La “Zona de fuga” de Maritza Cino Alvear

“Zona de fuga”, el más reciente libro de la escritora y poeta Msc. Maritza Cino Alvear, invita a los lectores a adentrarse en un universo literario en el que los límites entre lo humano, lo animal y lo simbólico se desdibujan. La presentación de la obra de la docente emérita de la Universidad de las Artes ha tenido tres escenarios muy significativos, cada uno con su propia atmósfera, pero todos unidos por el mismo propósito de acercar al público a una comprensión más profunda del mundo literario que su autora ha creado.

Los tres escenarios en mención son la Feria Internacional del Libro Guayaquil (FIL GYE), en septiembre pasado, la Universidad Casa Grande y la X edición de Libre Libro, evento hito de la Escuela de Literatura de la Universidad de las Artes, que se desarrolló del 6 al 9 de noviembre y donde “Zona de fuga” propició el mismo día de la jornada inaugural de la cita un conversatorio entre Maritza Cino, Margarethe Tirado y el docente Andrés Landázuri como moderador, una presentación que permitió al público desentrañar las múltiples interpretaciones que la nuestra ha sembrado en sus relatos.

El debut del libro en la FIL GYE estuvo cargado de gratitud y emoción. Ante una audiencia atenta y entusiasta, la autora agradeció por el acompañamiento. El diálogo mantenido entonces llevó a descubrir que su publicación literaria va más allá de ser una mera compilación de historias. Se establece como una obra mitad bestiario y mitad texto libre, en la que animales, objetos y personajes se entrecruzan en narraciones que, al principio, podrían parecer monótonas, pero al profundizar muestran una reflexión intensa sobre las pequeñas realidades diarias.

Cino Alvear lo explica de esta manera, aclarando que el libro tiene como objetivo precisamente eso: “transformarse en un bestiario”, donde mosquitos, hormigas, búhos, jirafas y gusanos entrelazan sus relatos de forma inolvidable. El proceso de desarrollo de “Zona de fuga” fue un auténtico placer, dijo, un viaje de exploración que le brindó la oportunidad de indagar en conceptos profundos y construir un relato.

En su segunda presentación, registrada en la Universidad Casa Grande, “Zona de fuga” abrió un espacio para una conversación profunda sobre su contexto literario y la relación entre texto e ilustración. La autora estuvo acompañada entonces por la diseñadora gráfica María Mercedes Salgado, docente UArtes, y el estudiante de literatura Martín Riofrío, quienes participaron activamente en un análisis minucioso de los relatos, explorando el significado de cada cuento a través de las ilustraciones que acompañan la publicación.

Interacción entre literatura y arte visual

Una de las claves de esta segunda presentación fue la interacción entre la literatura y el arte visual. El diálogo que se estableció no solo ofreció una perspectiva más rica sobre “Zona de fuga”, sino que también permitió al público entender cómo las imágenes de Mercedes Salgado complementan y enriquecen los relatos de Maritza Cino. A pesar de los retos de tiempo que enfrentó la diseñadora —fue menor al dedicado por la autora para la escritura—, el trabajo visual resultó ser sumamente significativo y resonante, aportando una capa adicional de comprensión y emoción a cada cuento.

Uno de los relatos que más llamó la atención en el análisis fue “Hormigas”, una de las historias más complejas y desafiantes del libro, tanto por su contenido narrativo como por su representación gráfica. La autora reveló que hubo ciertos conflictos en el proceso de diseño, debido a las complejidades que presentaba el relato. Su editora, María Paulina Briones, docente UArtes, fue pieza clave en el proceso, pues le dio calma, confianza y la certeza de que Salgado, pese a la presión temporal, entregaría un trabajo excepcional. Y así fue: sus ilustraciones no solo complementaron los cuentos de manera armónica, sino que lograron capturar la esencia de los relatos, ayudando a los lectores a adentrarse aún más en el universo literario que Cino Alvear había creado.

Durante la presentación, Martín Riofrío, quien tuvo el rol de presentador y moderador, jugó un papel esencial al guiar la conversación sobre los significados e intenciones de la autora detrás de cada cuento. A través de su análisis literario, él desentrañó las capas filosóficas y poéticas que subyacen en los textos, poniendo de manifiesto cómo los elementos narrativos —la existencia de las hormigas— puede interpretarse como un espejo y una metáfora de la vida diaria, del trabajo y de la mínima existencia humana frente a la envergadura de la naturaleza.

