Roberto Moscoso, docente de la Escuela de Artes Sonoras de la Universidad de las Artes, es uno de los seis artistas nacionales que fueron seleccionados para participar en el programa de residencias artísticas y proyectos de investigación, creación y exhibición, convocatoria que por primera vez realizó la Alcaldía de Cuenca, a través de su Dirección General de Cultura, Recreación y Conocimiento, la Red de Museos Municipales y el Museo Municipal de Arte Moderno (MMAM).
El programa, señalaron sus organizadores, se concibió con el propósito de apoyar a artistas locales y nacionales en la producción de obras que dialoguen con las reservas de arte, la historia, la arquitectura, el contexto cultural del museo y su entorno comunitario; la propuesta, en suma, es un espacio para explorar, crear e inspirarse en el patrimonio cultural de Cuenca y del país.
Desde la capital azuaya, donde lleva dos de las tres semanas que durará la residencia artística, Roberto Moscoso (Cuenca, 1985) comentó que para él también la convocatoria a la que postuló es la primera en la que toma parte como artista y docente de la UArtes. Su proyecto constó entre los 72 que se presentaron y de los cuales el jurado –integrado por Pedro Soler, Marcelino García y Alexandra Kennedy– seleccionó a los seis.
Moscoso interviene en la residencia artística con “Urdimbres Sonoros”, una instalación que trabaja con materiales como vasijas de barro, cabuya y raíces naturales, con los que recrea paisajes sonoros del barrio Todos Santos, el más antiguo de la ciudad de Cuenca. Ahora es un lugar bastante comercial, refirió, pero fue asentamiento Cañari e incaico, un espacio con mucha historia donde actualmente están locales de manufactura, panaderías, discotecas, restaurantes… Un sitio neurálgico de la economía y de la convivencia cuencana, expresó.
Como parte de la investigación para su proyecto, Roberto Moscoso ha tenido acceso a los archivos del Museo Municipal de Arte Moderno donde se encuentran importantes documentos y registros, como el acta de fundación de la ciudad y las partituras de un reconocido compositor cuencano. También ha podido entrar a la reserva arqueológica y de arte, compuesta por 18.000 piezas de varias culturas, de las cuales está utilizando instrumentos sonoros como ocarinas, silbatos y silbatos dobles para crear la instalación. “Hay flautas de barro con figuras de serpientes, hay una flauta de hueso muy chiquita que tiene un sonido muy agudo, hay litófonos –que son piedras que suenan–; hay una gran variedad de instrumentos sonoros dentro del museo”, anotó.
La residencia artística se desarrolla tanto en el Museo Municipal de Arte Moderno como en el Museo Remigio Crespo Toral, que fue la casa del connotado poeta y político de principio del siglo XX, un espacio que tiene un peso muy importante sobre la ciudad y donde Roberto Moscoso pidió estar. Señaló que, a principios del siglo pasado, el vate cuencano integró junto a personajes como Honorato Vásquez y Julio María Matovelle el llamado Grupo de Cuenca, que en la administración de Jijón y Caamaño logró que se trajera al país al arqueólogo Max Uhle, quien investigó las ruinas de la ciudad de Tomebamba, hallando muchos vestigios.
Volviendo al proceso de la instalación sonora, que será el resultado de la residencia artística que realiza, Roberto Moscoso anotó que a manera de vasijas funerarias y raíces escenificará un subterráneo, que en quichua o en la cultura andina se llama Uku Pacha, la tierra de abajo o el área de abajo. Esto para invitar a reflexionar sobre los vestigios, a pesar de que se construya sobre ellos.
“Nuestra identidad o la base de nuestra identidad está muy marcada por estas culturas. Venimos del mestizaje, pero la base de la pirámide de nuestra identidad son estas culturas”, reiteró. Al momento del diálogo con InfoUArtes, Roberto Moscoso ya había participado junto con los otros residentes artísticos en la firma de un convenio con la Dirección General de Cultura, Recreación y Conocimiento, donde se comprometieron, entre otros puntos, a brindar charlas y talleres a la comunidad, así como exponer de manera conjunta los resultados de sus trabajos durante la residencia.
Moscoso está en el proceso de concluir su obra, comprando lo que necesita para la instalación sonora –para lo cual recibió del Municipio de Cuenca tres mil dólares– y se prepara, al igual que los otros artistas, para la muestra colectiva que se inaugurará el 2 de diciembre próximo y mantendrá entre uno y tres meses (tiempo que está por confirmarse). Para mañana, lunes 25 de noviembre, prevé dar en al auditorio del Museo Remigio Crespo Toral un taller abierto al público, para el que están invitados los estudiantes de la Universidad Nacional de Educación (UNAE). Como una actividad extra, contó que también está programada la presentación de los portafolios de los artistas a la comunidad, a fin de mostrar lo que han trabajado.
Aunque se encuentra en Cuenca, Moscoso no ha dejado de dar clases a sus alumnos UArtes, lo cual realiza de manera virtual. Adelantó que al regresar a Guayaquil aspira a realizar una exposición no solo con los resultados de su proyecto en la residencia artística cuencana, sino de todos los artistas participantes, así como un taller para compartir con la comunidad estudiantil la experiencia; la retribución también es parte del proceso.
Roberto Moscoso realizó sus estudios superiores y de cuarto nivel en la Universidad de Cuenca, donde obtuvo una licenciatura en Composición Musical y un masterado en Pedagogía e Investigación Musical. Complementó su formación con un diplomado en Creación Sonora con Nuevas Tecnologías en el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS).
Texto: Carmen Cortez/Dircom. Fotos: cuenta de FB de los organizadores de la residencia artística.