“El arte es intuir, sentir, esbozar, pensar. Movimientos e intensidades que no necesariamente son progresivos, sino que coexisten y se contaminan para llevarnos a experimentar lo más inmediato y lo más lejano, lo más terrenal y lo más abstracto”. La vicerrectora de Posgrados e Investigación en Artes, doctora Olga López, lo señaló en una parte de su discurso en la ceremonia de graduación de la nueva cohorte de magísteres de la Universidad de las Artes.
Manifestando su emoción por el momento, por los logros, por los artistas en una nueva etapa de sus carreras como profesionales, la doctora anotó que a su intervención la tituló “La experiencia en arte” y citó al autor Colin Ellard, quien en el “¿Dónde estoy?” señala que el humano tiene la capacidad de viajar a la Luna y a la vez perderse en un parque. “Este enunciado nos pone frente a la capacidad ilimitada de abstracción, a la vez que se nos escapa lo más inmediato. Es decir, esta frase nos recuerda el alejamiento de la experiencia sensible, la cual se compensa con nuestra capacidad de generar dispositivos tecnológicos que nos permiten proyectar recorridos, trazos, hacia espacios lejanos e inauditos”.
En contraste, mencionó, los pájaros hacen recorridos de kilómetros, ya que perciben el campo magnético de la Tierra, escuchan ultrasonidos, ven colores ultravioletas, cuentan con una memoria potente que les permite acumular una cantidad de detalles que aseguran su orientación; incluso se guían con las estrellas para hacer largos trayectos nocturnos. Los pájaros forman unidad con su medio y como los demás animales y vegetales están en contacto directo con la Tierra, para componer sus paisajes estéticos.
La tecnología y las capas sensibles del mundo
“Mientras que los humanos construyen dispositivos tan efectivos el GPS que le aseguran un control de la Tierra extrañándolo de esta. En otros términos, la tecnología nos aleja de las capas sensibles del mundo, nos ubica en un nivel de abstracción que paradójicamente amplía nuestros sentidos a la vez que limita nuestra experiencia afectiva. Frente a la situación paradójica de nuestra época, autores como Yuk Hui se preguntan «¿será el arte capaz de revelar una verdad que ha sido ocultada en el modo del pensamiento calculador y planetario de la tecnología moderna» (Arte y cosmotécnica, p. 102), sobre todo en una época en la que los artistas trabajan ampliamente con la tecnología”.
La vicerrectora precisó que Yuk Hui retoma el debate en el punto que lo dejó Heidegger: el fin de la filosofía por el poderío de la tecnología, para recuperar una composición antigua, es decir, el arte y lo técnica como sinónimos. Esta arqueología y actualización nos permiten entender el rol del arte en la época del antropoceno, es decir, su capacidad de terapéutica, farmacológica, en una época anestésica y de pérdida de sensorial.
La doctora López pidió volver al tejido de signos que constituye lo real. Signos mundanos, amorosos, sensibles y signos del arte, descripción que permite avizorar los diferentes estratos de la experiencia. En primer lugar, los signos mundanos de reuniones como la ceremonia de graduación, en donde la ropa, la disposición de las sillas en el espacio, los olores, sonidos, miradas… “constituyen un universo sensible que hay que interpretar para no desencajar, para insertarse en este campo expresivo de signos. En segundo lugar, los signos amorosos, cargados de sentido y desplegados ampliamente a lo largo de las relaciones, en donde cada uno de los involucrados no cesa de analizar, hasta la neurosis. Un conjunto de pasiones: celos, miedo, angustia, sospecha, personajes en fuga, se combinan y alternan en esta capa donde proliferan los signos. En tercer lugar, los signos sensibles: el ruido de los pasos en una calle, el alboroto urbano, los olores de una casa o una ciudad, entre otros. Finalmente, los signos del arte, en donde se elaboran los signos anteriores y se les insufla espiritualidad-abstracción. Así, el trabajo del arte implica desencajar y dislocar los demás signos, intervenirlos para que se constituyan en materia del arte: empirismo trascendental”.
Lo emocional, energético y lógico
Mencionó que si al concentrarse en estos signos (del arte) y diseccionarlos, se encuentran, a su vez, tres niveles: emocional, energético y lógico. “Es así que, el primer gesto del arte es indicial, un síntoma, algo vivencial. Se parte de lo instintivo para generar los primeros esbozos de la creación. Es el instante, el presente sin pasado ni futuro donde aún no hay mundo. De modo que el artista inicia su propuesta diciendo: quisiera hacer esto, pero sin saber muy bien por qué o cómo, una especie de acto involuntario. Este momento es un contacto afectivo: sentir”.
En el nivel energético encontramos una plasticidad indecisa, un esbozo que aún no se concreta, pero donde ya avizoramos un mundo que, sin embargo, no termina de concretarse, un temblor de las ideas y de la vida. Es la alteración sensible: ver. Finalmente, la construcción de una lógica propia, un mundo de donde incluso puedo extraer materia sensible y se conserva el entramado, las fuerzas intensivas que sostienen la creación. El arte en tanto que operaciones mentales: pensar. «Aquí lo real sensible deviene relacional pensable, una zona intercalar en la que el arte más sabiamente elaborado puede convivir con los escenarios ilusorios menos complejos» (Pere Salabert, Teoría de la creación en el arte, p. 163).
“Hoy quiero agradecer a las y los graduados, quienes usaron la tecnología para ofrecernos un conjunto de experiencias de lo real, para interferir en nuestro alejamiento de lo sensible producto de los dispositivos tecnológicos y nos acercaron a sus experiencias, historias de vida y afectos para demostrarnos que el mundo está ahí, vibrando y que el arte, ante todo, recoge ese gran rumor cósmico y nos lo devela. Esa es su verdad, devolvernos la espiritualidad de la Tierra de la que nacimos divorciados como humanidad”, concluyó la doctora López, felicitando a las nuevas cohortes de graduados en las maestrías de Cine Documental, Artes Escénicas, Composición Musical y Artes Sonoras, Fotografía y Sociedad en América Latina, y Políticas Culturales y Gestión de las Artes.