En el marco del 4to Encuentro de Políticas y Economía de la Cultura que se desarrolla en Cuenca, la Universidad de las Artes inauguró este 2 de octubre en la Casa Patrimonial Municipal de Chaguarchimbana la exposición colectiva “Identidades orgánicas” con obras de estudiantes y graduadas de su Escuela de Artes Visuales: Melissa de la A, Renata Cervantes, Ana Córdova, Michelle Fajardo, Erika Ontaneda y Michell Suasnavas.
La cuarta edición de la cita, iniciativa del Observatorio UArtes, se realiza en la capital azuaya con la colaboración de la Universidad de Cuenca, su anfitriona, y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI-Ecuador). También brindan su apoyo la Dirección de Cultura del Municipio de Cuenca, la Prefectura del Azuay, el Centro Interamericano de Artes Populares (CIDAP), la Casa de la Cultura Núcleo de Azuay y la Universidad Politécnica Salesiana.
Antes de que viajaran a Cuenca, InfoUArtes dialogó con las expositoras y el director de la Escuela de Artes Visuales, Ruslán Torres, acerca de la muestra y su contenido, las motivaciones artísticas individuales y las investigaciones realizadas para llegar a “Identidades orgánicas”.

Diálogo de estudiantes con otros espacios
Ruslán Torres señaló la importancia de que los estudiantes empiecen a dialogar con otros espacios fuera de la UArtes, dentro o fuera del país. Reveló que el rector William Herrera solicitó una representación de la Escuela de Artes Visuales en el encuentro, la cual apuntaba hacia la práctica y se pensó en el proyecto de las estudiantes y graduadas participantes porque se lo estaba trabajando para un intercambio académico con Perú, el cual no se dio.
Como director de la Escuela de Artes Visuales, Ruslán Torres manifestó su contento por la muestra en Cuenca y destacó el entusiasmo de las expositoras, involucradas totalmente con el proceso. La parte conceptual de “Identidades orgánicas”, indicó, tiene que ver en cómo los estudiantes van construyendo una identidad, “la cual no debe ser forzada ni desde los syllabus ni desde las herramientas pedagógicas que tenemos porque, al final, es una construcción colectiva. El proceso pedagógico lo hacemos todos”.
Agregó que “Identidades orgánicas” es como se construye el proceso en mención, relacionado con lo natural. “Hay muchas obras que trabajan con elementos orgánicos, naturales: cabello, animales y formas que aluden a lo orgánico, pero también tiene esta idea de cómo se va conteniendo todo de manera natural. Lo que siempre le he dicho a las chicas es que hay que divertirse con la exposición. Esto no se va a evaluar más allá de que tiene que quedar bien y lo orgánico tiene, precisamente, que fluir”.


Contenedores de memoria y el trabajo hecho a mano
Ana Córdova, quien cursa el noveno semestre de Artes Visuales, comentó que desde el itinerario Poética I y II, trabajó con el docente Saidel Brito en cómo encontrar su línea pictórica y representarse a sí misma en una pintura, hallar su línea personal creativa. Tuvo que hacer muchos bocetos sobre sus visiones y lo que quería tratar su obra y practicó muchos soportes y experimentaciones de colores. “Me gusta trabajar no solo en el lienzo, sino encontrar otros papeles. En todo ese proceso hallé fibra, fomix, césped y lo he utilizado como soporte de mis obras. Lo mezclo con la pintura y obtengo otros relieves y formas que nacen de este soporte”.
Señaló a los objetos como contenedores de memoria y de cómo se componen de las memorias afectivas de la infancia, adolescencia o experiencias recientes; agradables, tristes o frustrantes. Estuvo en un proceso de experimentación y búsqueda en su hogar y cotidianidad de cómo poder representar estas memorias. Tomó fotos de su casa y de partes específicas que le recordaban eventos pasados. Estuvo pintando objetos antiguos, como DVDs que no se usan y están en estantes, los cuales incluso se presentan como recuerdos; quería representar las materialidades de su casa.

Córdova añadió que gusta de mezclar yeso con goma y acrílico y hacer la textura de las paredes. Lo mezcla todo para hacer que la pintura se vea como una parte de su casa y exponerlo. Todo se conecta con la memoria afectiva y espacial. El repaso que hizo le resultó necesario, dijo, pues a la muestra en Cuenca llevó los “Espacios inhóspitos”, la instalación que realizó en el Tábara y el MZ14 como parte de la exposición final de bitácora.
Compartió también que de una triste experiencia que tuvo el año pasado tomó fotos de un lugar al que volvería. El objeto que captó fue como un contenedor de memoria y dio surgimiento a segunda pieza y de esos mismos material y composición a una tercera que representó una ruta que siguió durante seis meses y quedó grabada en su memoria espacial. En suma, son seis piezas en dos instalaciones las que Córdova llevó a “Identidades orgánicas”.
De su experiencia en espacios expositivos, de manera individual y colectiva, Erika Ontaneda mencionó, entre otras, “Entrar afuera: Ecro Expandido II”, “Cosmotécnicas”, “Balada memeplex”, “Dos o más para una imagen: entre el gesto y lo relacional” y “Aprobados”. Reveló que su línea de investigación artística se centra en cómo activar el gesto de cuidado a través de trabajo textil, bordado expandido, bio ética, bio arte, bajo relieve, abstracción y cuentos.
Gusta del trabajo hecho a mano, por lo cual en sus bordados no utiliza máquina de coser, pues disfruta realizar cada puntada con intención y valorar esos momentos de trabajo como un ritual. “Ha nutrido mis obras el trabajo que he realizado como profesora de arte con niños y adolescentes, así como mi experiencia familiar con el bordado, que viene de la mano de mi abuela paterna quien, a diferencia de mí, tuvo un acercamiento a esta práctica desde la imposición y el machismo, pero logró re-significarla y usarla para transmitir cuidado y amor”.

