años me planteé algunas preguntas sobre el archivo y el rastro de una ciudad que no solo trabajó para ese boom, sino que permitió que una de las más emblemáticas muestras de resistencia y lucha por la dignidad surja a través de la marcha obrera”.

En la actualidad, añadió Zambrano, se dice que Guayaquil es una ciudad que no protesta. “¿Será acaso que el mismo fuego y envejecimiento que le permitieron a los rastros de esta época hacerse fuerza para el silencio? En búsqueda de estos rastros comencé a indagar en algunas señales que dio a luz la marcha obrera y algunos movimientos de resistencia desde la clase trabajadora”.

Quizás la salida sea habitar la palabra y las formas del discurso, dijo Zambrano, indicando que muchas veces la literatura y las diversas formas de gestionar la historia se gestan desde la libertad. Habló de no permitir la imposición del miedo y la violencia que nos conserva en nuestras casas. “Tenemos miedo de salir, de protestar, de decir y, al mismo tiempo, eso significa el desbaratamiento de la organización colectiva”. Instó también a pensar y repensar la ciudad como históricamente ha sido.

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