Logo-UArtes-white

Rectora de la UCuenca, María Augusta Hermida, expuso en congreso desafíos de las universidades del siglo XXI

Tras agradecer por el cálido recibimiento de la UArtes, sus autoridades y comunidad, la rectora de la Universidad de Cuenca, arquitecta María Augusta Hermida, dio también las gracias por pensar siempre en la educación superior y pública. Lo dijo esta mañana durante su participación en la jornada inaugural del I Congreso Internacional de Educación Artística e Interculturalidad, donde expuso sobre los desafíos de las universidades del siglo XXI.

Que la universidad pública permitirá cambiar las cosas y la educación en artes es lo que nos permitirá construir estos sentidos colectivos que tanta falta nos están haciendo en este momento, expresó al reflexionar sobre ¿cómo queremos vivir? “Hoy quiero hablar un poquito sobre esa universidad pública porque creo que es un momento en el que tenemos que dejar de hacer las cosas tal y como las veníamos haciendo, porque esa manera de hacer nos ha traído al momento en el que estamos, que es de crisis generalizada”.

Que es necesario empezar a hacer las cosas de otra forma y empezar a pensar sobre cómo queremos vivir, dijo, reflexionando en la época desconcertante en la que estamos. No significa que en otros momentos de la historia de la humanidad no hayan existido grandes desafíos y también planteamientos o situaciones en las que los seres humanos estaban al límite, “pero ahora estamos en esta época desconcertante, en donde todo lo que hagamos o dejemos de hacer como humanidad incide en el planeta entero. (…) El problema es que estamos metidos en un modo de producción que se basa en el híper consumo en un planeta finito en el que es imposible mantener un modo de producción que se basa en el consumo infinito. Es matemáticamente imposible y, sin embargo, estamos ahí y seguimos ahí”.

La arquitecta Hermida hizo alusión a la pandemia y al confinamiento; la crisis climática, la crisis socioeconómica, las grandes inequidades, la concentración de recursos en muy pocas manos y las grandes mayorías casi como población desechable. También habló de la inteligencia artificial, los datos, la virtualidad, toda la digitalización que ya se viene desarrollando en las últimas décadas, pero en este último año ha tenido un desarrollo exponencial.

Se refirió, además, a los problemas de salud y bienestar generados por este modo de vivir urbano, mayoritariamente sedentario, con comida chatarra. A pesar de que en nuestro país tenemos todavía desnutrición infantil, es impresionante y contradictorio el nivel de obesidad en nuestros niños. El crecimiento indiscriminado de las ciudades que van a ocupando todo el posible suelo agrícola, la falta de soberanía alimentaria, la importación de alimentos traídos desde China y cómo valoramos estas redes locales de distribución. Son algunos de los desafíos que enfrentamos, todos complejos y que tienen que ser abordados de distintas formas.

Necesitamos complejizar el análisis, entender que estos problemas complejos necesitan distintas miradas locales, precisó. “(…) Necesitamos preguntarnos cómo queremos vivir y esa pregunta que parece sencilla no lo es. (…) ¿Y qué pasa con el espacio público? Este debería ser de encuentro, de expresión, de relación con el otro. En Guayaquil he visto muchos casos de espacio público privatizado donde se controla entrada, salida, horario y, obviamente, genera un desencuentro entre la gente, es donde me encuentro con el otro y no con mi propia burbuja. Así como la calidad y pertinencia está en disputa en el sistema de educación superior, así también el espacio público está en disputa”.

Hay que pensar en la gente que habita la casa, los barrios, los espacios públicos, el tejido social que se va estructurando alrededor de los espacios construidos, dijo la rectora de la Universidad de Cuenca. “Necesitamos conocer las realidades de todos los sectores sociales que los ocupan. Desde la academia, lamentablemente, hemos ido tomando decisiones desde burbujas también, enseñamos a nuestros alumnos como si la realidad de nuestro país es compleja y, por lo tanto, la gente tiene que ser copartícipe del diseño de su casa, de su barrio de su espacio público”.