Tejido expuesto y la relación del espacio y cuerpo
El tema de la piel, la carne, el cuerpo y la sangre es del total interés de Michelle Fajardo, lo cual refleja en sus obras. La artista está presente en la muestra colectiva de Cuenca con las obras tituladas “Su-tura” y “Hemostasia”, que son las dos primeras piezas de una serie completa que se llama “Tejido expuesto”, compuesta por doce en total, divididas en dos partes. La primera, una visualidad de la piel y de la carne, una herida expuesta y al rojo vivo, sangre que se puede evidenciar y que separa con un texto donde menciona cómo se condensa, expande y curte.
En “Su-tura” y “Hemostasia” Fajardo plantea la herida abierta y suturada, vista como un proceso interno de cicatrizar y cerrarse, “y que la sutura sea vista como un cuerpo externo que se le inserta e implanta como una respuesta de unión que en ocasiones puede que resulte favorable o no”. Su trabajo, añadió, lo enfoca hacia ese dolor más más allá de lo físico.
Michell Suasnavas, por su parte, anotó que trabaja con relación del espacio y el cuerpo y que para “Identidades orgánicas” llevó la obra “Paisajes domésticos”, piezas escultóricas que nacen de una performance. En su investigación, agregó, busca seguir teniendo más reflexiones a partir de los espacios en los que se relacionan. La pieza tiene en el MZ14 Centro de Producción e Innovación dos cuadros también importantes de su trabajo con el cabello y la materia, que pasa de ser escultórico a algo pictórico.
La investigación y sus desafíos
Melissa de la A, graduada de la carrera de Artes Visuales, manifestó que su proceso de investigación aborda el discurso de la desterritorialización social y la multiterritorialidad en la experiencia humana, utilizando la analogía de las plantas casmofíticas como metáfora.
Explicó que la desterritorialización puede resultar en la pérdida de nuestras raíces culturales, la fragmentación de comunidades y la alienación en entornos cambiantes. Al igual que los seres humanos, las plantas casmofíticas se adaptan y resisten a los desafíos de su entorno, llevándola a reflexionar sobre nuestra capacidad para prosperar en múltiples contextos. “Recolecto hojas y fotografías en mi recorrido por la ciudad, lo que me permite identificar estructuras invadidas por estas plantas. Esta información es fundamental para mi proceso creativo”.


De la A ha participado como muralista en diversos proyectos: “Miradas Históricas”, Bienal de Arte Urbano “Haciendo calle” y “Artes, mujeres y espacio público”. Formó parte de la selección de la edición 62 del Salón de Julio y de las exposiciones colectivas en las que intervenido señaló a “Aprobados” y “Nuevo Orden”; de las individuales, “Territorios Indómitos” (2023) y “Quizás sea una mala hierba” (2024).
Renata Cervantes cursa el octavo semestre de la carrera de Artes Visuales y a la muestra llevó varias piezas que hacen un conjunto y es una investigación acerca de los insectos. Su propuesta se mueve en la identidad a través del insecto y cómo se percibe a través de ese juego de poder, de ese insecto chiquitito y el humano, es como un intercambio de lugares.
En total fueron tres piezas que llevó a la muestra colectiva: “Pintura entre la madera”, insectos de distintas especies, como carcomas, que van generando patrones entre las hojas; “Artilugios en migajas”, que documentó como con coordenadas; y “Eucaria”. La primera es un lienzo de gran formato y la segunda, piezas pequeñas hechas con pedazos de insectos que recolecta a diario. “Vivo cerca de la Isla Santay y en mis caminatas voy encontrándolos. En un plástico grande que cuelga como si estuviera flotando u ondeando también con dibujos de insectos”.
Aunque investiga desde el 2021, Cervantes consideró que le falta mucho por indagar y que lo realizado hasta ahora es solo el principio. “Siempre me han gustado los insectos, pero no estaban ligados a mi obra. Tuve, incluso, dispersión entre las piezas hasta que un profesor me dijo que, si me gustaban, eso debía explotar”, subrayó y atribuyó su inclinación a que tuvo como mascota durante un año a una araña. Que trabaja con muestras vivas y orgánicas, que es la que va encontrando a través de desechos.

“Estoy en el itinerario de Pintura y lo ideal sería seguir un camino dentro de una poética pictórica ligada más a la pintura bidimensional, pero estos últimos semestres –debido lo orgánico, a los fluidos que generan los insectos– me ha interesado bastante trabajar no solo con la pintura, sino con otros materiales, como papel maché y centavos laminados que forman una especie de hongos. Me ha interesado trabajar en distintos medios que visualmente hacen cohesión a pesar de ser materiales distintos”.
Las expositoras son compañeras de carrera y han compartido clases, unas son más amigas que otras. “Lo interesante de ‘Identidades orgánicas’ no únicamente está ligado a la naturaleza, sino a cómo se mueve uno a través del cuerpo, del cabello, de las formas, de los recuerdos. Es más bien otras metáforas”.
Cervantes ha participado en varias muestras colectivas. Una reciente se realizó también en Cuenca y abordó lo natural ligado a lo científico. “Se denominó ‘Ecos vivarium’ e intervenimos artistas y biólogos. Estuvo también Melissa de la A”.


Texto: Carmen Cortez. Fotos: Rocío Martínez, desde Cuenca, y cortesía de las estudiantes y alumni expositoras.







