Gilberto Rivero y la grabación de la sección de vientos; en CASE con charla y concierto

En las Conferencias de Audio y Sonido del Ecuador (CASE), organizado por la Escuela de Artes Sonoras de la Universidad de las Artes, el saxofonista Gilberto Rivero, conocido por su profunda pasión por el jazz y su habilidad para transmitir conocimientos musicales, brindó la charla “Grabando la sección de vientos” y también ofreció un concierto. Ambas actividades tuvieron lugar el pasado 10 de julio, en la segunda de las cinco jornadas de la cita.

Con su característico carisma y conocimiento profundo del jazz, Rivero inició su intervención en la charla enfocándose en las diferentes colocaciones del saxofón. Explicó cómo la posición del instrumento y el ángulo de soplado pueden influir en el tono y la resonancia. “Cada colocación tiene su propia voz, desde el suave susurro de un ángulo suave hasta el brillo agudo de un ángulo más pronunciado”.

Pasó luego a la lectura musical, destacando la importancia de la interpretación precisa de los símbolos en la partitura. “Cada nota y símbolo tiene un significado”, enfatizó, mientras condujo a los estudiantes UArtes que acudieron a su charla a través de complicados pasajes de partituras de jazz. “La lectura musical es la clave para capturar la esencia del jazz, donde cada ritmo y fraseo cuenta una historia diferente”.

Complejidad emocional del jazz

La siguiente lección se centró en la articulación y el control dinámico, dos elementos cruciales para expresar la complejidad emocional del jazz. Gilberto Rivero demostró con maestría cómo una ligera variación en la articulación puede transformar una frase musical, creando contrastes que mantienen a los oyentes cautivados.

“Ajustar finales de fase y dimensiones de las notas es como esculpir el sonido”, explicó, guindo a los estudiantes a través de ejercicios meticulosos para perfeccionar la precisión y la cohesión del grupo. “La fase final de una nota puede determinar su impacto emocional y su resonancia en la mezcla general”, agregó.

Sin embargo, la verdadera complejidad y desafío del jazz se reveló cuando Rivero abordó la interacción entre saxofonistas en un ensamble. “El jazz es conversación y colaboración”, dijo, destacando cómo cada saxofonista debe encontrar su voz única mientras armoniza con otros. “Es un equilibrio delicado entre la individualidad y la armonía colectiva”.

Para tocar jazz con otros saxofonistas deben no solo dominar la técnica, sino también desarrollar un oído atento y una sensibilidad musical refinada. Es una danza compleja de improvisación y respuesta, donde la empatía musical y el respeto por el espacio de cada músico son fundamentales.

El desempeño depende de los músicos

“Grabamos tres líneas de ‘Big Bang’ para resaltar las diferencias en el ritmo, la finalización de las notas y la libertad interpretativa. Enseñamos que la ejecución inicial es crucial y no se puede depender completamente de la posproducción para corregir deficiencias, esto se corrige en vivo, ya que puede comprometer la calidad del sonido después de horas de grabación exhaustiva. Los cantantes, luego de horas de esfuerzo, pueden desgastarse, afectando el resultado final”.

Sostuvo que en el estudio el desempeño depende de los músicos. “Si no están satisfechos con los resultados, busquen otro estudio. No teman corregir, ajustar o sugerir innovaciones a los cantantes para asegurar que la música sea melódica y convincente”, precisó.

Al final de la lección, mientras los estudiantes se despiden con gratitud y respeto, Gilberto Rivero reflejó su propia pasión por el jazz y por enseñar. “El jazz nos desafía a crecer como músicos y como personas”, anotó con convicción, añadiendo que “es un viaje de descubrimiento constante, donde la colaboración y el aprendizaje nunca terminan”.

Texto: Eleinn Rivera, estudiante de la Escuela de Literatura UArtes.

Comparte esta nota