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4 composiciones al estilo Niche y 3 arreglos del grupo salsero presentó Martín Salazar en “Bajos calientes”

A su concierto de grado lo tituló “Bajos calientes” y señaló como un proyecto que busca reflejar el estilo musical del Grupo Niche. Con ese propósito, Martín Salazar, estudiante de la carrera de Artes Musicales y Sonoras de la UArtes, presentó cuatro composiciones que evidenciaron los resultados de su propuesta, así como tres arreglos de las obras más reconocidas de la agrupación salsera colombiana: “Cali pachanguero”, “Gotas de lluvia” y “Sin sentimiento”.

La presentación tuvo lugar el 31 de enero en la Plaza Pública del MZ14 Centro de Producción e Innovación de la Universidad de las Artes. Allí lo acompañaron Valeria García, voz; César Guerrero, flauta; Christian Jaramillo, teclado; y José Araujo, percusión.

En diálogo con InfoUArtes, Salazar, cuyo tutor de tesis es el docente Rubén Riera, contó que, si bien con la creación de las cuatro obras musicales rindió homenaje al Grupo Niche, también quiso generar una semilla para la creación de un género de salsa que sea característico de Guayaquil. También mencionó que de las cuatro obras que propuso para el proyecto, Karen Márquez compuso la letra de tres de esos temas.

Con solo cinco músicos

Que fue un reto desarrollar el proyecto, agregó, puesto que las orquestas de salsa tienen como mínimo quince músicos “y en mi propuesta trataba de sintetizar el estilo de salsa a solo cinco músicos, lo fue considero fue un gran éxito”.

En cuanto a las composiciones, Salazar anotó que estas guardaban similitudes a los temas más conocidos del Grupo Niche en cuanto armonía, melodía, ritmo, tempo, clave y tonalidad. Las letras mantuvieron relación con los temas que interpretan la agrupación colombiana, cuyo corte son la salsa romántica y la social.

Las obras interpretadas fueron “Bendita vida”, “Amores imposibles”, “Aquella noche de abril” y “Guayaquil caliente”. “Gracias a los respectivos ensayos y también al aporte de los mismos músicos se logró que estos temas sean agradables para el público presente”, refirió.

A su preparación en la UArtes, de la cual destaca su contenido académico y práctica, Marín Salazar enmarca como la mejor experiencia que ha tenido. “Al inicio de mi carrera, en 2018, conocí a grandes amigos que hicieron que mi vida universitaria fuera más representativa, al compartir escenario y algunos momentos. También los maestros que me ayudaron a entender y mejorar en la música, a mis maestros de instrumento que pulieron mi técnica en el bajo y a mi tutor que me ayudo siempre que pudo para tener un proyecto de titulación pulcro”.

La música, un modo de vida

Aprender de la teoría musical y mejorar en la instrumentación fueron dos de las varias razones por las cuales, asegura, quiso estudiar en la UArtes. Desde los 18 años supo que la música se iba a convertir en su modo de vida y tenía que mejorar para lograr que así fuera.

Nacido en Guayaquil, Martín Salazar indica ser musicalmente hablando un instrumentista de bajo eléctrico, capaz de interpretar obras, temas y canciones de manera profesional. Completamente responsable y puntual para lo que lo llamen. “Puedo decir que soy compositor y arreglista”, dice y admite sin falsa modestia que cuenta con obras que no se han publicado porque no ha querido hacerlo, no al menos por el momento. “Las que presenté en mi concierto de titulación serían mis primeras obras presentadas en público”.

Señala como una de las razones por las cuales no cuenta con trabajos musicales grabados y publicados es porque se enfocó en tocar el bajo eléctrico en diferentes bandas para eventos corporativos o festivales. “Dentro de la universidad he sido parte de proyectos de otras personas, donde he ejecutado el bajo. Actualmente me dedico principalmente a tocarlo en lo que en la jerga musical llama ‘chivos’”.

Al concluir su carrera indica que se esmerará por grabar un par de los temas que ha compuesto, puesto que recibió comentarios positivos de los temas creados. Buscará también emprender nuevos proyectos musicales y, en lo posible, hacer una maestría en composición fuera del país.

Foto: Camila Guerrero, Escuela de Artes Sonoras.

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