Un proceso de mucha experimentación

Como el resultado de un trabajo de mucha experimentación señaló el docente Luis Ramírez, de Artes Visuales Nivelación, a la muestra que el miércoles 26 de febrero de 2025 se instaló en la otrora tienda del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), en el marco de la jornada artística y creativa de cierre del programa de la UArtes.

En el espacio, ahora concebido como una sala de taller, se presentaron alrededor de 25 propuestas elaboradas en materiales no convencionales para la creación artística. “Detrás de todo lo que vemos aquí, se han dado procesos en que los estudiantes han tenido que salirse de esa zona de confort para poder manipular otros materiales y tener nuevas visualidades con las que pueden discursar más adelante en la carrera”, expresó.

Ramírez está junto a la profesora Silvia Quezada a cargo de las asignaturas de Práctica Disciplinar y Dibujo. Ambos docentes acompañaron a InfoUArtes en el recorrido por la exposición. “Es una muestra de procesos más que de productos terminados”, anotó Quezada mientras señalaba a la entrada de la sala, y del lado izquierdo, la pared que recogió los autorretratos que realizaron los alumnos. Se trató de un antes y un después, de cómo se vieron al llegar y los cambios que fueron dando.

Juan José Rocha, director de Acompañamiento al Éxito Académico, observa autorretratos del antes y después.

“Hicimos una selección para evidenciar cómo fueron concibiéndose (ellos) durante el proceso; de los autorretratos hay un antes y un ahora”, recalcó Quezada. Los demás proyectos albergados en el lugar fueron también demostrando cambios y exponiéndose como una bitácora no tradicional, no solo las que se llevan en un cuaderno o una libreta, sino una más creativa, de experimentación y transformación de materiales no convencionales para crear.

“Hay diferentes materiales que tienen una carga significativa porque surgen del interés personal de los estudiantes e incluye una experimentación y transformación. Ellos han ido viendo lo que podían hacer con determinados materiales, qué sucedía y qué resultados obtendrían”, agregó Quezada.

Constaron en el espacio obras creadas con materiales como azúcar, sal, mate, huesos de pescado y masas elaboradas con talco, harina, champú, entre otros, generando diferentes texturas. También de sandía, una experimentación lograda por su creador a partir del tema de la violencia; de la fruta utilizó desde su cáscara y tintura hasta convertirla en una especie de instalación, explicó la docente, graduada en la UArtes.  

De otro de los trabajos comentó que una en la que al echarle líquido generaba formas abstractas, relacionadas por su creador con la Geología. Asimismo, los conocimientos en química del siguiente expositor –puesto que los proyectos fueron presentados de manera sucesiva– lo llevaron a trabajar visualidades de colores, mientras que un tercero, con necesidades educativas especiales (NEE), decidió personificar sus traumas en seres monstruosos.

Jeremy García participó en la muestra de resultados de Artes Visuales con una obra que denominó “Descomposición poshumanista”, visibilizada a través de un robot al que bautizó El Errante. “Es una persona del futuro que pretende cambiar todas las piezas de su cuerpo para ser mejor que los demás y prevalecer más tiempo en el mundo. Utilicé materiales reciclados de computadoras, varillas metálicas, cables, todo lo que hallé en mi casa. Lo armé pensando en el intento de muchos por ser superiores al resto y cómo al hacerlo pierden su humanidad”.

Como expositora estuvo también Michelle Cuenca, quien decidió experimentar con la parafina, utilizada para la elaboración de velas. En el proceso sucedió un choque térmico que hay entre esa sustancia sólida y blanca y el agua fría. “Herví el material y lo llevé a un balde de agua fría y obtuve como resultado distintas formas. Hubo también una encapsulación de tintas de impresora dentro de la parafina. Adquirieron formas de corales y para mostrarlos los coloqué dentro de una pecera”, contó.

Britanny Crespín, otra estudiante, trabajó en un proyecto enfocado en las articulaciones de las manos, el cual ligó a una bitácora cuyo contenido (texto) bordó a mano, letra por letra. En cuanto al material para las articulaciones, estos fueron variados: arena, papel y cartón. Trabajó la maicena para que tuviera la misma textura que la plastilina. Cada uno de los materiales mencionados fueron combinados hasta obtener de ellos masas que permitan el ejercicio articular.

Jared Osorio, por su parte, trabajó en un proyecto que consistió en la degradación de frutas y hortalizas bajo el Sol y en la sombra. Escogió cuatro: zapallo, remolacha, zanahoria y melón, de los cuales ocupó la cáscara, la pulpa, el gabazo y el jugo. Del proceso explicó: “Antes curé primero la cartulina. Tres veces la metí en agua y la tendí bajo sombra para que, al tercer día, volviera en su normalidad y mejorada, porque póngale lo que le ponga no se torcerá”, dijo.

Igualmente, Osorio expuso al Sol durante tres y cuatro días las cáscaras de las frutas y hortalizas. “Se secaron y torcieron, parecían quebrarse. La pulpa se secó totalmente y formó especies de láminas; los gabazos recibieron la arremetida de moscas y otros insectos y el jugo prácticamente desapareció. Estos mismos productos los llevé a la sombra por seis y siete días”, reveló, mostrando sus resultados en cartulina y en un tubo de ensayo. De la cáscara del melón, por ejemplo, hizo la pasta de la bitácora donde detalló el paso a paso de su experimentación. 

Al público que se acercó a ver su obra, Génesis Morales explicó que a través de ella quiso representar las necesidades de las personas de la tercera edad. Con el tiempo van perdiendo visión y ven borroso, lo cual mostró en una hoja cuyas letras eran ilegibles. Habló del uso de yerbas aromáticas, como la manzanilla, la cual ubicó tras una malla con un fondo negro. “Hablamos de una persona de 70 años o más”, mencionó, mientras levantaba una especie de delantal con manchas y deteriorado, señalándolo como la soledad, el descuido y el abandono que muchos adultos mayores reciben de sus familias.

A la sala de taller del MAAC, Daniela Medina llevó “Problemas personales”, la obra que tituló así porque refleja lo que ha tenido en su vida. Con una caja de fósforo de gran tamaño representó a su cuerpo y a un fósforo igualmente creado, sobredimensionado y quemado a la carga que ella tiene. “Cada pieza es cada uno de los problemas más profundos que he tenido. En el interior de la caja hay una pieza con forma de cabeza humana que se enciende para recrear el estallido que se produce en mi mente y su afectación”.

En imágenes, expositores con sus obras y varios de los trabajos que también integraron la muestra.

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