Logo-UArtes-white
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Paolo Vignola, investigador asociado NEST, trató el marco conceptual del proyecto y el encuentro internacional

En el primer día del encuentro artístico y simposio Internacional “Localidad y Tecnodiversidad: Hacia territorios artística y ecológicamente inteligentes”, iniciado este 1 de agosto, Paolo Vignola, investigador asociado del proyecto transdisciplinar e internacional NEST, brindó una ponencia en la que abordó su marco más conceptual.

Tuvo lugar en el MZ14 Centro de Producción e Innovación de la Universidad de las Artes, donde hasta el domingo 6 se desarrollarán el simposio internacional, así como exposiciones artísticas, recitales musicales, cine, proyecciones audiovisuales, acciones poéticas, presentación de proyectos de investigación en artes, de procesos pedagógico-artísticos y de vínculo con la sociedad.

“Pasamos de una crítica radical al urbanismo neoliberal, a una crítica radical de la tecnología en los territorios. NEST sería la continuación y también el coloquio sobre localidad y tecnodiversidad quiere ser un poco la extensión y continuación de Guayaquil Archipiélago”, dijo.

Esta es una metáfora del archipiélago que se nos ocurrió a Sara Baranzoni, también investigadora asociada, y Noel Fitzpatrick, director general de NEST, de la Universidad TU Dublin. Estaban frente al MZ14 “y conversando, conversando, pensamos un poco en la morfología de Guayaquil y en los barrios que están muy fragmentados, muy aislados y que, al mismo tiempo, pueden conectarse y se conectan desde sus propias singularidades”. Un poco como el archipiélago que está hecho de islas, cada una distinta, diferente y en comunicación con las demás.

La metáfora del archipiélago significaba repensar la ciudad también a través de la tecnología. No descartarla solamente porque se desarrolla en el marco de una economía política que es ajena a nosotros, a nuestros trabajos y existencias. Hay que tomar la potencia de la tecnología y darle la vuelta, precisamente pensando en las existencias de la gente, de los territorios, de los barrios y esto a través de las artes. Conectando territorios artística y ecológicamente inteligentes, dijo.

“(…) Logramos pensar el archipiélago como una alternativa teórica y sociotécnica al concepto de red, de network. Pensemos qué es una red digital y cómo funciona. Lo transforma todo en nudos que se pueden conectar, lo transforma todo en elementos que se pueden calcular y hasta anticipar y ahí se pierde la singularidad de un territorio, de una localidad, de un individuo, de un elemento”.

Paolo Vignola citó la frase de un pensador latinoamericano y descolonial, quien señala que “el acto de extracción elimina todas las relaciones que dan sentido a lo que se extrae”. “Al extraer algo de un territorio estamos eliminando, coartando las relaciones que le daban sentido a lo que estamos extrayendo. Sea del subsuelo o nuestros datos, al extraerlos vamos perdiendo algo. ¿Qué hacer para resistir o superar el extractivismo? Ese es el reto político del proyecto y también a nivel estético, artístico y teórico del coloquio y de la exposición”.

Los conceptos de localidad y tecnodiversidad

También hizo referencia al título de localidad y tecnodiversidad del encuentro. De la primera palabra se puede pensar en un lugar, una calle, una ciudad, un pueblo. Algo que, tal vez, defina nuestra identidad, pero si pensamos cuál puede ser la potencia de una localidad, entonces tal vez podamos entender qué es algo que va mucho más allá de la identidad. Una localidad es el sentido de un lugar, que es, a la vez, material e inmaterial.

El sentido es lo que podemos recoger de un lugar y, creo, no termina un lugar. “(…) Pensar la localidad primero como un lugar, de acuerdo, pero un lugar de enunciación, o un punto de vista, o de creación, o de sentido, que –para nosotros– no tiene que encerrarse como una postura, hay que pensar esa localidad como la singularidad irrepetible, algo que existe por sí, por su diferencia y que, sin embargo, se relaciona con otras localidades y ese es también el sentido de conectar artística y ecológicamente territorios. Si pensamos la localidad así, ya no es la expresión de una identidad, sino que tal vez sea potencia de expresión y potencia de relación con los otros, con los demás lugares”.

El concepto de tecnodiversidad ganó bastante espacio en el discurso filosófico, ecológico y político. Se lo debe al filósofo chino Yuk Hui, quien, anotó Vignola, de alguna u otra manera colabora con el proyecto. “(…) La humanidad, desde la más diversas localidades, siempre ha desarrollado tantas cosmovisiones cuantas tecnologías. Pensemos en los distintos sistemas de comunicación y memorización, desde la escritura alfabética hasta el quipu hay tecnodiversidad. Cada localidad, país, región y cultura desarrolla su propia tecnología o hasta la tecnología de cada región, país, localidad desarrolla su propia cultura. Hay toda una comunión entre existencia, cultura, valores espirituales y las técnicas y tecnologías que estructuran estos valores”.

Pensemos en las diferentes formas de trabajar la tierra, de gestionar el agua, el clima, los animales crear máquinas, inventar formas artísticas, etcétera. Cada país lo desarrolla a su manera. Una cosmología o cosmovisión como articulación del orden natural y el orden espiritual o moral siempre dependen de las técnicas que se aplican o hasta se inventan en un determinado lugar, es lo que dice Yuk Hui, mencionó el académico.

Vignola concluyó en pensar en la tecnodiversidad como un horizonte, como algo por venir, que podríamos construir. Un objetivo a la vez teórico, epistemológico, estético y político, “así como se habla de ecología de los saberes, de una comunión y convivencia de distintos saberes científicos, espirituales, etc., Así como se habla de una ecología de saberes podamos pensar en una ecología de las tecnologías; procedentes de varias tradiciones y cosmologías puedan conectarse para pensar en una tecnología pluralista y hecha de elementos heterogéneos para el porvenir.

“Tal vez sea esta la forma no solo de resistir a la tecnología presente y occidental, sino de superarla e ir más allá de la inteligencia artificial que parece dominarnos y esto tal vez se pueda desde las artes, porque finalmente quien trabaja en la tecnología desde siempre, quien hace que sea creación son los artistas antes que los políticos y filósofos”, expresó y agregó: Tal vez se trabaja la técnica, estéticamente sí se puede imaginar un mundo tecnológico distinto, donde la diferencia está valorizada y no es algo que tengamos que tenerle miedo; hay que valorizar la diferencia, inclusive dentro de la tecnología.

Comparte esta nota