De “La didáctica de la escritura creativa para niños” expuso Elsa Patricia Fujigaki, socióloga, docente e investigadora de la Universidad de la Ciudad de México (UACM), en una conferencia que tuvo lugar el martes 3 de diciembre, en la segunda jornada del “Encuentro e ciudades a través de las artes”, que este año conectó a Guayaquil con la metrópoli mexicana.
En su intervención, la también escritora compartió reflexiones sobre la literatura infantil, basadas tanto en trabajos elaborados por estudiantes de la institución de educación superior mexicana como en su propio libro Sueño de árboles, que en el encuentro se presentará el viernes 6 de diciembre.
“La infancia debe ser tomada en cuenta, merece su literatura”, señaló Fujigaki en un corto diálogo previo con InfoUArtes. Sostuvo que el objetivo de las universidades como la UArtes y la UACM es que sus estudiantes escriban cuentos con calidad literaria, no solo como ejercicio académico, sino “para el placer de la lectura, para el placer de los niños. Los estudiantes deben ser incentivados a crear historias que enriquezcan el mundo de los más pequeños”.
Ya en la conferencia, Elsa Fujigaki anotó que la literatura infantil no debe limitarse a la didáctica tradicional, sino convertirse en un diálogo artístico que combine imaginación, juego y calidad literaria. Destacó también la necesidad de concebir la literatura infantil como un vehículo para enfrentar temáticas profundas, como la violencia, el maltrato infantil y otros conflictos sociales, presentados de manera sensible y adaptada a los niveles de comprensión de los infantes.

La autora contó que con un enfoque pedagógico innovador introdujo, a través del curso-taller de literatura infantil de la UACM, conocimientos históricos, teóricos y prácticos, y mediante ejercicios de escritura creativa desarrolló con sus estudiantes cuentos que exploran géneros como la fantasía, el mito y la aventura, culminando en la creación de libros-objeto que reflejan su aprendizaje y creatividad.
Con referencias a autores icónicos como Andersen, Perrault y los hermanos Grimm, y análisis de obras contemporáneas, la ponente subrayó la capacidad transformadora de la literatura infantil para construir “mundos habitables” en contextos adversos. La obra se convierte así en un medio para interpretar y transformar la realidad desde la perspectiva de los niños, quienes no solo son destinatarios, sino receptores activos de estas narrativas. La evolución de la literatura infantil está profundamente ligada a los cambios sociales, culturales y pedagógicos a lo largo del tiempo, indicó Fujigaki.
Las reflexiones sobre la literatura infantil llevaron al análisis de la expositora en las diversas etapas de la humanidad. En la Edad Media, expresó, tiene raíces en la tradición oral con cuentos populares y leyendas narradas en comunidades rurales. Estas historias, muchas veces crudas y aterradoras, no estaban pensadas exclusivamente para niños, pero ellos las escuchaban sin censura. Se incluyen, por ejemplo, relatos sobre hambre, abandono y muerte, los cuales reflejaban la cosmovisión de la época. Se desarrollaron versiones múltiples de las mismas historias, adaptadas según las audiencias y las culturas.
Recopilación de cuentos tradicionales
En los siglos XVII y XVIII, la transformación literaria se dio con Charles Perrault, que recopiló cuentos tradicionales como “Cenicienta” y “Caperucita Roja”, modificándolos para ajustarse a las normas sociales francesas, añadiendo moralejas. Los hermanos Grimm, en Alemania, quienes llevaron a cabo un rescate de tradiciones con un enfoque histórico y lingüístico, adaptando cuentos populares para un público más amplio. Hans Christian Andersen, que introdujo una mezcla entre narraciones tradicionales y cuentos originales que han trascendido como clásicos, como “El patito feo” y “El soldadito de plomo”.
En el siglo XIX, con la industrialización y alfabetización, la literatura para niños se diversifica debido al crecimiento urbano y la necesidad de alfabetización masiva. Surgen obras clásicas como “Alicia en el País de las Maravillas” y “El libro de la selva”, que mezclan realismo y fantasía. Se dan cambios temáticos, pues los niños comienzan a identificarse con personajes de historias que reflejan aventuras y avatares más cercanos a su realidad.