La política pública necesita ser diversa dependiendo del sector al que se dirija. Tiene que, además, liberarse de esa ceguera de clase y de género. Necesitamos repensarlo desde las miradas sociales, económicas, territoriales y espaciales. Todo lo que estamos haciendo en tema de ciudad está equivocado. Aquí entra el tema de las universidades, ¿qué vamos a hacer y más como IES públicas frente a esta realidad? Es fundamental que seamos capaces de proyectarnos al futuro”.

En la Universidad de Cuenca, explicó, se hizo el ejercicio de construir una prospectiva, que es una mirada de cómo queremos el ser en 2050. ¿Qué va a pasar con la universidad ecuatoriana? nos planteamos, porque para que sea como nos proyectamos en 30 años tenemos que ir haciendo los cambios ahora. “Los cambios institucionales en el sistema de educación superior son muy lentos. Necesitamos proyectarnos hacia el futuro y como academia comprometernos con ese futuro. Este se construye y depende de lo que hagamos hoy entonces. Aunque tenemos este panorama complejo con desafíos inmensos, podemos construir escenarios deseables”.

Añadió que dependerá de lo que haga la Universidad de las Artes para saber qué pasa con el arte y la cultura en Guayaquil y Ecuador. Va a depender de los cursos que demos, los proyectos de vinculación que hagamos, de las personas que podamos atraer a nuestras aulas, de la posibilidad de que quienes han llegado se queden.

“(…) Si queremos proyectarnos hacia el futuro hay que repensar todo. Desde 2020 hemos recibido un recorte sistemático que no se ha revertido. Estamos lejos del nivel de ingresos que teníamos en 2019. Cuando hicimos las prospectivas vimos que hacia el 2050 surgen temas fundamentales. Hay una reflexión posCOVID importante: qué pasa con el crecimiento demográfico de nuestro país, qué pasa con las tecnologías de la enseñanza aprendizaje, las grandes brechas digitales, qué pasa con la crisis climática, la internacionalización, la interculturalidad, la igualdad de oportunidades”.

Hermida habló también de la igualdad de oportunidades y se refirió a lo anotado por el rector UArtes respecto a las rectoras mujeres en América Latina. En Ecuador, de más de 60 universidades solo hay 13 rectoras. “En Cuenca durante más de 100 años las mujeres han estado en la universidad abriendo espacios con mucha dificultad desde las primeras estudiante, profesora, investigadora, decana, vicerrectora. Para poder llegar a una primera rectora el mérito es colectivo. Me encanta ser rectora porque es un espacio donde se puede hacer cosas y proyectarse, pero es una responsabilidad gigante y al ser mujer es mayor porque nadie dirá María Augusta fue una pésima rectora, sino que las mujeres no sirven para el cargo”.

Igual sucede con otras minorías, manifestó. “Llegamos porque hay algunas otras mujeres que están sosteniéndonos, ayudándonos en casa. Todavía no hay esa distribución equitativa, tampoco entre hombres y mujeres y las sociedades. Hay mucho por hacer y creo que el futuro, justamente, habla de seguir profundizando en los temas de igualdad de oportunidades en todos. Hemos dado pasos en la Universidad de Cuenca que en este momento tiene un plan de transversalización del enfoque de género, estamos fortaleciendo el tema de la interculturalidad con departamentos de investigación para transversalizar estos conceptos (…)”.

La rectora de la Universidad de Cuenca pidió ver con un cierto optimismo desde la academia si podemos hacer cosas. “Hay que repensar este modo de producción, que tiene que ser una transformación eco social. Tenemos con esperanza seguir construyendo estas miradas y prácticas que nos permitan vivir mejor como seres humanos y seguir pensando en todas las otras especies que cohabitan con nosotros de este planeta”.

Comparte esta nota