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Con Jueves EAS y Feria “Son, Sazón y Arrullo” se dio la bienvenida a la comunidad UArtes al Semestre A 2024

El Jueves EAS y la Feria “Son, Sazón y Arrullo”, actividades que tuvieron lugar el 4 y 5 de abril, respectivamente, dieron la bienvenida a la comunidad universitaria en la primera semana del Semestre A 2024, la cual arrancó el lunes 1.

Organizado por la Escuela de Artes Sonoras, el Jueves EAS tuvo dos presentaciones en la Plaza Pública del MZ14 Centro de Producción e Innovación UArtes. El primero en subir al escenario fue el artista Gabriel González, quien brindó el concierto acústico “Indie al desamor”. ExplotionBand tomó seguidamente la posta para contagiar como su ritmo y energía a estudiantes, docentes y administrativos.

Se trata de una agrupación de salsa conformada por estudiantes de Artes Sonoras y liderada por Miguel Barros; ellos son: Irene Rodríguez, Valeria Cali, Aníbal Pucha, Luis Hinojosa, José Llerena, Kevin Mora, Giordano Franco e Israel González.

Saberes y sabores ancestrales

La Feria “Son, Sazón y Arrullo” se desarrolló en el campus centro de la UArtes, en el espacio Malakita, situado en la Gobernación. Forma parte del proyecto de vinculación con la comunidad titulado “Cocina Afroecuatoriana y Patrimonio Cultural: avivando la colaboración social y la resiliencia comunitaria a través del arte, la comida y la innovación”. La invitación al evento la extendió el Vicerrectorado Académico.

“Tenemos ricos corviches, bollos mixtos, bollos de pescado y empanadas de pollo”, promocionaba Kelly Caicedo (foto abajo, a la izq.) a quienes llegaron al campus centro. “Es nuestra cuarta feria gastronómica y estamos agradecidos con la Universidad de las Artes por apoyarnos. Es un trabajo conjunto el que venimos realizando y es un pilar fundamental para cada una de nuestras actividades”, precisó. Hubo también artesanías y material de lectura.

Caicedo es parte de la Fundación Karibu, asentada en la Isla Trinitaria de donde surgió y donde la UArtes trabaja en conjunto con la comunidad, así como con la Asociación Comunitaria Hilarte y UNTHA (Unión Nacional de Trabajadoras del Hogar), cuyos integrantes también participaron en la feria.

“El propósito de que cada una es obtener fondos para sostenernos, pues no tenemos apoyo para nuestra labor que es con y por nuestras comunidades”, expresó Caicedo y comentó que, en el caso de Karibu, se trabaja con más de 100 niños y 360 familias. “Nuestro ideal es que en medio de tanta violencia ellos no se pierdan y tengan otras alternativas de vida”. Recordó que con el apoyo de UArtes cuentan ahora con la biblioteca comunitaria Karibuleo, donde no solo se realiza mediación lectura, sino activaciones artísticas con grupos conformados por los propios habitantes del sector.

“A través de la lectura y de la historia hacemos que nuestros niños y jóvenes se empoderen y tengan una herramienta de cómo enfrentarse con el racismo, el cual no está ausente, sigue presente, tal vez ahora solapado”, expresa Caicedo, quien integra Karibu desde que tenía 14 años y abrigó junto a muchos otros la visión de que se convierta en fundación. “Ahora tengo 40 y me da tanto gusto ver cómo se ha fortalecido. Fue nuestro proyecto y ahora vemos los frutos. Yo pasé muchas situaciones de racismo, pero tuve padres que me enseñaron a enfrentarlo”. 

De allí que a los niños y jóvenes de Karibu los impulsan a continuar y alcanzar metas y sueños, y que ya convertidos en profesionales no se aparten de su cultura y de su gastronomía “que no solo es riquísima, sino que rescata los saberes ancestrales y sabores de la cocina tradicional afroecuatoriana”.

Fotos: Steven Mejía, estudiante de la UNIR en prácticas preprofesionales

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