En el siglo XX, las nuevas perspectivas psicológicas y sociales se dan por las influencias de Vygotsky, Piaget y el psicoanálisis. Se profundiza en la comprensión de la infancia como una etapa con dinámicas propias. Y en una literatura modernizada, los autores empiezan a abordar temas más oscuros y sociales, como la muerte, la guerra y el abuso infantil, reflejando los conflictos de la humanidad. Obras como “Donde viven los monstruos” de Maurice Sendak revolucionan al mostrar el mundo interno de los niños sin didactismo, respetando su capacidad de interpretar emociones complejas.
Literatura infantil en América Latina
En América Latina, las innovaciones en la literatura infantil se dan con José Martí, quien introdujo un enfoque más desafiante, tocando temas como la identidad latinoamericana y la resistencia al colonialismo. Así también, autores latinoamericanos exploran temas como la violencia, el racismo y el abuso infantil con narrativas que permiten a los niños enfrentar estas realidades a través de la ficción.
En el plano de la literatura infantil contemporánea, Elsa Fujigaki mencionó el reconocimiento que se hace de la capacidad de los niños para procesar temas complejos si se presentan con calidad literaria. Autores como Francisco Hinojosa con “La peor señora del mundo” logran abordar la violencia de manera que los niños puedan comprender y neutralizar su impacto emocional, demostrando que la buena literatura no imparte lecciones, sino que narra historias profundas.
En su exposición, la escritora mexicana concluyó que la literatura infantil, desde sus inicios, ha sido una herramienta para transmitir valores, enfrentar conflictos y construir mundos habitables para los niños. La clave ha sido y sigue siendo el equilibrio entre la sensibilidad artística y la comprensión de las necesidades emocionales y sociales de la infancia.
Los impactos de la literatura infantil
En la literatura infantil, la ponente distingue dos líneas principales que impactan al niño: la educativa y la receptiva. La primera, dijo, busca inculcar valores y comportamientos preestablecidos con un enfoque didáctico que a menudo subestima la capacidad crítica y emocional del niño, centrándose en lo que el adulto considera que debe aprender. La segunda reconoce al niño como un lector activo con necesidades, inquietudes y emociones propias, ofreciéndole historias que, en lugar de imponer enseñanzas, le permiten explorar temas complejos como la violencia o el maltrato a través de narrativas bien construidas.
La línea receptiva, agregó, valora al niño no como un receptor pasivo, sino como un individuo capaz de interpretar, cuestionar y conectar con el mundo que lo rodea, promoviendo su desarrollo intelectual y emocional.
Luego de su exposición, surgieron inquietudes y reflexiones de entre el público acerca de la preservación de archivos culturales y su importancia en la construcción de memoria colectiva, así como sobre los retos de narrar la violencia desde la literatura infantil. La profesora Fujigaki y otros participantes debatieron sobre cómo la literatura puede abordar temas complejos sin caer en didactismos ni limitar la imaginación de los niños.
Receptores pasivos o lectores activos
Y en un intercambio de opiniones sobre las diferencias entre “literatura infantil” y “literatura para infancias”, Elsa Fujigaki refirió que la clave está en cómo se concibe al niño: receptor pasivo o lector activo que enfrenta sus inquietudes. Al discutir ejemplos como “La peor señora del mundo”, de Francisco Hinojosa, destacó que los niños no temen enfrentar la violencia en la ficción, siempre que se les ofrezca una resolución que invite a la reflexión y a la acción colectiva.
El debate también abordó las implicaciones del contexto social en la literatura para infancias, mencionando cómo ciudades como Guayaquil, azotadas por la violencia, podrían aprovechar estos enfoques para ayudar a los niños a procesar su realidad. Fujigaki subrayó la importancia de obras que no solo relaten el conflicto, sino que permitan a los niños comprenderlo y encontrar esperanza.
La discusión se cerró con un llamado a los creadores para fomentar historias auténticas y de calidad, reconociendo la riqueza de los procesos creativos y la responsabilidad de narrar la complejidad del mundo infantil desde una perspectiva respetuosa e inclusiva.
Texto y fotos: Eleinn Rivera Solís, estudiante de la Escuela de Literatura.