Los mosquitos, en este cuento, representan lo incontrolable, lo irritante y lo persistente. Su presencia constante y su capacidad para interferir en los momentos más tranquilos de la vida se convierten en una metáfora de las pequeñas molestias que a menudo alteran nuestra paz interna. En el contexto narrativo, el mosquito puede simbolizar pensamientos persistentes o situaciones que nos afectan sin ser necesariamente destructivas, pero sí perturbadoras, siendo insignificantes a tal punto de que su ausencia no equivale un problema en el mundo. Su autora, incluso, hizo una investigación zoológica que la llevó a descubrir que Alejandro Magno murió por la picadura de un mosquito.

El búho, con su imagen asociada a la sabiduría, juega un rol interesante en el cuento que lleva su nombre. En la narrativa, esta ave rapaz nocturna se muestra como un observador astuto y también como un símbolo de introspección y misterio. La noche, el momento en que se activa, es un espacio en el que los personajes enfrentan miedos y verdades no dichas.

Las jirafas, por su naturaleza distante y elevada, pueden ser una metáfora de la alienación o la soledad que a veces experimentamos cuando tratamos de ver la vida desde una perspectiva demasiado abstracta o elevada. A menudo, al intentar obtener una visión más amplia, nos alejamos de las emociones y conexiones más cercanas y humanas.

Otro de los enfoques es de los gusanos. Son pequeños y discretos, pero su impacto es profundo y en la historia reflejan la transformación silenciosa que ocurre dentro de los personajes, una especie de descomposición que lleva, eventualmente, a un renacimiento o cambio. También podrían ser una referencia a las sombras de la existencia, las partes más oscuras o “feas” de la vida que, aunque indeseables, son necesarias para el equilibrio de todo.

Nueva interpretación de su contenido

En Libre Libro, la presentación de “Zona de fuga” ofreció una nueva interpretación de su contenido. El evento, que congregó a estudiantes, académicos y lectores, tuvo como centro de atención el cuento inicial de la obra: “Vampiro”. Andrés Landázuri, quien ha sido emblemático en las tres presentaciones del libro, guio el análisis de este cuento que impacta por su crudeza y simbolismo. El relato, que en un primer vistazo podría parecer una narración fantástica sobre criaturas sobrenaturales, en realidad aborda un tema muy humano: el acoso hacia un niño.

Desde el principio, el cuento en mención genera una sensación de incomodidad e inquietud, convirtiéndolo en un desafío tanto para los lectores como para los que intentan desentrañar su significado. A través de sus metáforas y simbolismos, “Vampiro” obliga al lector a reflexionar y releer el texto sobre los límites de la violencia emocional y el daño invisible que ciertos comportamientos pueden causar.

Además del análisis de “Vampiro”, otro aspecto clave de la presentación en Libre Libro fue la explicación sobre el significado del título “Zona de fuga”. Maritza Cino reveló que hace referencia a ese espacio seguro y cómodo que los animales crean para resguardarse de cualquier amenaza. En el caso de los seres humanos, esta “zona de fuga” podría verse como el refugio emocional o mental que construimos para sentirnos a salvo de las perturbaciones externas. Sin embargo, cuando esta zona es invadida o sobrepasada, el ser, ya sea un animal o una persona, experimenta un proceso de alteración que puede llevar al miedo, la huida o incluso la agresividad.

“Un poeta siempre será un poeta”

Al finalizar el recorrido de presentaciones de “Zona de fuga”, María Paulina Briones, editora del libro hibrido, dejó una reflexión contundente que resonó profundamente entre los asistentes: “Un poeta siempre será un poeta”. Este comentario, breve pero poderoso, hace referencia a una característica que es innegable en la obra de Maritza Cino: la voz poética que impregna cada uno de los cuentos de este libro.

A pesar de que “Zona de fuga” se presenta como un compendio de cuentos, la poesía de Cino Alvear no solo se mantiene presente, sino que resulta ineludible. Como señala Briones, la autora, conocida principalmente por su labor poética, no puede desprenderse de su naturaleza como poeta. Esta influencia poética atraviesa las narrativas, creando una atmósfera única que distingue sus relatos de los de otros narradores.

Mientras que algunos autores optan por una prosa más directa y despojada de adornos, los poetas, al escribir en prosa, a menudo mantienen esa capacidad de jugar con el lenguaje de una forma que enriquece las historias sin opacarlas. La reflexión de María Paulina Briones invita a pensar en cómo los géneros literarios se funden y cómo la identidad literaria de un autor puede trascender las fronteras formales.

Texto: Eleinn Rivera, estudiante de la Escuela de Literatura.

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